Con la copa y en la cancha de Quilmes, los jugadores de Blanco y Negro festejan(Agostina Alonso)

Deportes

Blanco y Negro venció a Huracán y es campeón

La Copa de Campeones, a Suárez

23|12|22 09:47 hs.

Rubricando un gran año y ratificando las cualidades que lo convirtieron en monarca del Torneo Oficial de la ATB, Blanco y Negro de Coronel Suárez cerró anoche un brillante 2022 adjudicándose la Copa de Campeones, al ganarle a Huracán 68-60.


En un juego donde ambos equipos se conocen en demasía, y teniendo presente que el Globo había eliminado en semifinales del Apertura, que finalmente terminarían ganando los de Manuel Locatelli, al conjunto de Fabián Gondean, los suarenses salieron decididos a manejar el ritmo del partido. Y rápidamente lo consiguieron, porque con una firme marca (un sello distintivo del ganador), no le permitió un juego claro de ataque al Globo, y sus ofensivas fueron ordenadas. El 12-4 del inicio activó las alarmas en Huracán que consiguió sacar muchas faltas pero convirtiendo sólo 3 de 10 en libres, aunque un mejor cierre le posibilitó la recuperación para quedar a sólo 3 puntos.

Blanco y Negro vio en un abrir y cerrar de ojos como perdía el liderazgo en el tanteador, pero fue fortaleciendo su juego interno con un Matías Quiroga que comenzó a mostrar el camino que lo llevaría a ser la figura del partido. Por el contrario, la arremetida del perdedor, en un buen pasaje de Bayúgar y Goizueta, tuvo un bache en las pérdidas (7 en el cuarto, 17 en total, contra las 10 del rival).

Los primeros 20’ se fueron con un dejo de deuda en el juego por parte de ambos; pero el regreso al largo descanso fue motivador para ver algo más agresivo, con mejor ritmo y más goleo, lo que “contagió” a las pobladas tribunas.

Con apenas 4 puntos de ventaja, los suarense salieron decididos en el último cuarto, y allí encontró su mejor versión porque, salvo tres triples seguidos de Goizueta (que alimentaron alguna esperanza en el Globo), el control de Blanco y Negro fue total en ambos tableros. En el goleo Quiroga siguió activo, y tuvo a un Rodríguez determinante, lo mismo que la movilidad de Gallardo y el orden general que le dio una nueva y merecida copa.