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Agua y elección de variedades definen la nueva siembra fina

Una de las jornadas del congreso online A Todo Trigo
2021, realizado de martes a jueves, se convirtió en
una valiosa caja de herramientas para la toma de decisiones
de productores y asesores de cara a la nueva siembra
de fina. Coordinados por Daniel Miralles (FAUBA-CONICET),
tres especialistas analizaron las perspectivas climáticas y
los criterios para elegir qué sembrar en las dos principales
regiones productivas. 

En la apertura del panel, Miralles insistió en reafirmar la
importancia de los cultivos de invierno en las rotaciones y
recordó que el agua disponible en el perfil es clave y va a
marcar el potencial de rinde esperado, también pesa en la
decisión el precio del cereal, la relación precio insumos/cereal,
cuánto hay que fertilizar, y el control de plagas, enfermedades
y malezas a realizar. 
“Los suelos se nutren a partir de las raíces de los cultivos.
Lo más importante es la introducción de raíces que hacen
sustentable el sistema de producción. Hoy no se habla de
dejar descansar el suelo sino de intensificar la producción.
Tenemos que darle de comer, no dejarlos descansar. La biomasa
promueve la materia orgánica. Por eso es conveniente
pensar en el doble cultivo y la intensificación de los sistemas”,
insistió Miralles a la hora de argumentar el rol de los cereales
de invierno en la rotación. 
Para el coordinador técnico del congreso A Todo Trigo, el
doble cultivo es conveniente desde el punto de vista técnico
y económico. “Este año la relación insumo producto está por
debajo del histórico, es una buena relación. En lo que hace a
los márgenes brutos, es posible obtener buenos resultados.
El doble cultivo da niveles de ganancia siempre superiores
que el monocultivo de soja”, apuntó. 
El factor climático 
La perspectiva climática fue abordada por María Elena
Fernández Long, de la Cátedra de Climatología y Fenología
Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA. “Lo
primero a tener en cuenta es la humedad del suelo. La campaña
pasada ya se veía falta de agua en el centro y oeste
de Córdoba al inicio de la campaña pasada y esto generó
rindes promedios de 1635 kg/ha. En tanto, en regiones como
General Pueyrredón, en el sur triguero, los rindes promedios
rondaron los 4800 kg/ha. Todo en una campaña que a nivel
general ofreció un rinde promedio de 2520 kg/ha de rendimiento”,
introdujo la especialista al argumentar el peso de
la disponibilidad hídrica para el cultivo. 
¿A qué tenemos que prestarle atención? Además del agua,
Fernández Long puso el foco en el Cociente Fototermal (Q),
que es la relación entre la radiación y la temperatura media, y
adelantó un trabajo aún no publicado que parte de un análisis
de 33 departamentos para 35 campañas donde se evaluaron
distintas variables agroclimáticas y los rendimientos. 
La primera conclusión indica que no existe una respuesta
homogénea para toda la región y mostró cómo, en la franja
oeste es el agua la principal limitante de la producción,
mientras que hacia la franja este (donde se suele contar con
mejores niveles de humedad) ganan peso variables como la
temperatura y la radiación. 
“No se puede pronosticar el tiempo para los próximos meses.
Sí algunas de las características del clima de los próximos
meses. En base a los pronósticos de consenso podemos decir
que el próximo trimestre se espera que estén por debajo de
lo normal las precipitaciones en la provincia de Buenos Aires,
en tanto habrá mayor amplitud térmica y mayor probabilidad
de heladas”, detalló. 
Y remarcó que partimos de una buena condición hídrica
en toda la región pampeana, con algunas excepciones en el
extremo sur de Buenos Aires, Santiago del Estero, norte de
Chaco y noroeste de la provincia de Córdoba. 
Variedades 
La elección de variedades para la zona norte de Buenos
Aires y sur de Santa Fe fue analizada por Matías Ermácora
(FAUBA- AACREA). El asesor hizo hincapié en un planteo de
grupo de variedades. “No deberíamos elegir hacer o no un
cultivo solamente por los márgenes brutos. Hay otros análisis.
Lo que se hace ahora tiene efecto sobre lo que se va a seguir
haciendo”, dijo y destacó la importancia de los dobles cultivos
a partir de los cuales, “en ambientes de baja productividad,
levantamos los pisos de márgenes brutos y en los de alta
productividad, levantamos los techos”, expresó. 
Para Ermácora, la elección de variedades de trigo responde
al tipo de planteo que hagamos. “Hay recambio de variedades
y alternativas. En ciclos más largos y de calidad 2, Algarrobo
viene siendo el más sembrado en esta región y Baguette 620
lo va superando. En ciclos cortos, Ceibo es el más sembrado,
Ñandubay y Klein Valor también. Queda muy bien en margen
el grupo 2 de Gluten 24”, ejemplificó. 
En cebada, el técnico destacó su experiencia con la variedad
Andreia. “Probamos adelantar fecha de siembra del 10
de junio al 20 de mayo. No ganamos rendimiento pero sí
mejoramos el calibre en un importante porcentaje de casos.
Esto nos permitió ajustar para sembrar soja de segunda y esos
cinco o siete días de ganancia repercuten mucho en rinde
para soja”, detalló. 
Y aclaró que ahora hay un grupo de variedades interesantes
en rendimiento que superan a Andreia, aunque en el calibre
Andreia es la reina. 

En el sur 
La zona Sur fue potestad de Agustín Giorno (FAUBA-CREA).
Su presentación también puso especial énfasis en los aportes
del doble cultivo trigo/cebada soja de segunda versus soja
de primera. “En todos los casos, aunque en rangos distintos,
siempre hay ventajas. Hacia el este los márgenes podrían ser
mejores”, dijo y analizó el coeficiente de variabilidad de rendimientos
entre campañas, que es menor hacia el este (11%)
y se amplía hacia el oeste (34%) y depende especialmente
de los niveles de agua a la siembra. 
“El trigo hoy es bastante más capaz de traducir el agua en
rendimiento. En el sudoeste las diferencias de rendimiento
para cebada, trigo y candeal están explicadas en un 40% en
el agua a la siembra. En el oeste arenoso es la profundidad
de napa y la profundidad de tosca”, dijo y agregó que sobre
los criterios de elección de cultivares de trigo hoy se prioriza
maximizar el rendimiento, el perfil sanitario y la tolerancia
a heladas. 
La fecha de siembra también es una variable a considerar.
“En 2020 las siembras más tempranas tuvieron ventaja en
los rendimientos. Hay que recurrir a las redes de ensayos”,
dijo y acotó que hoy nuestros planteos están requiriendo
más nutrición. Los planteos justifican 120 a 150 kg/ha de
nitrógeno e incluso particionarlo tratando de capturar más
eficiencia en el sistema”, apuntó. 
“El avance de enfermedades virulentas como Roya amarilla
y resistentes como Mancha amarilla está condicionando la
elección de la genética. En este caso, la ventaja que presenta
la cebada es que nos permite mantener sano el cultivo en
un tiempo más prolongado”, aclaró. 
Giorno detalló que en el sur coexisten diferentes sistemas.
Hacia el sudeste hay una marcada ventaja económica en
dobles cultivos y hacia el oeste esta ventaja es más difusa
(gruesa clave). Sin embargo, en todos los sistemas, la posibilidad
de aprovechar el recurso agua durante todo el año
con evolución en cultivos de invierno los posicionan como
una oportunidad.
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