17|05|20 19:15 hs.
El constructor y team manager argentino llegó al País del Norte luego del atentado a las Torres Gemelas con “una tarjeta de débito y una de crédito que no funcionaban”. Su abuela le había prestado US$ 400 por si Migraciones le pedía efectivo y pocos días después cerraron la entrada de extranjeros, “nunca fui ilegal” dice. Allí formó una familia, es dueño de un equipo de IndyCar -el Juncos Racing- y logró forjarse un prestigio ganado con honestidad, trabajo y mucho sacrificio. “Cada día arranco pensando en lo mismo: la pasión por los autos”, algo que le posibilitó abrirse camino desde hace 18 años
Todo surgió por haber visto que la pandemia en Estados Unidos había llegado de tal manera que hasta había personas que tomaron decisiones propias para recluirse en cuarentena.
LA VOZ DEL PUEBLO estuvo en contacto con el argentino Ricardo Juncos que vive junto a su familia en Indianápolis; está casado con Danielle y tienen dos hijos, Leandro de 14 y Gabrielle de 5. Es propietario de un equipo de competición de automovilismo en IndyCar y ocupaba a 45 personas en su empresa hasta que se desató el Covid 19.
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Por contacto de Instagram y la comunicación telefónica Juncos le cuenta al diario la forma de su llegada a Estados Unidos en plena crisis de 2001 en Argentina.
Desde aquí se fue un poco desesperanzado en 2002 pero sostiene que “desde chico nunca tuve dudas de nada. De hecho, cada día arranco pensando en lo mismo: la pasión por los autos. Siempre todo lo que hice fue en pos de eso, buscando hacer lo que me gusta y tratar de lograr el objetivo. Nunca la tuve fácil ni en Argentina ni tampoco acá, hay que lucharla todos los días sobre todo en este país donde siempre sos el extranjero. Creo que esto cambió mucho con el presidente que hoy tenemos, sobre todo en estados como este de Indiana, es muy complicado”.
Diferencias
La principal razón de haberse ido de Argentina en 2001 fue la crisis y “la pared de vidrio que me impedía correr en autos. Algo que no lo ves pero que en Argentina se define realidad económica. Para contrarrestarla no podés hacerlo por derecha; mi papá perdió su trabajo en el año ‘83 y nunca más se recuperó por el sistema. Con esto choqué siempre y fue muy frustrante porque corrí Fórmula Renault y Sport Prototipos; yo me equivoqué porque tendría que haberlo hecho en autos de turismo. Vivir solo desde los 18 años y la garra que tenía me demostró que esa experiencia en un país como éste es un arma tremenda. Hoy, un americano de 22 años me pregunta cómo lo hice y le contesto: ‘Tenés que nacer de nuevo y vivir en Argentina’. A qué voy con esto, a que cuando nosotros perdemos todo, arrancamos de vuelta, vuelve a pasarnos y arrancamos de vuelta”.
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Ricardo sostiene que a Estados Unidos se vino “porque Argentina hizo lo posible para que me fuera. A mí me hubiese gustado que esto no ocurriese pero fue así, la vida es un balance permanente. Pero si yo tuviese que arrancar de vuelta no sé si lo haría, fue mucho sacrificio. Hoy, mirando atrás con todo lo que logré en Estados Unidos y me garantizan que va a ser así, no sé si arranco de vuelta. Porque fue tanto el sacrificio que… bueno, lo hicimos y ya está… pasó, es parte de la historia. Pero fue durísimo…”.
Desembarco
La forma en que llegó en 2002 a Estados Unidos fue porque un amigo de la familia, Daniel Díaz, vivía en Miami. La madre de Juncos se había enterado por cruzarse con la de éste en un barrio de los más pobres de Corrientes, el Pujol “el más temido porque tenía varias villas alrededor. Ahí vivimos en el ´90 cuando mi familia se fue allá porque mi padre había conseguido trabajo en la planta de Quilmes hasta que yo me volví a la capital cuando terminé la secundaria”.
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Su llegada a Miami fue porque “había podido comprar el pasaje de avión y no tenía más plata… sólo una tarjeta de débito y una de crédito que no funcionaban. Fue después de las Torres Gemelas y a la semana cerraron la libre entrada al país, tuve suerte, nunca fui ilegal. Me habían aconsejado llevar algo de dinero por si me pedía Migraciones… La única que tenía algo era mi abuela que me prestó 400 dólares con el compromiso de devolverlos. Nunca me pidieron nada y cuando llegué al aeropuerto me fue a buscar el hijo del socio del patrón de mi amigo Daniel, me llevó a la casa y me consiguió mi primer trabajo en Estados Unidos, en una carpintería”.
