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Murió «El Hache» Alonso, uno de los barrabravas más temidos

BUENOS AIRES.- Era una leyenda de la barrabrava de Estudiantes: Ángel Omar «El Hache» Alonso. Estaba internado en La Plata desde hacía alrededor de dos meses por una infección intestinal y además estaba luchando con el duelo de la muerte de su hijo «El Pipi», quien falleció en la toma de terrenos de Los Hornos. 

No todos se convierten en «leyenda» por algo bueno, de hecho este personaje era todo lo contrario a su nombre, estaba orgulloso de ser considerado un delincuente. 
Estuvo preso en varias ocasiones y en su cuerpo llevaba varias cicatrices de los distintos impactos de bala a los que sobrevivió.
Seguramente los hinchas del «Pincha» recordarán un episodio que tuvo lugar en marzo de 1995.
En medio de un fuerte enfrentamiento por el control de la barra, Pablo Prado lo encontró en el pasillo del micro que los trasladaría hacia Tucumán y lo baleó con al menos cinco disparos.
Increíblemente, sobrevivió, y solo dos meses más tarde ya estaba en pie y con deseos de venganza. Esperó a su enemigo en un kiosco y en cuanto lo vio, comenzó una balacera. 
Prado salió ileso, pero Carlos Benini, un taxista que no tenía nada que ver con el conflicto fue asesinado. Por ese homicidio lo condenaron a catorce años de prisión, pero en el 2001 salió con libertad condicional.
«Para la sociedad soy eso, un asesino. Yo me considero delincuente, y sé que ante la sociedad es mala palabra, pero entre nosotros quiere decir ser derecho, tener códigos, no especular. Yo digo con orgullo que soy delincuente», señaló en una entrevista con Perfil.
La libertad no le duró mucho, ya que tres años más tarde volvió a ser detenido en posesión de drogas lo que le sumó un año y tres meses de prisión a su pena anterior. 
En el 2009 recuperó su libertad, pero en abril del siguiente año lo acusaron del homicidio de un policía en la estación de trenes. Meses después fue sobreseído.
Él sabía que siempre estaba al filo de la muerte. «Quiero que me maten así dejan a mi mujer tranquila. Pero antes de que me maten, voy a arreglar todos los problemitas que tengo. Y los gatos de los que hablo ya saben que es así. No me suicido porque me quiero ir con Dios y dicen que los suicidas no entran al Reino de los cielos», sentenció. 
En abril del 2011, cuando estaba viviendo en Formosa, salió con su auto y atropelló y mató dos hermanitos de 2 y 3 años. Volvió a estar preso hasta junio del 2014, pero nunca llegó a ser juzgado por esto. 
Desde hace varios años había vuelto a vivir a La Plata, pero ya no se acercaba por la nueva cancha de Estudiantes. (Publicado por Crónica.com.ar) 
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