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Con la policía, tuvo que llamar a la ambulancia

¿Para esto me llamaste?!?, expresó con bronca una doctora del servicio de Emergencias del Hospital Pirovano cuando llegó a una humilde vivienda ubicada en avenida Rivadavia 2471. 

Allí viven Natalia Chapert, su esposo Oscar Bustinduy y hasta hace unos pocos días, la madre de la mujer, Matilde Cifuentes de 71 años de edad; quien ahora alterna entre una pensión y el geriátrico municipal del Hospital Pirovano, donde es internada cada vez que se torna insostenible su condición de salud por una neumonía que no termina de curarse y empeora cada vez más su cuadro general, según confiaron los protagonistas de esta historia a LA VOZ DEL PUEBLO. 
La situación describe un crítico funcionamiento del sistema de guardias en la atención pública de salud, que hasta ha requerido de la intervención policial para garantizar una atención médica a domicilio, y de las frágiles condiciones sociales que enfrentan familias de nuestra ciudad.  
«Me dijo de todo» 
La médica sólo se bajó de la ambulancia y no ingresó a la vivienda posterior donde permanecía debilitada la septuagenaria, presa de un fuerte dolor en la cadera producido por una artritis. «Le indiqué a la doctora dónde estaba mi mamá, no se acercó. Me insultó de arriba abajo, me dijo de todo», confió Natalia. 
Y agregó que la doctora le recriminó que en la guardia tenían a «40 personas esperando» ser atendidas, y le cuestionó: «¿para esto me llamaste?, para esto yo no vengo». Y antes de irse sin revisar a la anciana le dejó un calmante para que tome con agua.

Dos días después, el domingo 27, las condiciones en las que se encontraba Matilde hicieron que su hija y su pareja decidan volver a llamar una ambulancia porque el estado de la anciana excedía su capacidad de respuesta. 

CPR emergencias 
Pero para esto debió interceder la policía. El Comando de Prevención Rural (CPR) se puso a disposición de Oscar y Natalia -en caso de ocurrir una situación similar- para que el servicio de emergencias llegue a dar la respuesta. Bustinduy quien ha tenido contacto con la policía rural, contó que «ellos me dijeron que cuando tenga un problema, algo similar a lo que nos pasó, no tenga reparo en llamarlos, para interceder con la visita del profesional en el lugar». 
Esta intervención policial en favor de Matilde, fue confirmada a este diario por altas fuentes policiales. 
Internada 
Así fue como llegó en esta oportunidad el vehículo de Emergencias del centro público de salud con otro profesional que ya conocía a la familia, y que de inmediato ordenó su internación, pero por un cuadro crónico de neumonía. 
El doctor me trató muy bien, dijo Natalia a quien su madre conocía de la salita del barrio Colegiales. Incluso «la policía acompañó a la ambulancia con mi señora al hospital», agregó el hombre, quien precisó que tras las primeras observaciones le diagnosticaron una «neumonía avanzada crónica y quedó internada». 
Desde ese domingo, Matilde no pudo volver a la casa de su hija que el año pasado decidió llevarla a su vivienda. La anciana vivía sola en zona de quintas y arrastrando ya un estado deficiente de salud.

Al día de hoy, y desde el cierre del mes de junio, la septuagenaria fue internada cuatro veces por su neumonía. Cuenta Natalia que con sus hermanos decidieron alojarla en una pensión donde «la dueña también tiene neumonía». Cuando le ha tocado salir del geriátrico ha compartido allí una pequeña habitación junto a otras tres abuelas, apuntó su hija. 

Situación social
«Acá no la podemos tener porque no tenemos asistencia para estar continuamente con ella», confesó la mujer que teme no poder responderle a su madre ante un momento crítico de salud. Está en pareja hace años con Bustinduy, con quien la une una relación sentimental pese a la diferencia de edad. 
Cuenta Natalia (38) que en su casa también debe hacerle frente a las consecuencias de la mala salud de Oscar (86), quien padece una diabetes que le afectó la vista de uno de sus ojos y en consecuencia quedó con su visibilidad reducida. La situación además se les complicó porque Pami le cortó un tratamiento que realizaba con una oftalmóloga local. Es por eso que decidió recurrir a otra medida para que su madre tenga una «mejor atención». 
Sin traslado
La pareja que vive en zona de quintas, y sobrevive con el ingreso de una pensión que Oscar recibe de la época en que supo ser militar, no tienen en qué trasladarse. En consecuencia están pagando para que un remís lleve a Natalia diariamente para darle de comer a Matilde. Sin fuerzas la anciana no puede ingerir sola los alimentos que se le preparan en el centro de salud municipal, por eso necesita que sus hijos la ayuden a alimentarse. Y por estos días enfrenta un «triste y delicado cuadro» de salud que provocó -en las últimas horas- una derivación al sector de clínica médica que funciona en el mismo geriátrico. 
Luz barrial 
Por último, la pareja no quiso dejar pasar por alto la necesidad que tienen al menos unas «cincuenta familias» de ese sector de la ciudad respecto a la iluminación por avenida Rivadavia, a la altura del puente. Ese sector es una verdadera boca de lobos en los horarios en que se necesita luz artificial para salir temprano hacia los trabajos, o la escuela, e igualmente para los horarios de regreso. 
Afirman que ese pedido se le hizo al municipio hace cinco años, y que para el mismo se requieren tres columnas de alumbrado con sus correspondientes lámparas. Para ello, la respuesta que han recibido de parte del intendente Carlos Sánchez, según afirman, es que «no hay plata».
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