Su vuelta al automovilismo en el País del Norte se dio porque una persona le dijo que Emerson Fittipaldi vivía en Key Biscayne. Entonces todos los días le pedía el celular a su amigo e iba llamando a los Fittipaldi que figuraban en las páginas amarillas”
Hasta que dió con la oficina Christian Fittipaldi y le pasaron el contacto de su manager Fernando Páez y el de Cristiano Da Matta. “Me citó en el restaurante Tutto Pasta el día de mi cumpleaños -14 de marzo del 2002-, le conté con cierta bronca lo mío en Argentina y en un momento me dijo: ‘Tenés 27 años, no hablás inglés, no tenés un peso, no conocés a nadie ¿y vos querés correr en auto?’. Pero no te preocupes porque en este país nunca se sabe, las oportunidades aparecen cuando menos lo pensás. El secreto es estar siempre listo’”.
El karting y el Juncos Racing Este manager es quien le consigue una entrevista con Christian Fittipaldi y su socio que tenían un equipo de karting en Miami para hacer de mecánico o lo que fuera. En esa reunión se da un entredicho entre el socio de Fittipaldi y el manager porque no querían contratar argentinos por “ladrones y mentirosos”. En vista de esto Ricardo se ofrece trabajar: “lo único que le pido es una oportunidad. Dos semanas a prueba, no me tienen que pagar un peso”, así que dejó la carpintería. Comenzó a trabajar como mecánico -en marzo de 2002- hasta llegar a ser el team manager en el equipo Fittipaldi Racing Kart y en septiembre de 2003 arranca el Juncos Racing.
Un poco forzado por dos de sus clientes, un español y un colombiano armó su equipo y fue en diez minutos, con treinta dólares y computadora de por medio. El trámite lo hicieron en pocos minutos, fue al banco, pagó los Tax anuales; “literalmente en diez minutos armamos la empresa y fue en septiembre de 2003. Con ahorros y con dos buenos pilotos -uno de ellos era Spencer Pigot- comenzamos la experiencia. Con lo que yo sabía técnicamente sumado a lo conductivo fui haciendo mi propia escuela. Caminaba el circuito, les hacía el mapeo, les hablaba y preguntaba; aprendí mucho y entre 2003 y 2008 ganamos veintinueve campeonatos en total en diferentes edades, categorías y regiones”.
“Yo tuve mucha ayuda de la gente hasta lograr tener mi crédito y comprarme primero un camión, después un tráiler. Arranqué con un Honda Civic coupé y poníamos el karting en el baúl que iba abierto y fuimos a la primera carrera ganando por muerte”.
El cambio de rumbo del Juncos Racing se da en el 2006 cuando el padre de uno de sus pilotos de karting le propone saltar de categoría comprando un Fórmula Renault 1600. Allí Juncos pasa a ser no sólo prestador de servicios sino además coaching y asistencia en pista de pilotos, tener más de cuarenta clientes de karting y fabricar chasis con marca propia. Hasta llegar a debutar en la Pro Mazda en 2009 con una estructura mayor: “Uno de mis clientes me compra un camión y trailer tremendo, que yo iba pagando con servicios, mientras tanto comía arroz y fideos. Ese año terminó siendo el equipo más ganador con Peter Dempsey como piloto y perdiendo el campeonato en la última carrera”.
En 2010 logra independizarse, comprar una estructura propia de autos y con Conor Daily como piloto gana el primer campeonato -repitiendo con Spencer Pigot en 2014, Víctor Franzoni en 2017 y Rinus VeeKay en 2018-.
En 2015 y luego de ganar Pigot el campeonato de Pro Mazda “su padre consigue un inversor para comprar un Indy Lights que vale fortunas, y se suma Kyle Kaiser con otro auto. De esa manera Pigot gana el campeonato en 2015 y Kaiser en 2017, de allí caemos en la IndyCar. Esto es un poco la historia resumida” forjada por alguien que de la honestidad hizo su moneda de cambio y le sirvió para establecerse.
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Proyectos: Canapino, Pechito López y River
El proyecto de tener argentinos corriendo en su equipo siempre ha estado; “yo tengo varios que han corrido. Pero el proyecto de 2019 con Cadillac lo hizo posible, en mi cabeza estaba Pechito López o Agustín Canapino. El tema es que a Pechito no lo dejaban las fechas de la Fórmula E y Agustín Canapino es piloto Chevrolet en Argentina, nosotros somos Chevrolet en IndyCar y Cadillac es General Motors. Cuando hacemos el famoso test del simulador, Agustín la rompió y quedaron todos con la boca abierta hasta él mismo. No fue fácil porque desde argentina tuvieron que juntar la parte para hacer cada piloto su carrera. Pero bueno, fue un sueño porque no es que trajimos a cualquiera, era Agustín Canapino, Olimpia de Oro, campeón de TC, el mejor de Argentina en ese momento”.
“Millonario” de alma A pesar de ser el automovilismo su pasión y seguirla a muerte, a un auto de competición poco se sube; “es que todo es muy intenso. También está mi familia, mi hijo juega al fútbol y yo estoy metido mucho en eso”.
