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Con el fuego sagrado intacto

La Perseverancia del Sur Sociedad Anónima dio su primer paso el 9 de octubre de 1905, en uno de los salones de La Previsión, que tenía 12 meses de existencia. Nada de casual tuvo el lugar elegido para su fundación. Sino, como un año después lo sería el Banco Comercial, representaba un eslabón más de los proyectos surgidos de las voluntades de un grupo de tresarroyenses progresistas que se esforzaban día a día por forjar una ciudad próspera. 
Es por eso que comenzaron a organizarse en entidades que buscaban aunar esfuerzos individuales para alcanzar metas orientadas al beneficio general. En el caso de La Perseverancia fue fundada con el fin de dedicarse al ramo de seguros contra incendios, atendiendo a las necesidades de la época y como consecuencia de que La Previsión estaba abocada a brindar protección contra granizo. 
Los capitales aportados a esa nueva aventura empresarial provenían íntegramente de tresarroyenses que en esa primera reunión designaron a Sebastián Costa como presidente provisorio y a Agustín Lizardi como secretario. A los apellidos mencionados hay que agregar los de Cortese, Hurtado, Raposo, Groppa, Guillamón, Rivolta, Calcarami, Barrós, Echegoyen, González, Pardo, entre otros, que fueron los fundadores. 
 El primer encuentro del flamante directorio se cumplió seis días después, confiando en el gerente Salvador Senra las tratativas para el logro de la correspondiente personería jurídica y la confección del título provisorio, pólizas, libros y demás. Pocos días más tarde, en una nueva reunión, siempre en La Previsión, fue elegida la comisión encargada de estudiar la parte reglamentaria y tarifaria de los futuros seguros, recayendo la responsabilidad en Francisco Cantagalli, Manuel Hurtado y el gerente Senra. En tanto, el 27 de noviembre, en una nueva sesión del directorio, se designaron los agentes que tendrían la representación de la entidad en la ciudad y la zona. 
Y el 25 de diciembre se consideraron las primeras solicitudes de seguros, que significarían el comienzo de un intercambio ininterrumpido y que hoy cumple nada más y nada menos que 115 años. 

Con el correr del tiempo los límites zonales se extendieron, con horizontes tan lejanos como tal vez no lo soñaron sus precursores. No es un detalle menor la atención a las necesidades de las instituciones benéficas de aquella época que tuvieron los fundadores de la compañía, quienes señalaron expresamente en el estatuto de la entidad un porcentaje sobre las utilidades destinado exclusivamente a esos fines. 
En cuanto al lugar físico, en 1907 la compañía firmó un contrato con la sociedad italiana e instaló sus oficinas en un salón ubicado en la avenida Moreno N° 73. Siete años más tarde, luego de refaccionar un edifico de la mitad de la primera cuadra de Colón, La Perseverancia comenzó a funcionar con relativa comodidad. Hasta que en 1923 se concluyó con la construcción de su actual casa matriz y se trasladó allí. 
Durante varias décadas la empresa ocupó la planta alta del edificio, hasta que bajo la gerencia de Osvaldo D’Annunzio se decidió ocupar la planta baja, hecho que significó toda una apertura de la compañía hacia el público, porque, como ahora, los empleados estaban al alcance de la mano. 
Como parte del avance del tiempo y la lógica evolución, La Perseverancia fue dando más servicios y se hizo fuerte en el seguro automotor. Más adelante comenzó a operar en otras ramas y a expandirse por otras provincias. Con la visión de progreso intacta y llegó a nuestros días. 
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