02|06|19 12:20 hs.
Cada vez que un usuario argentino de Facebook denuncia una publicación, en una oficina de Barcelona un trabajador activa un protocolo: lee el mensaje, evalúa la imagen o el video, el contexto y aplica las “Normas Comunitarias”, un compendio de reglas que definen lo que se puede postear en la red social más usada del mundo.
Son parámetros que regulan temas como desnudez, bullying, abuso sexual infantil, discursos de odio, venta de drogas o de armas, propaganda terrorista, spam y violencia.
“Siento que estoy haciendo algo bueno. Creo que estoy ayudando a establecer un nivel de convivencia digital que te permita seguir disfrutando de las redes”, cuenta un joven ítalo-venezolano que integra el equipo y cuya identidad permanece anónima por su resguardo.
Pero “no todo lo que vemos es siniestro ni feo ni degradante”, aclara.
La gran parte de los contenidos denunciados, al final se terminan ignorando porque no tienen realmente una base válida para proseguir con la denuncia. “Muchas veces se denuncia cualquier cosa, como una foto que salió mal. O que sacó el compañero que está al lado y no me gusta”, agrega el veedor.
Desde este centro y o repartidos en el mundo, 15.000 trabajadores administran la censura online, una tarea polémica y novedosa con la que Facebook hace equilibrio entre la presión estatal de cuidar la seguridad de sus 2.300 millones de usuarios y garantizar el derecho a la libertad de expresión.
La decisión de abrir las puertas de este lugar por primera vez muestra la intención de la red social de trasparentar la toma de algunas de sus decisiones más complejas, después del escándalo de Cambridge Analytica. Los 800 revisores del centro catalán trabajan 38 horas semanales y tienen un salario inicial de 25 mil euros anuales.
Miran cada día hasta 200 posteos sobre memes, pero también decapitaciones o violencia infantil, por eso reciben asistencia psicológica, meditan, bailan y practican yoga.
”Cuando entras a la empresa te preparan para todo esto (decapitaciones, asesinatos, violencia gráfica explícita), te ven psicólogos que deciden si sirves o no en función de si puedes tener algún problema”, explicó un mexicano de 38 años.
Su tarea les permite sentir en tiempo real el pulso de lo que se discute en la red.
En Argentina son “las elecciones y el aborto”, describe un joven y agrega: “Y el feminismo. Sobre esto hay chistes atacando de un lado y del otro. Tenés bullying y muchas denuncias a gente que cuenta historias sobre cosas que le pasaron. Hay gente que denuncia las tapas de los diarios porque no le gustó la nota. Es raro y hasta tonto”. - Télam