Un cine que atraviesa a los pueblos

Agustín Cansado, nacido en La Plata pero radicado en Tres Arroyos desde hace años, es uno de los que apuesta por el cine independiente y por hacer ejercer su profesión fuera de las grandes corporaciones. Así, se encuentra participando de la filmación de «Corderos en la niebla», una película creada por Ezequiel Sanz que está siendo puesta en escena en la localidad de Henderson, al oeste de la provincia de Buenos Aires.

«El guionista de esta película Ezequiel Sanz, es un chico de Henderson y con quien hice la carrera en la Escuela Provincial de Teatro de La Plata, nos recibimos juntos. Mantuvimos amistad en todos estos años. El después se fue a vivir a Buenos Aires y a pesar de que no nos vemos seguido, siempre nos mantenemos en contacto», contó Agustín a La Voz del Pueblo sobre cómo fue contactado para protagonizar el proyecto.

Ambos profesores de teatro, Ezequiel se empezó a dedicar al cine y ya tiene cinco películas hechas y escritas. «Corderos en la niebla» es la segunda a la que Agustín fue convocado.
«Es un proyecto independiente. El trabaja durante todo el año y va ahorrando plata, y todos los veranos filma. En este caso, hace unos tres meses atrás ya me había llamado para contarme la idea y ver si yo estaba libre para filmar. Me fue pasando el guion, charlando, la idea y la historia. A principios de enero él se fue a Reta, nos encontramos ahí y nos pusimos de acuerdo», comentó Agustín.
Así, el 12 de enero se encontró todo el equipo en Henderson y comenzaron con la filmación del largometraje.  

Experiencia enriquecedora 

Para un actor del interior de la provincia o del país no se da seguido la oportunidad de poder filmar con un equipo de producción con la tecnología y los recursos adecuados. «Acá hay un director de cámara, un técnico en sonido, una persona en producción que es la que se encarga de conseguir todas las cosas que se necesitan para cada escena y hacer la parte de arte y la estética acorde con la época. Participar así con un equipo de profesionales es una experiencia muy enriquecedora y de mucho aprendizaje», destacó Agustín. 

Además, contó que ha formado parte en varios cortometrajes, pero «hacer un largometraje que lleva varios días de filmación, es una experiencia alucinante. Estuvimos más de quince días todo el equipo metido en una casa quinta, todo el tiempo desde la mañana a la noche, hablando de la película y pensando cada toma, ensayando y buscando los lugares». 

Por las características del cine de Ezequiel Sanz, «él tiene una estética particular donde busca trabajar mayormente todo con luz natural y en espacios rurales. Todas sus historias tienen que ver con personas y personajes e historias del campo, como que tiene también esa mirada de descentralizar las cuestiones del arte, que no sea todo en capital e historias de ciudad», mencionó Agustín. 

Por esta razón, «estamos trabajando en el campo, lo cual lo ha hecho un poco duro, muy lindo como actor, pero el cuerpo sufre mucho el calor. Los primeros días de enero se nos acortaban mucho las horas disponibles para filmar. Los días de lluvia también nos complicaron bastante e hizo que el rodaje se esté alargando un poco más de lo que teníamos pensado. Pero todo se hace con mucha pasión, con mucho amor y se disfruta», sostuvo.

Como Ezequiel suele convocar a casi los mismos actores para sus películas, la mayoría del equipo ya se conocía previamente. «Es gente de Buenos Aires muy capacitada y muy formada. Además del equipo técnico, somos alrededor de 8 actores y actrices, de edades diversas. Hay una nena 13 años y después hay una mujer de 71 y se ha armado un equipo muy lindo, con muy buena onda».

«Corderos en la niebla» tiene como protagonista a Augusto -interpretado por Agustín-, un padre desesperado que lleva a su hija a un misterioso pueblo como último recurso para salvarla de un extraño mal que la atormenta.

«En este caso creo que es la primera vez que me siento muy identificado con el personaje. Normalmente suelo hacer cosas más distanciadas, más diferentes a mi vida personal como Agustín, un poco más retorcidas y oscuras quizás. Pero en este caso el personaje Augusto lleva a su hija a que la curen de una extraña enfermedad. Yo tengo un hijo de 13 años, que es la misma edad que tiene la actriz, entonces me es muy fácil identificarme con mi compañera porque es como que me pongo en ese lugar de padre, y eso el director me lo ha marcado, que le da cierta ternura de la preocupación real de un padre. Así que me siento muy cercano al personaje, me sensibiliza desde ese lugar», expresó. 

