Tal vez algunos habitantes no sepan que nuestra ciudad fue el resultado de un diseño, ya que su plano es un “damero”, con un amansamiento regular y calles que se cortan perpendicularmente, partiendo de las cuatro avenidas principales (avenida Moreno-avenida San Martín y avenida Belgrano-avenida Rivadavia). Todos sabemos que surgió a partir de un decreto del gobernador Dardo Rocha (también fundador de la ciudad de La Plata) y por ello, el emplazamiento de la planta urbana no coincide con el antiguo fortín regenteado por el coronel Benito Machado.
Evidentemente los verbos conservar, adaptar, reciclar, adecuar, etc., no fueron conjugados por los entonces funcionarios públicos. No entran en esta categoría las viviendas particulares de las que sólo sus respectivos dueños eran responsables y conocían sus propias necesidades.
Por citar un ejemplo, de los que se observan en las fotografías, tenemos al Banco Provincia con aquel rico estilo arquitectónico que muestra la imagen de 1928. Yo conocí esa fachada, pero desde que tengo uso de razón, con la actual, debemos ir por la cuarta reforma, si no me equivoco. Entiendo la imperiosa adaptación del interior a los nuevos tiempos, pero no justifico el haber “borrado” los detalles de su maravilloso frente.
Calle Independencia (hoy Hipólito Yrigoyen)
Calle Chacabuco (del 0 al 100)
Avenida Rivadavia (del 100 al 200)
Si observamos en detalle las fotografías de esta avenida, no escapa a nuestra atención no sólo la transformación de la calzada en sí (con ramblas, sin ellas, y nuevamente con ellas), sino también las especies implantadas en el arbolado urbano. Así es que en las imágenes más antiguas se pueden apreciar hileras de acacias, las que posteriormente fueron reemplazadas por palmeras acompañadas por columnas ornamentales de una sola lámpara, pero más anchas y pesadas que las actuales.
Estos detalles, junto a tantos otros, revelan los profundos cambios que se operaron a lo largo de las distintas décadas, en las arterias más importantes de nuestra ciudad.