Una sentida despedida al padre Miguel Zentner
En una colmada Parroquia María Auxiliadora de Claromecó, se llevó a cabo la misa exequial para darle el último adiós al sacerdote que perdió la vida en un trágico accidente recientemente. La ceremonia fue presidida por el Arzobispo de Bahía Blanca Carlos Alfonso Azpiroz Costa
La comunidad de Claromecó y la iglesia despidieron ayer por la mañana, en una colmada parroquia María Auxiliadora, al sacerdote Miguel Mariano Zentner quien perdió la vida en un accidente de tránsito ocurrido en la noche del último martes.
El velatorio del padre Miguel dio comienzo en la tarde noche del miércoles, en tanto que este jueves una gran cantidad de fieles se acercaron al templo mencionado para darle el último adiós y ser parte a su vez de la misa exequial que fue presidida por el Arzobispo de Bahía Blanca Carlos Alfonso Azpiroz Costa.
Los presentes oraron por él, por la patria y la voz de los cantos de cuaresma para despedirlo se hicieron sentir con sentidas palabras a “un buen confesor que tenía un gran compromiso para con el otro”, tal como lo indicaron algunas vecinas consultadas luego de la ceremonia correspondiente (ver página 3). Una jornada más que especial para la comunidad claromequense, la cual aún sigue impactada por una dolorosa noticia que difícilmente olvidará.
Cabe recordar que Miguel Mariano Zentner en 2019 atravesó un complicado cuadro de salud por una neumonía fuerte, lo que derivó en una internación en terapia intensiva con respirador artificial. Como si eso fuera poco, venía atravesando otro complejo cuadro de salud (tumor) que lo obligaba a viajar periódicamente para hacerse atender. Justamente se encontraba de regreso de uno de esos viajes cuando se produjo el trágico accidente que terminó con su vida.
“Una persona entrañable”
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El Arzobispo de Bahía Blanca Carlos Alfonso Azpiroz Costa, tras la finalización de la misa que presidió, manifestó en diálogo con La Voz del Pueblo que “siempre que fallece una persona cercana, las emociones se ponen a flor de piel porque uno piensa en la propia vida, pero cuando es un sacerdote, el obispo lo vive de una manera muy extraña porque siempre es un hijo sacerdote. Sin dudas, se nos fue una persona entrañable”.
En relación a lo que representa la pérdida de Miguel, agregó que “lo conocí acá en momentos de comuniones y confirmaciones, con su pueblo celebrando las patronales. Hoy (por ayer) se han escuchado los testimonios en una misa más que emotiva. Zentner, un apellido de origen alemán como se le dice cariñosamente acá en la enorme diócesis. Duro, pero dulce por dentro. El último tiempo lo vi muy sereno con su enfermedad, eso lo tenía preocupado y ocupado en su justa medida. No lo vi fuera de control, más bien sereno y con un notable cansancio”.
Mencionó que la relación que tuvo con él fue “muy buena, excelente te diría. Lo recuerdo sonriendo, tenía siempre una sonrisa de oreja a oreja, se ponía colorado porque yo soy mucho de hacer chistes. Él debe ser de los pocos que me los festejaba. Era un niño grande. Tuvimos una iglesia llena, eso habla por sí solo, eso muestra como Miguel se brindó a su gente. Tenía grandes actitudes de corazón, fue un gran ser humano”.
Posteriormente, pidió a todo el distrito que “rece y pida por su descanso en paz con Dios. Miguel intercedió tantas veces por todos, que es ahora a nosotros los que nos toca empujarlo para que el señor lo purifique rápido. Si había alguna cosita por limpiar, solo Dios lo sabe. Le pido a la gente que tenga confianza respecto al futuro, nadie los va a dejar huérfanos. La atención patronal la van a tener, son tres sacerdotes que van a tener que turnarse bajo la dirección del párroco de Tres Arroyos. No hay ninguna comunidad que esté sola. Vivimos el día a día, el hoy del evangelio. Que en paz descanses querido Miguel. Abrazo grande al cielo”.
“Fue una persona comprometida con la comunidad”
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El padre de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos Roberto Buckle también conversó con este diario para referirse a Miguel Mariano Zentner.
En este sentido, resaltó que “todos me han manifestado el cariño que le tenían. Eso es el signo de que fue una persona comprometida con la comunidad. Cuando los vecinos quieren a su sacerdote, es por algo. Ese cariño acá estaba más que presente, no hay dudas de eso. Algunos llegaron a decirme que ahora se sienten ´huérfanos´ por la partida de su padre. Esto es algo fuerte que nos toca vivir y hay que afrontarlo”.
Al ser consultado por la partida de un ser querido, subrayó que “siempre que fallece un sacerdote inevitablemente uno piensa en su propia muerte, es saludable pensar en la propia muerte por lo menos de vez en cuando. Son muchas reflexiones interiores las que se me vienen a la cabeza por estos días por la valoración de la relación que hemos tenido con él, con una amistad de tantos años. Un gran ser humano”.
