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De madres, policías, drogas y motos robadas

Momento en que Wanda Gómez y su Javier Dufaur son retirados de su domicilio en Liniers 745

La mujer que revestía en el CPR tiene 22 años y está punto de dar a luz. La otra joven interceptada en primer orden, tiene 20 y llevaba marihuana escondida entre la ropa de su hijo de seis meses. Ambas y la pareja de la primera, ya están detenidos

 

La mujer policía que fue arrestada la semana pasada tras un allanamiento de necesidad y urgencia dispuesto por la Ayudantía Fiscal de Adolfo Gonzales Chaves tras hallarle droga fraccionada supuestamente con fines de comercialización a una joven de esa localidad en un operativo de interceptación vehicular, quedó detenida en su casa, ya que cursa un embarazo muy avanzado. Justamente, el estado de salud que le permitió hacer uso de una licencia mientras revistaba en el CPR de Tres Arroyos, de donde ya fue desafectada y expulsada de la fuerza por el Ministerio de Seguridad.

 

Se trata de Wanda Abril Gómez, de 22 años, a quien durante la realización del citado registro domiciliario en su casa de la calle Liniers 745, de Tres Arroyos, también se le incautaron dos motos con pedido de secuestro desde la ciudad de Tandil, una de ellas en el marco de un robo agravado, un arma sin documentación (además de la pistola reglamentaria y el chaleco), plantas de marihuana, y una balanza.

 

Tal como pudo saber LA VOZ DEL PUEBLO, Gómez se hallaba junto a su pareja, Javier Alejo Dufaur, de 20 años, a quien también la Justicia de Garantías convirtió su situación judicial en detención y se encuentra alojado en un calabozo de la Comisaría Primera, acusado al igual que la mujer y en principio, de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y encubrimiento simple y agravado”, delitos por los que el Código Penal prevé penas de entre 4 y 15 años de prisión. Mientras que la mujer, está imputada de los mismos delitos, a excepción del encubrimiento, cuyo agravante en este caso, tiene que ver con su condición de funcionario público y por tratarse de un delito grave.

 

En tanto, la primera detenida en esta historia, fue identificada como Brisa Gómez Saravia, de 21 años, y fue arrestada con su bebé de seis meses en brazos, luego que, durante un operativo de interceptación selectiva encabezado por el oficial subinspector Hugo Shoda, cuando se movilizaba como acompañante junto a un comisionista, se le hallaron 37 gramos de marihuana fraccionada en pequeños paquetes, una circunstancia que terminó alimentando la hipótesis de tenencia con fines de comercialización, se indicó.

 

Indignado

 

Consultado por LA VOZ DEL PUEBLO, el titular de la Ayudantía Fiscal chavense, el doctor Juan Carlos Ustarroz, no ocultó su indignación por las consecuencias de la investigación que le tocó encabezar y su resultado de una oficial de policía involucrada en delitos graves, “uno espera cualquier cosa de un policía, menos esto”, dijo.

 

“En los 10 años que llevo como fiscal en Adolfo Gonzales Chaves nunca hemos tenido casos de encubrimiento con motos de tan alta cilindrada. Igual, me parece más grave el tema del estupefaciente por los daños que origina y es un tema que tratamos seriamente”, analizó.

 

Según el representante del Ministerio Público, “las motos las estaban usando (los imputados) normalmente para pasear. Nos extrañó que haya dos motos robadas en febrero y marzo y en el mismo lugar y que no supieran quién se las había vendido, lo cual configura el delito de encubrimiento. Porque comprar, sin preguntar mucho, configura el delito de encubrimiento”, explicó.

 

Así, para el fiscal Ustarroz, la condición de policía de la mujer imputada, será también eje para un agravamiento en la acusación.

 

“cada delito tiene un rango de pena, es obvio, que en este caso el juez y el fiscal  cuando vaya a juicio, se va a alejar del mínimo de la pena, justamente por la condición de policía”, explicó, antes de aclarar que el hecho, lo indigna, pero no lo sorprende, “la policía como todo organismo colectivo y colegiado, es susceptible de tener gente desviada y es lo que nos produce es mucha indignación. Porque uno de la policía espera cualquier cosa menos eso. Porque se espera que lo cuiden, no esto. Pero esto tiene su correlato, no es gratis”, adelantó.

 

De todas maneras, Ustarroz también destacó que no es una situación común y que es la primera vez que le toca asistir a un episodio de este tipo dentro de la fuerza, “nunca en diez años he tenido la idea de que hubiera una organización dentro de la fuerza. Creo que, en este caso, son lobos solitarios. Y, si lo llega a haber, le vamos a ir con todo”, aventuró.

 

Droga y maternidad

 

Otro aspecto estremecedor de esta causa que se inició el pasado miércoles 27 de marzo, tiene que ver con la situación de maternidad de ambas imputadas. La policía, a punto de dar a luz, un hecho que le permite permanecer con arresto domiciliario, mientras que la otra, con su pequeño hijo de seis meses en brazos y la droga escondida entre las prendas de vestir del pequeño. Y, paradójicamente, el fundamento por el que continúa detenida con una pulsera de monitoreo en su casa.

 

Durante la realización de la audiencia que fija el artículo 308 del Código Pena, Gómez  y su pareja dieron su versión de los hechos,  que las motos habían sido compradas de buena fe.

 

“Está embarazada y a punto de tener, la madre también es policía pero es ajena a los hechos. La chavense tenía un hijo menor de edad y la droga oculta entre las prendas de vestir del nene”, dijo Ustarroz antes de volver sobre un detalle que lo alivia, “lo único que me tranquiliza es que yo nunca encontré indicios de una organización”, concluyó.

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