El rodaje empezó el día 12 de enero y ya casi concluyó. A partir de ahora, «empieza todo el tema de edición que es lo más largo y tedioso. Eso lo hace el director de cámara y fotografía, que estuvo filmando, que es Carlos Lasso. Más o menos eso demora seis meses, por los tiempos personales de sus otros trabajos y sus otras responsabilidades».

Esperan que para mitad de año el largometraje ya esté listo para salir a presentarse en distintos festivales del país, «para empezar a mostrar la película, que empiece a rodar, a ganar si es posible algunos premios o menciones, y a partir de que tome visibilidad para tener la posibilidad de que la tome alguna de las plataformas de cine nacional y de cine independiente», indicó. 

Muchas de las películas de Ezequiel han pasado desde que las empezó a presentar, dos o tres años hasta que llegaron a subirse a alguna plataforma, ya que «esos son los tiempos del cine independiente acá». 

Para Agustín poder protagonizar trabajos así significa mucho para su carrera como actor. «En lo personal yo amo ser actor y actuar, ya sea teatro, cine, en la calle. Amo esta profesión, pero para mí, que estudié en La Plata, fue muy difícil porque sentís que el paso obligado si te vas a dedicar al teatro es irse a Buenos Aires. Y a mí eso nunca me gustó», contó.

En ese sentido, expresó que «yo no me hallé en Buenos Aires, no me adapté, no me sentía bien viviendo allá y eso ya sabés que te va a acotar las posibilidades de desarrollarte en tu profesión. No me gustó tampoco todo lo que tiene que ver con la industria del espectáculo, con las productoras y las castingueras. Entré en conflicto con eso y no quería vivir en Buenos Aires».

Por esta razón buscó su horizonte en otros destinos, lo que lo llevó a radicarse en Tres Arroyos. «Estas oportunidades de hacer cosas para los que no estamos en capital, son únicas. Por suerte este año que pasó en Tres Arroyos se formó el Elenco Municipal de Teatro, para el cual yo quedé seleccionado e integro, donde estamos cobrando un sueldo por hacer nuestro trabajo como artistas y que te reconozcan eso está bueno», resaltó. 

Y agregó: «Pero para todos los artistas y actores que estamos en el interior es muy difícil poder desarrollarse y crecer en nuestra profesión. Cuando llegan oportunidades así se valoran mucho. Yo en mi caso estoy super agradecido, a parte trabajar con toda gente que conozco y que quiero lo hace más lindo». 

Además resulta enriquecedor para el actor, «porque no se suele tener esa experiencia de lo que es trabajar con la cámara, con las luces, el sonido, los productores y verte en pantalla. En lo profesional es un crecimiento enorme que no se da seguido la oportunidad de tenerlos para los actores del interior».

También, permite experimentar otras maneras de actuar. «La forma de trabajar en teatro y en cine es totalmente distinta. Nosotros siempre decimos que todo lo que uno haría arriba de un escenario, en cine es todo más chiquito porque solamente tal vez toman planos más cerrados. Se profundiza más en el trabajo de la mirada, la entonación de los textos, que en el teatro se trabaja más con la amplitud de todo el cuerpo en un espacio grande. Y eso hay que entrenarlo y solamente se puede hacerlo haciendo cine. Así que es una oportunidad esto para desarrollar esas habilidades», sostuvo. 

De un lado a otro 

Agustín se define a sí mismo como un «trotamundos» ya que ha vivido en diferentes ciudades a lo largo de su vida. «Soy nacido en La Plata pero toda mi familia materna y paterna son de Tres Arroyos. Después por cuestiones laborales de mi papá nos fuimos a vivir a Viedma, donde hice la primaria. Ellos siempre se habían querido volver, así que cuando a mi viejo se le dio la oportunidad nos volvimos a Tres Arroyos, donde hice la secundaria. Después me fui a La Plata a estudiar», contó. 

En principio probó hacer sociología en la universidad, y en paralelo la carrera de teatro, hasta que descubrió que solamente quería hacer la segunda. 

