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Un presente político complicado con un futuro abierto indefinido

Schiaretti: presente y futuro auspiciosos. 


UCR: presente y futuro inciertos. 

Peronismo: presente y futuro con incógnitas. 

Gobierno: presente y futuro complicados 
La elección en la provincia de Córdoba, la más importante después de la provincia de Buenos Aires, significó un resultado no por esperado en cuanto al final del escrutinio, o sea el triunfo del peronismo y la habilitación para ejercer un segundo mandato al gobernador Juan Schiaretti, sí sorprendente por la contundencia del triunfo, con el apoyo del 55% de los votantes. 
No es menor la dimensión de 36 puntos de ventaja sobre el segundo, diputado nacional de Cambiemos, Mario Negri (radical) y aún más al intendente capitalino Ramón Mestre, tercero con lista exclusivamente radical, que también perdió la municipalidad con el peronismo, de manera contundente, que recuperó la capital en poder radical desde 1998. 
Una floja performance radical en Córdoba con importante retroceso político.
Para no hacer “leña del árbol caído”, que nunca es mi intención, dejando el análisis a los protagonistas de sus estrategias, me permito recordar con mi mayor humildad, que en notas anteriores lo habíamos previsto, “compadeciendo”, con el debido respeto, al diputado Negri por la presencia, “para ayudarlo” de la diputada Carrió que resultó un auténtico “collar de melones”, en medio del naufragio. 
Asimismo, el increíble gesto de desconocimiento, propio de la imprudencia política oficial, de subestimar al votante cordobés, enviando para “ayudar” a Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal, jefe de Gobierno de la capital federal y gobernadora bonaerense, respectivamente. 
No ha existido nunca “mucha empatía” entre porteños y bonaerenses con los cordobeses, estos últimos celosos custodios de su identidad y de su importancia, a veces exageradas, pero siempre vigentes. 
Políticamente la más afectada es Vidal, con su presunta influencia nacional, que los cordobeses se encargaron de demostrar que no es tan así. Malas noticias para los impulsores del Plan B. 
Schiaretti, ducho político peronista, señaló que los cordobeses no quieren la grieta (distancia entre Macri y Cristina). Mencionó la moderación, la libertad de expresión y la división de poderes para la obtención de un peronismo republicano, respetando la seriedad institucional, muy prolijo. 
El presidente del Movimiento Nacional Justicialista, José Luis Gioja, otro político ducho, en nombre del peronismo elogió la unidad del PJ cordobés para derrotar a Cambiemos, felicitando por el resultado. 
Ninguna otra consideración que pudiera incomodar al cordobés, “entre bueyes no hay cornadas”. 
Schiaretti agradeció las felicitaciones, sin mencionar a nadie. Sólo expresó que en la política de Córdoba, “los de afuera son de palo”. 
La gente de Schiaretti al analizar “la magnitud” de los votos logrados, lo hizo sobre tres patrones: la gestión de gobierno, el aporte de los votos kirchneristas y la “fractura” de Cambiemos. 
Esto nunca podría estar fuera del conocimiento de Cristina y Schiaretti. 
Esto es el peronismo, que pocas veces improvisa. Cuánto le falta aprender a Cambiemos y a algunos despistados de “La Cámpora”. 
Voy a citar “uno de los errores garrafales” de Carrió. Motorizó un comentario sobre la salud del gobernador fuera de lugar y sin pruebas, como siempre. El primero que hizo fue sobre el fallecido De la Sota. 
Recibió la dura respuesta de la legisladora electa Alejandra Vigo, esposa del gobernador, que señaló la buena salud de su marido, frente a los que quieren provocar zozobra a la población, sin conseguirlo con “campaña sucia”. 
Schiaretti conoce su presente exitoso, tal vez añora la presencia de De la Sota, pero su experiencia lo avala y es a la que deberá recurrir de aquí en más. 
Está en las “Ligas Mayores”, importante, pero no se la debe “creer”, puede “llamar” a la “dialogar” con sus pares peronistas, pero no “convocar”, esto es privativo del organismo nacional que conduce Gioja. 
No faltar el respeto, para que después no te lo falten. 
El radicalismo, inmerso en serios contrasentidos y contradicciones, a pocos días de la Convención Nacional, no muestra un orden lógico político en sus dirigentes. El enfrentamiento de Carrió en plena Cámara de Diputados con el presidente del Bloque de Cambiemos, Massot, tratándolo de hijo de p… con respuesta “vos estás destruyendo todo”, marca la descomposición política de Cambiemos. 
Los radicales se cansaron de Carrió y del diputado Iglesias de la Coalición Cívica, algunos señalan que se los debe expulsar del espacio. 
El presidente del radicalismo, el gobernador Cornejo, expresando que no estaba firme la candidatura de Macri, la que podría cambiarse por Vidal. 
Radicales pidiendo una interna en Cambiemos con Lousteau. Otros mencionan Sanz, algunos incluyen a Lavagna. 
Todos critican severamente la política económica oficial. 
La Convención Nacional será el epicentro de la posición final del radicalismo u otra disgregación de sus filas. 
Deberán arribar a conclusiones de posición política que pueden o no cambiar la historia de Cambiemos. 
Muchos dudan en discutir candidaturas y opciones electorales en estas condiciones de “nebulosa” presente. 
En un escenario político hostil al Gobierno, no son pocos los que quieren “despegar” de esta realidad con presente y futuro incierto. 
