03|06|23 14:13 hs.
El odio brota en tus ojos
sacude mi alma
la enreda, la opaca,
la retuerce y la desarma.
Son tan duras tus palabras,
tan hostiles y calculadas.
Tan dañina es tu semblanza
como el terror que me ata.
Con tus gritos yo me hundo
me estremezco, me perturbo.
Me silencio, me acostumbro
me aborrezco y me confundo.
Tu silencio me desangra
Me cachetea hasta la mirada.
Abofetea mi templanza
y hace trizas a mi andar.
Tu indiferencia es tan macabra
Tan perversa y tan planeada
que me anula y debilita
la confianza en mi poder.
Tu presencia me intimida
me domina, me paraliza.
Me inmoviliza hasta las piernas
aunque no las llego a ver.
Tus palabras destruyeron mi autoestima y mi confianza.
Mi raíz y mi añoranza
Mis proyectos y mi red.
Hoy me veo desde lejos
en el tiempo y me reflejo.
Me analizo y me contengo
me pregunto, ¿y yo por qué?
Hoy te veo desde arriba
tu disfraz, tu melodía.
Tu antifaz y tus mentiras
Que ni vos mismo te creés.
Me reencuentro con mi esencia
con el dolor que aún me aqueja.
Con los crueles desafíos
que me puso la vida hoy.
Pero acepto mi pasado,
me hizo grande: hoy me abrazo.
Me vi mil veces hecha pedazos,
Rota, inútil y atada de manos.
Hoy me observo desde afuera
ya más libre, más entera.
Más serena, más inmensa
con más sueños que promesas.
(*) La autora es tresarroyense, licenciada en Comunicación Social y locutora nacional