Con respecto a esto expresó que “en realidad es la primera vez que me toca ser jurado y tengo que destacar –dice emocionada- el trabajo de la gente o el compromiso social que tienen. En todas las carrozas que se presentaron nos dimos cuenta las tres jurados que esto se llevó a cabo por el compromiso de la gente. Porque se notaba muy bien que todo esto era hecho muy a pulmón. Sobre todo en las carrozas de los clubes, de los barrios, porque había varias que los representaban. El tema que habían planteado desde la organización era que el mensaje tuviera que ver con al agro y con las actividades agropecuarias de la zona, del distrito y la región lo que la mayoría lo respetó haciéndolo central. 

En el caso de la que decidieron que tuviera el primer premio -la de Caminemos Juntos- “se notaba mucho, primero el compromiso social. Yo en realidad no conocía en profundidad el trabajo de Caminemos. Tenía una noción de que es una ONG que está focalizada en la atención en la discapacidad o en la del trabajo por personas con capacidades diferentes». 

«A primera vista, las tres personas que conformábamos el jurado sin haberlo conversado previamente después de haber recorrido todas coincidimos en que realmente era la carroza que se merecía el primer premio. Por muchos motivos, porque a veces uno mira la carroza y no ve el trabajo y todo lo que hay detrás de la carroza. Detrás de la gente que hace la carroza. En realidad a mi me resultó muy placentero y gratificante hablar con la gente, con los grupos que armaron cada una». 

«En el caso de Caminemos Juntos se notaban varias cosas. En primer lugar el compromiso social que ellos tienen con los asistentes al Centro de Día. Cómo estaban los chicos integrados, porque ellos te lo contaban y cuando se dieron cuenta que nosotras éramos del jurado inmediatamente pedían a las docentes o a las personas que estaban a cargo que les pusieran los tractores que habían hecho con cajas grandes para poder mostrarlos en movimiento. Un compromiso maravilloso y se nota cómo los chicos están integrados al trabajo en grupo, cómo están contenidos. Porque ellos eran los que explicaban cómo la habían hecho. Todo al más mínimo detalle”. 

Vos me contabas de otras carrozas, por el detalle de las mismas. “Sí, fue el de Tres Arroyos Dona Médula. Esa carroza en realidad escenográficamente si uno la analizaba tenía una presentación muy minimalista. Pero la idea, lo que nos llamó la atención es la fusión que hicieron o el paralelismo que pudieron establecer entre el tema de los sembrados, de la cosecha de trigo y el lema de la institución». 

«Ellos hacían mucho hincapié en el sembrar vida, el sembrar esperanza. Hicieron la analogía porque habían armado como un campo de cultivo donde estaban las semillas para ser sembradas y estas eran gotitas de sangre haciendo hincapié en que esto de la donación de sangre sirve para poder donar médula. Y en el otro sector del carromato estaban las espigas ya formadas que en lugar de granitos de trigo eran gotitas de sangre y uniendo esos dos focos visuales una de las participantes que regaba el campo de cultivo y en lugar de agua salían gotas de sangre». 

«Ellos nos explicaban también que esta era la continuación de la del año pasado que tenía que ver con la importancia de la donación de sangre que es el primer paso y este era el segundo paso. Eso me pareció genial, la idea muy bien pensada y la relación con lo anterior”. 

Y después el tercer premio también porque era la carroza que armó el Patín Club del Club Sportivo Olimpo. Ahí se notaba “el trabajo de toda una comisión, había chicos, había padres, gente de varias edades. Mucho detalle, eso da cuenta de lo que habían trabajado en forma sostenida durante mucho tiempo Porque en realidad uno de los ítems que nos dio la organización para evaluar era la calidad y cantidad de trabajo. Esa carroza que representaba una pulpería cumplía con eso. Había como varias escena en una sola, un paisano con un arado de reja, luego una china amasando tortas fritas y empanadas y después en último lugar estaba la pulpería pero con mucho detalle escenográfico. Era como una especie de teatralización de la vida cotidiana de la gente de campo”. 

“Después ya te digo otras carrozas que por ahí no cumplían con todos los ítems pero se notaba el trabajo en equipo, el compromiso social, el sentirse parte de la fiesta y querer participar. Había una carroza, la del Deportivo Central, que estéticamente capaz que no llamaba tanto la atención pero lo curioso era todo lo que había detrás de eso. Tomaba la tarea de una escuelita de fútbol que está en la zona de Los Ranchos, de la Escuela de la Virgen de Luján. Y todo lo que contó una de las señoras que había participado de la carroza tiene un trabajo social tan importante que a lo mejor no tuvieron multiplicidad de recursos para armarla». 

«Ella contaba que tenían una escuelita de fútbol con chicos que la mayoría tienen un contexto familiar complicado o que no es tan propicio como el de otro chico. Sin embargo lograron sacarlos de las desavenencias de la familia o de lo cotidiano a través de una escuelita de fútbol. Un señor, que es el profesor de fútbol, se ofreció, armó la canchita y son chicos que están, que sienten que ése es su lugar de pertenencia». 

«Nos contaba que en verano con las temperaturas agobiantes los chicos iban a tocarle la puerta al profesor para pedirle la pelota… (dice emocionada). A mi me llegó muy profundo y me impactó esa historia, la verdad era para destacar. Habría para haber premiado a más pero sólo había tres lugares y muchas carrozas. Porque el motor de todo esto fue participar en la fiesta de su pueblo, de su ciudad”. 

“Lo que yo destaco es el compromiso social porque el esfuerzo y el trabajo de los grupos que armaron las carrozas solo se ve una parte de lo que hicieron y así se conoce el entretejido social que tenemos. Y el esfuerzo de toda esta gente que por ahí ocupa o llena espacios que el Estado no está tan presente cómo debería de estar. Y digo, pienso, que todo el trabajo de esta gente en pos de subsanar las necesidades de la gente que por ahí no tiene acceso a cuestiones que son vitales”. 

“Fijate el valor social que tiene esa escuelita de fútbol. Porque la señora nos comentaba que los chicos no quieren venir al centro de Tres Arroyos porque se sienten marginados –es una palabra grave pero es la verdad-, se sienten discriminados, que la gente no los mira bien. Que los menosprecia por su procedencia y ella con los integrantes de la escuelita de fútbol cada tanto los traen como para que se vayan integrando a una parte de la ciudad que se niegan a recorrer y tienen sus motivos válidos. Y ellos, los adultos están tratando de revertir esto”.