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Tres Arroyos, MIÉRCOLES 01.05.2024
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Lo importante es la obra

Como es de público conocimiento durante los días pasados se ha levantado un auténtico revuelo sobre el manoseado tema del Polideportivo. No pensaba intervenir, pero dado que la profesora Sara Gundesen tuvo la gentileza de acordarse de mis gestiones (lo que nadie había hecho hasta hoy) es que me veo en la obligación de comentar lo realizado al respecto.

El motivo de esta nota es aportar mayor claridad sobre el tema, ya que en mi carácter de vicedirector del mencionado establecimiento fui comisionado en 1998 (19 años atrás) por la profesora Recalde en su momento para dilucidar la maraña de dimes y diretes, idas y venidas, trámites, presentaciones varias y demás etcéteras que envolvían (¡y envuelven!) a estos terrenos. De antemano pido disculpas por la extensión, pero lo creo necesario.

En esa oportunidad viajo a la capital federal y me entrevisto con el señor Isidoro Burnisen, funcionario de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Educación de la Nación, quién ya había actuado en gestiones anteriores sobre el mismo tema. Me informa que el problema radica en que los terrenos asignados al Colegio Nacional en la avenida Belgrano al 2000 en adyacencias del Golf Club, no habían sido incluidos en el Anexo I de la Ley de Transferencia Educativa Nº 11.524 que detalla los bienes que la Nación transfería a la provincia de Buenos Aires. En esa oportunidad, ya me hace mención que hay otra institución de Tres Arroyos detrás de los mismos bienes cosa que informo de inmediato a mi superior jerárquico, la profesora Recalde.

En vista al problema de fondo, al otro día me traslado a La Plata donde me entrevisto con el doctor Julio Moras, a la sazón asesor letrado de la Dirección de Propiedades de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia, quién me dice que es posible incluir dicho bien al mencionado Anexo, para lo cuál necesita una nota de Nación donde reconozcan la no inclusión por error. Vuelvo a la capital, pido la nota y vuelvo con ella nuevamente a La Plata.

En el momento, el doctor Moras inicia un expediente (Nº 5847-2214547/98) para solicitar la inclusión de los terrenos y ser efectivamente trasferidos a la órbita de la provincia de Buenos Aires. El mencionado funcionario me dice que no le extraña para nada la exclusión del bien, ya que el proceso fue absolutamente inadecuado, considerando que «a la documentación de las escuelas la trajeron en un camión volcador y la tiraron en el patio de la Dirección General». Literal.

Por gestiones anteriores (mencionadas por Sara Gundesen y Rafael Soriano), en la Provincia circulaban distintos expedientes:

– Nº 59056/75: donación de los terrenos de avenida Belgrano al Colegio Nacional

– Nº 2402-3420/94: incluye proyecto del gimnasio

– Expedientes municipales Nº 5003-H-93 y Nº 4678-E-93 referidos al tema

Todos ellos, estaban incluídos en el expediente Nº 5846-267863/95, en el cual está la solicitud de traspaso de los terrenos de Belgrano al municipio y el municipio cede los adyacentes a la Terminal.

En La Plata, e ignoro por qué le cambian el número a Nº 5847-1335284/97. Pero además siguen su curso el 2402  en Propiedades como permuta, y el 5847 en la Dirección de Educación Media, Técnica y Agraria, como donación.

El 8 y 9 de mayo de 2001 viajo nuevamente a Buenos Aires y La Plata y llevo personalmente la documentación desde Nación a Provincia para que sea firmada por el entonces director general de Cultura y Educación, licenciado Bordón. El encargado de todo ese trámite interno fue el profesor Mario Carpinetti, quien en ese momento era el vicepresidente del Consejo General de Educación de la Provincia.

El documento fue firmado efectivamente, a principios de diciembre de 2001, y los terrenos originales pasaron a la Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires como resultado directo de los trámites que personalmente llevé a cabo.

Con fecha 3-4-02 y por indicación de mi superior, elevo el detalle de lo actuado incluyendo todo lo mencionado, al entonces presidente del Consejo Escolar, profesor Jorge Damiani, ya que a su despacho habían llegado el 18/5/01 cuatro expedientes municipales juntos desde la Dirección de Propiedades:

– Nº 1900-D-88 ; Nº3236-M-88; Nº 2063-G-88 y Nº 405-D-93

Es evidente que alguien, en algún momento y lugar, separó quién sabe por qué al expediente Nº 5847-1335284/97 y aparecen sellos de otro, Nº 5003-H-93, y fojas del Nº 4678-E-93.

Esa fue mi última intervención en el tema. En el establecimiento constan copias de todo lo actuado y luego las tratativas las siguieron mis superiores.

Las gestiones se encaminan y surge la posibilidad de realizar la pista de atletismo, tema conversado con el profesor Luis Serra, los docentes del área de Educación Física de la escuela; idas, venidas, que sí, que no, gente a favor, otra en contra, etc., hasta que se logra la obra con la sola intención de nuestro lado: que los alumnos contaran por fin con un espacio para practicar atletismo.

Llega la época electoral y en la propaganda de las obras realizadas, vaya a saber a quién se le ocurre incluir a lo realizado en el predio como «pista de atletismo municipal» (o algo así). El revuelo interno fue tal que hasta algunos tuvieron la idea de meterme en el problema acusándome de ser parcial con el Movimiento Vecinal, reavivando los incendios y las recriminaciones de aquellos que siempre soñaron con el gran cartel de propiedad exclusiva.

Luego, contraje una grave enfermedad que me obligó a retirarme de todas mis actividades hasta mi jubilación.

Por eso están los recelos, la falta de claridad en cuanto a la propiedad, la intervención en su momento de inspectores y altas autoridades educativas locales, entre otros, que evidentemente hasta ahora no han solucionado el problema de fondo, siguiendo con las inexactitudes en los procedimientos sin nadie que laude definitivamente sobre la cuestión.

Con todo esto, quiero ratificar lo que dije innumerables veces: ¡lo importante es hacer la obra! Para que los chicos tengan un lugar que legítimamente corresponde a la institución, pero que no puede realizar la obra per se por toda la maldita burocracia que tenemos en este bendito país, las mezclas de intereses, personalismos, rencores pasados, adjudicaciones erróneas, electoralismos estériles y demás etcéteras.

Señores, hagan la obra, siéntense a ver cómo distribuirán horarios y responsabilidades y que los alumnos de la Media 2 tengan su lugar y que se pueda desarrollar un centro para educar para la alta competencia deportiva, ambas cosas de vital importancia para la ciudad. Dejen las mediocridades de lado, y tengamos la fiesta en paz.

 

Carlos R. Cuestas

(*) Ex vicedirector de la Escuela de Educación Media N°2

 

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