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Tres Arroyos, LUNES 13.05.2024
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Milo, un hombre feliz

Hola Milo!!!, grita uno de los niños que llegó al predio donde se llevaba a cabo AcercArte con su libro preferido en la mano, dispuesto a que el autor de los dibujos que tanto ama le firme un autógrafo. La sorpresa fue cuando el artista no sólo puso su nombre entre las páginas coloridas, sino que también le dibujó un personaje que sacaba de de su mano un enorme corazón que ofrecía al pequeño. 
Milo Locket tiene la sonrisa dibujada, el delantal que cuelga de su cuello y anuda en la espalda cargado de miles de dedos y manos pintados caóticamente, así como fueron cayendo para limpiarse o simplemente para dejar la huella de un momento sublime, el de colorear, dibujar, pintar, el que busca y encuentra la felicidad. 
El artista se define como un hombre feliz, algo que demuestra a través de los colores que elige para su arte, brillantes, estridentes y combinados alegremente. Defiende a ultranza la educación de los niños en la confianza, en la autoestima, en la toma de decisiones con el acompañamiento de padres y docentes. 
«Es difícil encontrar lo que te apasiona, pero si hacés lo que te gusta tenés el 50% de la felicidad», señala el dibujante, pintor y gran motivador de la creatividad infantil y juvenil. Estimula a las familias a conocer y valorar todo aquello que le guste a los niños, a ser partícipes de ese camino que cada uno emprende en lo que más le gusta hacer para sostenerlos, siempre desde un lugar que los fortalezca. 

Aconseja no dejar todo librado a lo que la educación formal pueda ofrecer, porque se aprende siempre y en todos lados. 
Milo apuesta a la experimentación, a que los niños hagan con los artistas, no a transmitir sino a compartir. Por eso en los talleres que ofrece -como el que experimentaron los pequeños tresarroyenses el sábado pasado en AcercArte- los artistas que participan junto a él del Club de la Pintura estimulan la búsqueda de la amistad, del compañerismo y de otros valores que él destaca con enorme energía como queriendo envolver con sus palabras a ese mundo por descubrir que está en cada uno de nosotros.
 Locket es «el rey de los colores», afirma que le encanta usarlos y que cada uno de ellos «nos cuenta qué nos está pasando, me interesa más el color que las formas porque hablan mucho de lo que hacemos de lo que vivimos. Soy una persona alegre y trato de construirme en eso. Lo que me queda de vida lo quiero vivir intensamente». 
Y agrega: «Soy agradecido con la vida por tener salud y poder ayudar. Hay que participar más de lo que hacemos, hay que tratar de construir felicidad», señala siempre con alegría y capacidad de empatía. 

La educación 

Milo se paseó entre los niños y sus familias no sólo firmando libros o regalando sus dibujos, a cada paso dejando una enseñanza, un consejo, palabras de aliento con un fin, aprender a buscar y encontrar cómo brindar confianza y autoestima en los pequeños.

 «Tenemos que hacer otra cosa por la educación de nuestros niños. No es únicamente la técnica o enseñarles, siempre ponemos una vara muy alta y tenemos que pensar que los adultos tenemos que hacer otras cosas por la educación de nuestros niños. No es únicamente esa educación, que muchas veces no nos va a servir o acompañar toda la vida, pero si el trabajo, la confianza, eso me va a acompañar toda la vida y me va a servir mucho», dice. 

Le gusta contar su experiencia personal porque considera que si vivir de determinada manera dio buenos resultados, vale la pena transmitir siempre esas vivencias. «Tuve una infancia feliz, que tiene un valor, determina cosas que me pasan en la vida. Tuve altibajos en la economía, sin embrago sigo para adelante y soy optimista, eso tiene que ver con la construcción de mi autoestima, de mi ser». 
Milo habla de las pérdidas. «Se aprende mucho de ellas», asegura. También se refiere a «perder el miedo a perder -que en general tiene que ver con pérdidas económicas-. Si podemos atravesar eso, lo único que podemos tener para vencer es confianza en lo que hacemos, en lo que pensamos, en las decisiones que vamos a tomar. Por eso tengo que tener la autoestima trabajada, que es lo que me va a sacar adelante», afirma absolutamente convencido de cada una de sus palabras. 