Sobre el marco que presentó la Parroquia María Auxiliadora de Claomecó, dijo que “hubo 30 sacerdotes por lo menos o más, muchísima gente. Esto es un poco como un resumen de la iglesia de la diócesis, ya que había personas de varias localidades. No es un dato menor. Eso genera lo grande que es el espíritu de Dios y a cuantos fieles llega”.
Por último, dejó un mensaje de aliento a la comunidad claromequense. “Mi acompañamiento es total para todos los vecinos de Claromecó. Como el obispo nos ha pedido a los sacerdotes de Tres Arroyos que acompañemos esta comunidad, aquí estamos firmes. La vida sigue. Me llevo un enorme recuerdo de Miguel y de este día en especial”, concluyó Buckle.
EL DOLOR DE TRES VECINAS CLAROMEQUENSES
“Era mi amigo”
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Elvira Funes, por su parte, se presentó como colaboradora de la Parroquia María Axulidiadora y contó se desempeña allí como catequista y servidora de la comunión.
Desde su lugar, indicó que “siento un profundo dolor y tristeza, es la realidad. Lamento enormemente su partida, fueron 24 años compartiendo momentos buenos, malos y de todo tipo. Pero él siempre estuvo presente, sin importar las circunstancias. Tengo solamente palabras de agradecimiento para Miguel porque ha sido un excelente sacerdote, consejero y confesor sobre todas las cosas. Era mi amigo, jamás lo olvidaré”.
Luego, hizo referencia a que “uno de los sacramentos que le encantaba era el de la reconciliación. Una se iba con el alma limpia tras hablar con él, transmitía paz y serenidad. Además de ser mi sacerdote, era mi guía espiritual. Me llevo los mejores recuerdos de Miguel, por eso le digo un gracias gigante a la vida por haberlo conocido. Que la gente demuestre esa fe en una misa tan llena como la que se vio, fue un gran acto. Se lo merece, se lo ganó”.
Antes del cierre, añadió que “aunque Miguel ya no está entre nosotros físicamente, es importante que todos sigamos trabajando juntos por esta comunidad tan linda que es la iglesia de Claromecó. No hay que aflojar. Él desde el cielo nos va a dar las fuerzas que precisamos para seguir con nuestras vidas, no lo dudo”.
“Una pérdida muy importante”
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María Julia Satini integra el grupo de liturgia y es otra vecina de Claromecó que también se hizo presente en la ceremonia. A su turno, expresó que “es una jornada especial y emotiva para todos acá. Una pérdida muy importante. De Miguel, quedan en mi memoria muchas enseñanzas, nos reímos mucho con él cuando hacíamos las reuniones todas las semanas. Él se divertía y era feliz, lo que siempre decía era que cuando no estemos nosotras, él se iba a ir de Claromecó. Lo más triste es que él se fue antes (conmoción)”.
Definió a este momento como “difícil”, aunque al mismo tiempo subrayó que “la vida sigue, tenemos que seguir hacia adelante. Si bien Miguel no está más físicamente, espiritualmente siempre lo estará. Debemos continuar con la obra de Dios y el legado que él nos dejó…”.
Tras ver la iglesia colmada en su capacidad, indicó que “con todos los sacerdotes, los vecinos y demás se hizo una misa maravillosa. Fue un encuentro con gran carga emocional. Para él, este día (por ayer) tiene que ser una fiesta. A la gente de Claromecó le digo que trate de acercarse más a la iglesia porque es una comunidad hermosa. Necesitamos ser más los que trabajen para la Parroquia porque en definitiva se trabaja para Dios y por el bien común de todos. Todos estamos de paso en esta vida. Los recuerdos quedan, pero físicamente nos vamos…”.
“Siento una tristeza enorme”
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Rosa Reynaud es una vecina de Claromecó que también se prestó al diálogo con La Voz del Pueblo, al término de la misa. “A Miguel lo conocía por venir a la iglesia, compartimos grandes experiencias con un grupo juvenil del cual formamos parte durante bastante tiempo. Fue una persona excelente, un hombre que se prestaba mucho al diálogo y con el cual se podía conversar de cualquier tema. Abierto y amable, un ser humano con todas letras. Siento una tristeza enorme (emoción)”.
No obstante esto, contó que su llegada a la Parroquia se dio en una etapa especial de su vida, justo cuando empezó con un problema de depresión. “Por eso me acerqué a este hermoso lugar a charlar con él, para desahogarme. La verdad es que me ayudó mucho, sentí un gran respaldo de él y de toda la iglesia. Pude salir adelante, jamás me olvidaré de eso”, sostuvo.
A la partida de Miguel la definió como “una gran pérdida, factor en común que por estas horas está sintiendo lamentablemente todo Claromecó. Él siempre estaba para lo que sea, todos los domingos veníamos a la misa, golpeaba la puerta y podía hablar con él, siempre se hacía el tiempo. En ese acercamiento sentí alivio. Si bien no era una gran depresión la que tenía, me ayudó para progresar. Hay que vivir en paz y dar lo mejor de uno, ayudar al prójimo. Me llevo un recuerdo de alegría del padre Miguel”, finalizó.