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“Leandro ha estado haciéndolo desde los 4. Jugó en Barcelona porque vinieron a Estados Unidos e hicieron unos veinte campus y seleccionaron setenta chicos de distintas edades y uno de los de la clase 2005 fue él. Esto hace dos años atrás, fuimos a Manchester City representando al Barcelona después fue a River. Ahora juega en equipos de acá y ahora lo tengo metido en lo que va a ser River en Estados Unidos, una filial que armamos y se llama Grand Park Sports Campus en Indiana y el sitio es https://riverplateindiana.com/ metete ahí y fíjate un poco todo lo que hicimos”.
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Donald Trump, el racismo y el Covid-19
A Juncos le preocupa saber “que la humanidad está en manos de estos tipos”. Por decisión propia, su familia, desde fines de febrero, y el taller a mediados de marzo fueron cerrados. En cadena nacional el presidente dijo que era “una mentira de los chinos” y ahora tenemos miles de muertos
Ricardo Juncos reconoce que en muchos aspectos la situación que hoy se vive en EE.UU. mucho tiene que ver con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. Porque con la asunción de “este presidente, que es extremadamente racista y se expresa de la forma que se expresa y lo dice mucha gente que lo sentía y estaba oculta ahora se manifiesta. Uno no deja de ser el inmigrante, el de afuera y no te la hacen fácil. Pero bueno para mí sigue siendo el saldo positivo cuando lo comparo con Argentina por lejos”.
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Este mundo de la estabilidad en la que él vive -al menos financiera y comercialmente- aún en esta crisis también afecta a los americanos.
Acá destaca Ricardo que la misma persona que está en contra del inmigrante “pero que trabaja para mí, no mezcla las cosas, no deja de cumplir con lo suyo. Trabaja, entra puntual, es cortés, responsable, el sistema funciona en ese sentido y eso es lo bueno que tiene este país. Es increíble, el reglamento está por encima de todas las cosas; el sistema es tan bueno y el nivel de honestidad es muy grande. El tipo te va a decir en la cara ‘no me gustás’ pero no se va del sistema, podés confiar igual, cosa que en Argentina no podría, porque es lo contrario”.
Faltos de seriedad
Ricardo Juncos reconoce que en EE.UU. “nunca se tomó en serio esto del Covid-19; hay gente que todavía sigue diciendo que esto es todo mediático. Acá el 7 de marzo el presidente Trump salió por cadena nacional diciendo que esto era una mentira de los chinos, que como mucho iba a haber 20 casos y se mató de risa. Por eso en este país hay mucha gente que cree eso e idolatra a Trump, por eso ocurren estas cosas y así estamos con tantos contagiados. Nunca se tomó conciencia de eso, nosotros desde el 1° de marzo estamos parados por forma privada nuestra. Mi mujer Danielle y yo, sacamos a los chicos del colegio inmediatamente a fines de febrero porque tengo parientes en Italia y España y sabía cómo estaba la situación. En tanto el taller desde mediados de marzo está cerrado, todo el mundo en sus casas desde ahí, tuvimos que cumplir con la ley de mantener a todo el mundo empleado hasta el 14 de abril. O sea que todo el mundo cobró hasta esa fecha sin trabajar y a partir de ahí supuestamente el Gobierno te daba dos meses y medio de ayuda cumpliendo un montón de requisitos. Yo ahora tengo ocupadas a siete personas más mi señora y yo pero normalmente son 45. Estamos en situación crítica porque desde enero que no entra plata…”.
El futuro En cuanto a su pensamiento con respecto a esta pandemia Juncos piensa que “hay un antes y un después. Me parece que la gente va a cambiar. Es preocupante porque en líneas generales los países estamos en manos de quien estamos. Como puede ser que en 2015 tipos como Bill Gates, que son visionarios, muy inteligentes, te plantean un panorama cien por ciento calcado de lo que está pasando hoy y nadie lo escuchó. Entonces o él es muy inteligente o quienes gobiernan muy tontos pero en definitiva hay cero pro acción. Siempre pensé que ser presidente de un país requería ser una persona muy especial, muy inteligente, algo para pocos y me doy cuenta que dejan bastante que desear. Es preocupante saber que la humanidad está en manos de estos tipos –algunos en particular-, que tienen como talento el lavarle la cabeza a las grandes masas. Esto en el caso particular de mi profesión nos va a obligar a armar todo un protocolo en el taller para trabajar en próximos días. Habrá que ver cuando llegue la vacuna y creo que habría que inmunizar a toda la humanidad. Después vendrán otras enfermedades, ahora ha llegado una abeja gigante que mide de tres a cinco centímetros. Es un depredador de abejas y colmenas pero viene de Asia y ha llegado a Estados Unidos o en barco o en avión pero la han traído, pero si te pican dos literalmente te mata. Son extremadamente venenosas y como llegó esto lo hizo el coronavirus por eso estamos muy complicados”.