El peronismo es más sólido en su actividad política, con las diferencias entre sectores que con el tiempo se van acomodando y ubicando a cada uno en lo que “pretende” y fundamentalmente en lo que cada uno “tiene” como respaldo. 
El peronismo “histórico”, más estructurado y con mayor margen de poder territorial y de movilización por ello, comienza a ajustar “las tuercas”. 
Lo habíamos anticipado, la estrategia que desarrollaba el justicialismo, con “nueva relación de poder” entre las partes. 
Después de 15 años de ausencia, Cristina Kirchner “volvió una noche”, donde la “esperaban con respeto” a Matheu 100, sede del Consejo Superior Partidario”. Se sentó en la “misma mesa” que todos, junto a su titular José Luis Gioja a exponer su propuesta de unidad, la acompañaron “el regresado” Alberto Fernández (al que ayer anunció como candidato a presidente, en una fórmula que la tendrá a ella como vice) y Zannini, sin “aplaudidores” ni “militantes”. 
Inteligentemente, Cristina compartió la mesa con los gobernadores Insfrán, Corpacci y Bertone, los dirigentes bonaerenses: Scioli, Verónica Magario, Insaurralde, Espinoza, Julián Domínguez, Solá, Hugo Moyano, el presidente del bloque de Unidad Ciudadana, Agustín Rossi y otros integrantes de la “mesa” nacional. Más “cosmopolítica” imposible. 
Las únicas fotos que compartían las deliberaciones, normal y justificado, las de Perón y Eva. Era un acto peronista. 
Este es el escenario justicialista actual y al que hay que someterse. Los que no quieren a Cristina, están fuera y los que quieren imponerla, con el regreso a sus fantasías del kirchnerismo “hegemónico”, no pueden regresar, porque la sociedad los rechazaría y el peronismo lo sabe. No hay lugar para los Mempo Giardinelli, los Durañona y mucho menos para Zaffaroni. 
El peronismo presume estar en este nuevo ciclo en la conducción de los gobernadores, los intendentes más poderosos de territorio y militancia, legisladores y dirigentes con presencia positiva en sus comunidades. Algunos no lo entienden, Cristina, sí lo entendió, tiene intacta su capacidad política y el actual peronismo dirigencial, en todos sus estamentos, lo firma, queda definir el territorio más importante del país: la provincia de Buenos Aires. 
Lo habíamos señalado anteriormente y se dio. Cada cosa a su tiempo. 
Se desintegra la candidatura de Kicillof, aunque finalmente manifestó su deseo de ser gobernador bonaerense. 
Los intendentes del Conurbano expresaron su apoyo a Cristina, pero “decidieron” que el candidato a gobernador deber ser un intendente, esto por unanimidad. Le sería muy difícil competir en una interna al joven economista con Magario o Insaurralde. 
Un entendible anhelo de algunos que no alcanza frente a la realidad peronista bonaerense que disipa el “humo” de la ambición sin base de sustentación. 
También ha sucedido otro episodio que complica a Vidal, su importante funcionario Mosca, acaba de ser denunciado por un “segundo acoso y abuso sexual”. No cesan los “nubarrones” en La Plata. 
Otro hecho que sorprendió fue una decisión de la Corte Suprema solicitando el expediente del juicio sobre la investigación sobre maniobras de corrupción en obras públicas en Santa Cruz, que llevaría a Cristina a su primer juicio oral el próximo martes. 
En una acordada firmada por cuatro integrantes del supremo tribunal, Lorenzetti, Rosatti, Maqueda, y Highton, se solicitó el expediente para evaluar las decisiones de la Cámara de Apelación, respecto a la larga serie de recursos que interpusieran los acusados. Se deben analizar 50 cuerpos. 
Alguna vez se habló de la floja capacidad del juez Bonadío en nuestras notas. 
La Corte conocería información confidencial confiable de que los expedientes reclamados contienen errores y desconocimiento de normas procesales negadas a los acusados. No obstante, aclaró que el juicio comenzará efectivamente el martes y devolvió el expediente. 
También en no pocas oportunidades hablamos del agudizado “olfato” político de la Justicia, los jueces suelen fallar de acuerdo al “viento” político y ahora parece que viene del “sur”. Una vez más, “chocolate por la noticia”. 
El Gobierno se debate en organizar una actividad política que lo lleve a ocupar el centro de la escena. 
Después de cuatro años de “autismo político”, desoyendo con derecho los constantes reclamos de toda la oposición para cambiar la política económica, propone con indisimulada cuota de cinismo un documento que es una defensa de sus planes de exclusión, que no puede eludir los resultados negativos de una gestión con más fracasos que éxitos. 
Un presente de indicadores de preocupante actualidad social, económica, laboral, de seguridad, educativa, cultural y de salud, asociándose a una pérdida de calidad de vida de millones de habitantes. 
Los tiempos se acortan, la situación política de la coalición Cambiemos hace agua en muchos lugares con peligrosas situaciones de desintegración. Se requiere oficialmente desarrollar medidas y acciones que implementen con rapidez y éxito, si se pretende revertir, cambiar o al menos mejorar el humor social. 
Una muy humilde sugerencia, exenta de imposición, se debería “mirar con seriedad, realidad y sensibilidad el “riesgo del país interno”, abandonando la “timba” del “riesgo país externo” de los intereses financieros que lo “fabrican” de acuerdo al riesgo de sus rentabilidades. 
Presente y futuro complicado para el oficialismo. En el “teatro” de la política argentina, la sociedad permanece escéptica porque no la convencen “ni las obras, ni los actores”.   

Escribe Esteban Ernesto Marranghello

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