26|03|23 14:28 hs.
Volver, después de tres años, hacerlo en un buen nivel y dándole al equipo todo eso por lo cual lo fueron a buscar, no es para cualquiera. Máxime si estamos hablando de un jugador que ya desanda los primeros años de su cuarta década de vida, aunque para entenderlo hay que tener el firme y claro respaldo de que se trata de un basquetbolista distinto en la ATB, como lo es Gerardo Guzmán.
Entonces, Huracán se ilusiona conque el Negro potencia su andar, y la competencia local que le de calidad a sus torneos. Y las primeras grajeas de lo que puede entregar las exhibió en el clásico que el Globo le ganó a Quilmes, con un Guzmán determinante. “Por ahí fue impensado este regreso después de 3 años; pero a nivel personal me hacía falta hacer algo, me enganché con este grupo joven que ya conocía y eso me incentivó a entrenar día a día, a desarrollarlo con la mayor seriedad posible. La idea no era empezar a jugar tan rápido, pero la motivación me fue llevando a estar desde el inicio del torneo y quizás la necesidad puntual del equipo a disputar tantos minutos en este partido”, destacó un reconfortado pero muy tranquilo Guzmán.
La sensación es que para Manuel Locatelli o la dirigencia de Huracán no fue difícil convencerlo para sumarlo al equipo. “Se fue dando, después de tanto tiempo tenía muchas dudas en lo físico, sabiendo que me había alejado por un problema de salud. Pero con el correr de los entrenamientos me picó una sensación interna especial, me reencontré con vivencias personales especiales”, acotó.
A punto de cumplir 41 años, volver a una cancha es como volver a sentir esa adrenalina y pasión que lo movilizó durante tantas temporadas. “Deportivamente hablando, no siento la edad que tengo aunque me choqué con la realidad en muchas cosas; mi cabeza quedó en la del jugador que terminó jugando provinciales, por eso hay que trabajar para encajar; me costó esa transición pero lo tomé con mucha calma sabiendo que debo hacerlo desde otro lugar, como es el disfrute, algo más relajado, aunque muy comprometido con el proyecto, entrenando todo lo que puedo con el respaldo de mi socio y la gente que nos acompaña en mi trabajo”, valoró.
Seguramente su optimismo le hacía pensar que podía volver en una buena forma, pero hacerlo en la segunda fecha, con tantos minutos y tan buena presentación, superó toda expectativa. “No dejaba de ser un clásico con todo lo emotivo que ello genera; obvio que no era lo hablado con Manolo, que jugara tanto tiempo, pero el partido así lo quiso. Igual, siempre fui tratando de entender que había tiros que no podía tomar, que era más beneficioso habilitar a un compañero, apoyar desde la experiencia, aunque sentí que seguía vivo ese bichito interior de querer ser importante en lo ofensivo”, reconoció.
De afuera se vio que la calidad y presencia en el partido siguen vigente; físicamente está bien aunque, y puede ser lógico, quizás le falte algo en lo más ‘fino’ del juego. “La idea es tratar de transmitir lo que el técnico pida; no es mi obsesión ser el jugador determinante que pude haber sido en alguna época, pero si es necesario intentarlo como hoy, no hay problemas, la voy a tomar. Pero sé que mi función ahora puede pasar por otro lado, porque hay compañeros que están en otro nivel. El equipo está bien, tenemos una media cancha ‘picante’, y los chicos que juegan abajo son fuertes y versátiles. Pero yo voy muy tranquilo, tengo otras responsabilidades personales y quizás en algún momento se haga difícil, pero voy a ir en función de las posibilidades y manteniendo el eje por el cual volví al básquet”, aseguró Guzmán.