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Juicio por Jurados: lo que hubo y lo que todavía falta

Por Jorge Enrique Mendiberri

 
En nuestra edición del pasado domingo, la doctora Graciela Cortazar, titular de la Defensoría Pública del Departamento Judicial de Bahía Blanca, en una nota con LA VOZ DEL PUEBLO defendió el sistema de Juicio por Jurados e invitó a los fiscales a trabajar más en la presentación de la prueba para obtener un veredicto condenatorio.
La prestigiosa abogada, fuente de los legisladores bonaerenses a la hora de sancionar la Ley 14.543 que establece el Juicio por Jurados en la Provincia de Buenos Aires, prometió ser objetiva en el inicio de la charla con este diario, pero no pudo con su posición en este tema y, entre los argumentos que usó para defender el citado sistema de Justicia, mencionó la igualdad de posibilidades entre legisladores para sancionar leyes como ciudadanos sin ser especialistas en la materia, en caso de ser elegidos en una elección constitucional, y de la capacidad de éstos para también dictar veredictos, a pesar de no ser abogados. 
El encuentro y la nota no pudo ser más oportuna, sobre todo teniendo en cuenta que tres días más tarde comenzaba en el Tribunal Criminal de Tres Arroyos el Juicio por Jurados a Silvina Cervetti, la mujer que finalmente fue condenada en primera instancia por matar a su beba de 8 meses, tras haber perdido a otros dos bebés en idénticas condiciones. 
Como si fuera un reto indirecto al Ministerio Público Fiscal, la abogada bahiense pidió que no se confunda «frustración con el resultado de un sistema», haciendo alusión a un eventual fallo de «no culpabilidad» tras el juzgamiento de graves delitos que prevén penas de más de 15 años para los imputados que pueden acceder a esta modalidad de debate. 
Como si hubiera recogido el guante, el fiscal Gabriel Lopazzo debió «transpirar la camiseta» para convencer a un Jurado que, por el monto de la pena, exigía un fallo unánime para lograr un fallo de «culpabilidad». 
Y así fue. Lopazzo se mostró entero a pesar de haber estado doce horas presentando la prueba testimonial y esperando con paciencia el contacto a través de precarios sistemas electrónicos para llevar adelante videoconferencias y comunicaciones vía Skype con distintos testigos ubicados lejos de nuestra ciudad, pero generosos a la hora de ofrecer su testimonio en pos del objetivo de Justicia por la pequeña Isabela, la hija fallecida de Silvina Cervetti. 
Por eso, en este último Juicio por Jurados celebrado en nuestra ciudad, hubo la dedicación que Cortazar le pidió a los fiscales antes de criticar «su» sistema, pero faltaron elementos que, lamentablemente, no deberían ser descuidados en el futuro si se pretende su continuidad. 
La estructura edilicia adecuada del recinto donde se lleva a cabo el debate debería preservar más a los miembros del Jurado, quienes no tendrían que estar en contacto con testigos de la causa y mucho menos, cerca del imputado, como ocurre en nuestra ciudad cuando un jurado quiere ir al baño y pasa caminando junto al acusado. Mucho menos con un cartel con su número de jurado colgado del cuello como elemento que permite su fácil identificación y que, en casos más delicados, donde por ejemplo pueda tratarse un hecho provocado por el crimen organizado, no garantice la seguridad de sus miembros. 
En el debate que finalizó el viernes, la Fiscalía logró satisfacer la demanda de la doctora Cortazar al incrementar notablemente la calidad de su presentación de la prueba para convencer a un Jurado en un caso que, en principio, se presentaba difícil para lograr unanimidad de votos. 
Sin embargo, hay aspectos que aún deben preservarse para evitar la corrupción del sistema y la manipulación de sus elementos en pos de un objetivo que poco tendría que ver con la Justicia que se persiguió en su creación. 
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