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El relato de uno de los guardavidas que socorrió a Abelleira: «No le sentí signos vitales»

En la tarde de ayer se registró una trágica situación en la costa de Claromecó, donde el tresarroyense Martín Abelleira, empresario de 42 años de edad propietario de la Zinguería Martín, falleció tras ahogarse mientras navegaba en su lancha junto a familiares, a unos 900 metros de la línea costera, a la altura de la bajada del Náutico. Gonzalo Barrios es uno de los dos guardavidas que asistieron a Abelleira, una vez que un vecino a bordo de una moto de agua, en una valiosa intervención, logró llevar la lancha hasta la costa.  

En diálogo con este medio, Barrios hizo un relato de cómo sucedieron los hechos, con la importante aclaración de que la situación fue dramática y que existe la posibilidad de que se le hayan escapado detalles, sobre todo en cuanto a los tiempos que se demoraron en cada una de las secuencias. 
En el inicio, contó que se encontraba en la zona de la bajada del Náutico junto a otro colega guardavida y sus parejas. “Eran aproximadamente las 15.30 horas, y estábamos en el límite de la zona de baño y la bajada náutica. Vimos que había una lancha a media milla náutica, a unos 930 metros aproximados. No se veía movimiento en la lancha, estaba el mar muy tranquilo, con viento norte y un sol fuerte”.
Agrega que en cercanías de la lancha había una moto náutica, para el lado de la rompiente. “De repente unas veinte personas que estaban en la orilla comienzan a gritarle al conductor de la moto de agua, que estaba concentrado en su actividad y tarda unos dos minutos en escuchar que lo llamaban. Se acerca a la orilla, dialoga con ellos brevemente y sale para el lado de la lancha”. 
El guardavida detalla que el jet ski «demoró otros dos minutos, o quizás un poco menos», en llegar hasta la lancha y subirse. Detalla que unos cinco minutos después notaron que el conductor de la moto remolcaba la lancha con un cabo hacia la orilla, y que hasta ese momento no habían notado la presencia de tripulantes. “Estarían abajo, en el piso de la embarcación”, explica. 
Agrega que “cuando se está aproximando a la costa la gente corre hacia allí gritando. Escuchamos que le estaban haciendo RCP así que con mi compañero dejamos nuestras cosas y corrimos hacia ahí. Estábamos a unos 50 metros, llegamos y había una persona que no tenía pericia para hacerle las maniobras. Le aconsejamos sacar a la persona a tierra firme, porque lo estaban intentando reanimar en un rincón del piso de la lancha”. 
Cuenta que con la ayuda de los presentes llevaron a Abelleira a tierra firme, y allí comenzaron con los ciclos de RCP, “sin hacerle insuflaciones porque vomitaba líquidos constantemente. Lo poníamos en posición lateral y reiterábamos la maniobra. Hicimos tres ciclos de RCP cada uno hasta que lo subimos a una camioneta que nos llevó hasta la calle, donde hicimos el trasbordo a la ambulancia, y los médicos continuaron con el RCP”. 
Barrios lamentó que “no contábamos con ningún elemento, no teníamos más que las manos. Lamentablemente el hombre había pasado mucho tiempo en esa condición, y cada minuto que pasa va en desmedro de la vida”. 

En la ambulancia del centro de salud continuaron con las tareas de reanimación

Consultado sobre el estado en el que estaba Abelleira una vez que llega a la costa, aclara que en ningún momento sintieron signos vitales. “Las maniobras que le hicimos generan que las cavidades expulsen el agua que había ingresado, por el efecto de la compresión. Pero le hicimos estímulos periféricos centrales, apretando en diversos puntos, pero él no tuvo reacción en ningún momento, no denotó signos de vida”, aclaró, y agregó que “el pulso carotideo no se lo tomamos porque con el movimiento del RCP es imposible, te confunde. Y el pulso radial yo no lo sentí. Hubo una enfermera a la que no le pude prestar demasiada atención por la dinámica del momento y dijo que se lo sintió levemente, pero yo no se lo sentí”. 
Consultado sobre la presencia de un menor de edad en la lancha, el guardavida contó que no lo puede confirmar. “Había mucha gente y muchos vehículos cerca de la orilla, así que no lo pude ver bien hasta que no llegué al lugar a socorrer al hombre. Solo lo vi a él”. 
Agrega que una vez que el hombre fue trasladado en la ambulancia pudo dialogar con una mujer de su entorno, que le informó que Abelleira se descompensó dentro de la lancha y que ella le había realizado insuflaciones cuando aún estaban en el mar, pero que por lo traumático de la situación no pudieron entrar en detalles.
A título personal, y buscando las causas que pudieron motivar el trágico desenlace, el guardavida analizó que “el agua estaba helada. Quizás el hombre se acalambró y tragó agua. Era un horario cerca del almuerzo y si había comido esas condiciones son un caldo de cultivo. El sol estaba fuertísimo, y esos cambios termodiferenciales impactan de forma automática sobre el cuerpo, pueden ser muy peligrosos”.
Por último, Barrios comentó que es la tercera vez que le toca realizar un RCP fuera de temporada. “No digo que con una guardia esto no hubiera pasado. Pero en una apreciación personal creo que de haber habido una moto de guardavida podríamos haber llegado antes. Es solo una estimación porque no lo puedo asegurar. Diez minutos sin oxígeno es algo irreversible, podemos hablar de supuestos pero son apreciaciones personales”, finalizó. 
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