Milo rodeado de niños durante el taller que brindó la semana pasada en Tres Arroyos en el marco de Acercarte

Estimular a los niños 
Micrófono en mano repetía una y otra vez a los presentes en el taller que compartió con más de cincuenta niños que «hay que trabajar el estímulo en los niños de otra manera, no sólo exigirles, sino pensar que están ‘chupando’ todo el tiempo información y conocimiento». En este sentido insiste:

 «No es sólo la educación clásica de la escuela, sino que también pasa por sensaciones, como la sensibilidad, el campo del amor en las que tienen que aprender. Son palabras que nos cuestan pronunciar porque las damos por hecho, y como sociedad tenemos mucho para aprender. Las cosas se modifican todo el tiempo», expresa. 

Milo se refiere a la enorme energía desplegada hacia él, hacia su arte. «En este lugar hay mucho amor, sobre todo las docentes que trabajan con ellos -los niños- todo el día. Ellas son las que ponen el cuerpo y están construyendo su personalidad. No nos olvidemos que los chicos la personalidad la construyen en la escuela, en la casa, con los amigos… Por eso es tan importante acompañarlos, es un período de formación, pero también de mucho miedo y sufrimiento como niños, como adolescentes. Así como de mucha felicidad. Por eso el valor de acompañarlos para que no sean frágiles y puedan tener una personalidad y avanzar en la vida no sólo en lo económico, sino que se fortalezcan bien como personas». 
Un Milo activo, energético, tanto como sus colores, un niño feliz, un adulto que puede acompañar a los pequeños, sus familias, a los docentes. Milo es la manifestación viva del amor por el otro y el motivador más creativo, el que piensa en la confianza y en el valor del acompañamiento familiar para crecer fuertes y felices. 
Sus ballenas, chicas en bikinis, perros, elefantes, ojitos que enseñan y aprenden, y por su puesto, la corona de rey que nos hacen a cada uno el supremo de nuestras vidas. 

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Los talleres, una
gran herramienta
para dar confianza 

 Junto a los artistas plásticos del «Club de la Pintura», Milo Lockett trabaja la necesidad que tienen los chicos de disfrutar de la pintura y dibujar, y para ello «queremos brindarles un taller en el que nos acercamos como artistas y pensamos la pintura de otra manera, no sólo como una clase sino para trabajar su confianza, su autoestima que es lo que más tenemos que hacer además de la educación por el arte». 

Milo firma los trabajos que hicieron los chicos en Tres Arroyos

En cuanto al vínculo que Milo establece con aquellos que miran su obra, o con los estudiantes universitarios que quieren saber más de él y lo llaman para que les enseñe, transmita y motive a seguir adelante a pesar de las vicisitudes de la vida, el artista le cuenta a LA VOZ DEL PUEBLO que «se da un fenómeno especial, muchas veces se da una distancia entre el público y el artista, nosotros lo que hacemos es romper eso y proponer algo en lo que nos acercamos y venimos a visitarlos a su lugar de origen».
Tanto los artistas miembros del «Club de la Pintura», como Milo le asignan una enorme importancia a la dinámica de los talleres: «Los chicos no se conocen y después salen todos amigos. Comparten el espacio, son talleres en los que cada uno muestra lo que es, porque hay que compartir un trozo de papel o de tela, un pocillo con témperas o pinturas puesto en el centro de la mesa para cuatro. Además de sentarse en mesas con otros niños que no conocen, esperar, ceder el espacio, cosas que también debemos aprender como sociedad, esto trasgrede la cultura», explica emocionado Milo los objetivos que afirman en cada taller, en cada ciudad que visita.
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