Después que se recibió en la Escuela Provincial de Teatro, anduvo un tiempo en Buenos Aires, viajando por otros lugares, y volvió a Tres Arroyos en el 2008.
«Ni bien llegué a la ciudad empecé a dar talleres para la Dirección de Cultura. Daba un taller de teatro integrado, para chicos con y sin discapacidad. Di algunos talleres particulares y después empecé a tomar horas en las escuelas primarias y secundarias. Trabajé también en la Escuela de Estética un tiempo», recordó. 

Sin pensarlo mucho fue que se volvió a la ciudad de sus padres. «Iba a Tres Arroyos para ver qué onda y de golpe ya tenía trabajo, empecé a participar en centros culturales independientes como lo fue El Vagón de los Nadie o ahora en Casa ECO. Uno va generando vínculo con personas y con el lugar y ya me quedé en la ciudad», concluyó.
     

Así lo valoró Ezequiel Sanz, creador de “Corderos en la niebla”, quien en diálogo con este diario contó que “yo vengo desde hace varios años produciendo historias rurales. Generalmente son sencillas, vínculos donde siempre los personajes intervienen y una vez que se cruzan no vuelven a ser los mismos”. 

Otra de las particularidades del cine de Sanz es que “a mi me sucede a la hora de escribir que ya voy pensando en quiénes van a estar. Me gusta hacer participar mucho a gente del pueblo que yo visualizo en la historia, como para dejar sentada cierta frescura que uno trata de encontrar, ya sea en los modismos, la jerga, como parte del folclore. Realmente hay todo un trabajo previo de planificación para que los hechos pasen”, destacó. 

De esta manera, contó que “Corderos en la niebla es una historia que yo sentía hace mucho tiempo y necesitaba ponerla en palabras. Fui encontrando los momentos y charlándolo mucho con el director Carlos Lasso, que también hizo su aporte para quitar cosas que yo había puesto en el guion y que la historia tome otro tipo de rumbo más hacia el suspenso”.

El tiempo en el que fue guionando este largometraje “es relativo porque la historia la fui encontrando en estos últimos meses. Yo creo que también una vez acá en Henderson veo ciertos lugares donde yo me imagino que puede transcurrir que me dan esas piezas que me están faltando para completarla”, sostuvo.

Y agregó: “Generalmente el entorno en el cual yo voy visualizando los hechos de la historia me da el empujón para desarrollarla. Entonces, a la hora de filmar el director ya tiene resuelto donde se va a hacer y después él termina de resolver”.

Además de los actores y de Ezequiel, el equipo técnico está compuesto por Carlos Lasso, que es quien está a la cabeza como director, haciendo cámara, fotografía e iluminación.
Por otra parte, está Alejandro Fernández, que es el que está en toda la parte de arte de los vestuarios y también en sonido. 

Asimismo, “hay un chico de acá del pueblo que se llama Ramón Leguizamón, que siempre nos da una mano enorme y termina siendo parte de la producción. Nos resuelve situaciones en la logística y a partir de eso nosotros nos ahorramos un montón de tiempo”, resaltó Sanz.

A partir de ahora, resta la postproducción, que Carlos Lasso también estará encargado de eso.
“Producir y hacer cine cuesta mucho, entonces yo valoro estas historias que surgen de otros lugares, que no son contadas por cuatro o cinco productoras de capital federal. Acá nacen desde el interior, los que participan son gente que está viviendo en estos lugares y los que se amoldan a estas historias son los actores y artistas que llegan y establecen el vínculo con el espacio en el que están trabajando”, opinó Sanz. 

La noticia que le llegó a Ezequiel es que una de sus películas escrita y producida hace cuatro años aproximadamente, estará disponible en la plataforma gratuita de cine nacional CineAr a partir del 1 de febrero.
“Es un drama rural, también filmado en Henderson y la protagonista es la misma que la nena de ‘Corderos en la niebla’, nada más que cuatro años atrás. Yo la escribí y la dirigí y para mí es una alegría muy grande porque es una película independiente y que un proyecto así esté en una plataforma de cine nacional, nos da fuerzas y confianza para seguir creyendo en lo que se hace, en la propuesta estética, en la propuesta de dramaturgia”, valoró.