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Al ingresar anoche al Museo Mulazzi, las melodías del cuarteto de jazz tradicional dieron la bienvenida en los minutos previos a la presentación del libro «18 Conversaciones de un lector». Belén Altamirano en clarinete, Ariel Insúa en saxo, Emanuel Monte en piano y Willi Ochoa en contrabajo, generaron un ambiente especial para empezar a compartir un encuentro con el autor Diego Jiménez y la editora literaria Diana Arias.
La sala mayor estuvo colmada. Un muy merecido acompañamiento a quienes trabajaron, pensaron y crearon hasta llegar a la publicación que reune 18 entrevistas a personalidades de perfiles y disciplinas muy diversas. «Es todo producto de hijos de este pueblo», destacó Diego Jiménez al evaluar las características del equipo que hizo posible el libro.
La presentación se produjo en la modalidad de entrevista. En este caso, al autor le tocó cambiar de rol y ser el entrevistado. Diana Arias realizó preguntas que permitieron conocer sus pensamientos, preferencias y reflexiones.
Primero hubo un momento de agradecimientos a Sonia Finocchio, directora del Museo Mulazzi, al intendente Carlos Sánchez; a las prologuistas Adriana Etcheto y Silvia Reneé Arias; al diputado Pablo Garate, quien «desde un principio se sumó a este sueño»; a la diputada provincial Rosío Antinori, «que creyó en nosotros»; así como a «la gente de Tres Arroyos y a empresas» por su buena predisposición.
Experiencias
Diego Jiménez respondió sobre el vínculo con los libros en la infancia, «un lugar donde uno se puede refugiar para tomar energías y salir adelante». Habló de una carta de lectores que envió al diario cuando tenía 18 años, la primera vez que vio su nombre publicado debajo de un escrito; «tengo 44 años y en La Voz del Pueblo siempre me recibieron, nunca me dijeron que no a un párrafo o una palabra», afirmó.
Dejó en claro su prioridad de «respetar al lector», que no implica «decir lo que quiere leer o escuchar». Hacerlo desde el punto de vista de «lograr que encuentre un párrafo bien armado» y que la escritura contribuya en hacer placenteros los minutos que dura la lectura de un artículo.
En el diálogo con la editora literaria, describió el origen de las entrevistas que se publicaron en el diario. «Es necesario realizar un estudio previo de la persona con la que se va a charlar, para no hacer el ridículo y por la envergadura de las personalidades. Luego trasladar el material para los lectores que los domingos quieren un espacio para reflexionar».
Valoró y luego reiteró la «excelente disposición de todos a ser entrevistados por alguien desconocido», con una situación particular con Tomas Abraham, quien accedió luego de un tiempo. «Me gustó la sencillez y la increíble humildad de gente con un talento enorme», indicó.
¿Cuáles son sus conversaciones favoritas? Mencionó al economista Juan Carlos De Pablo; María Kodama; Mario Bunge, «el filósofo más importante de la Argentina»; el arquitecto tucumano César Pelli; y el también reconocido arquitecto Justo Solsona. Fue consultado también sobre la experiencia que le dejó el intercambio con dos educadores: Luis Pedro Barcia, lingüista, profesor e investigador universitario; y Guillermo Jaim Etcheverry, médico, científico y acádemico que se desempeñó como rector de la Universidad de Buenos Aires.
Consideró clave «lograr empatía con el otro, conectar para que diga algo». Entre las figuras de la historia, en un ejercicio imaginario de viajar por el tiempo, indicó que le gustaría conversar con Domingo Faustino Sarmiento, a quien definió como «un hacedor, un hombre polémico. Soy fanático de Sarmiento»; y con John Fitzgerald Kennedy, presidente «en un momento muy interesante de la historia de Estados Unidos. Un hombre que nació con muchos privilegios y cuya evolución ideológica lo fue llevando a estar del lado de los menos favorecidos».
Entre los protagonistas de estos tiempos, comentó que sería para él muy interesante poder estar mano a mano «con todos los presidentes, pero en funciones. Me interesa la persona detrás de la investidura».
Su padre Luis, ya desaparecido físicamente, formó parte de sus palabras. «Un lector voraz», señaló. Y si bien no tuvo la oportunidad de leer los artículos, «es gente con la cual le hubiera gustado conversar. Se crió con libros de Julio Verne, Emilio Salgari, Dumas».
Antes del espacio para las preguntas de los asistentes, Diana Arias observó que luego de charlar con Stella, la madre de Diego; su hermana Amparo; su esposa Inés; pudo concluir que es «apasionado» por lo que hace. «Ha sido un placer entrevistarte», expresó.
A través de Editorial Dunken, «18 Conversaciones de un lector» está a disposición de los lectores. «Esto es de Tres Arroyos. No es de nadie más. Puede salir bien o mal, la diferencia es entregarse al cien por ciento», manifestó el autor. Pusieron en común el resultado del trabajo, la concreción de una idea que ayer fue apreciada y valorada en el Museo Mulazzi.
