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Gastón Pagniez nadó 250 kilómetros recorriendo el lago Nahuel Haupi

Por Fernando Catalano

Mientras sin apuro deja que asome un nuevo desafío individual en nado sobre aguas abiertas, el tresarroyense Gastón Pagniez compartió su satisfacción por haber logrado concretar uno de sus retos más exigentes hasta el momento, al haber contorneado 250 kilómetros para rodear el lago Nahuel Huapi, el magnífico espejo de agua del sur argentino que comparten las provincias de Neuquén y Río Negro. 

 Explicó que si se trazara una línea recta, esa sería la distancia alcanzada a nado, en redondo, y sobre los brazos del lago. 
A la prueba, Gastón, la tenía prevista para tiempos pre pandemia de coronavirus. Pero a partir de sus efectos y restricciones discontinuó su preparación en la ciudad de Buenos Aires donde hace años reside junto a su familia. El duro tramo de confinamiento lo alejó de sus prácticas en las piletas, por ejemplo.

Gastón Pagniez, acompañado por Marisa Gilardoni, Hernán Rivero, Gerardo Flores (@velerobariloche) y Nicolás Campero @cauquenhuapi, produjeron el contenido audiovisual de la experiencia

Pero pudo retomarlo a partir de contactar a un conocido en Villa la Angostura, que además disponía de logística para poder realizar el seguimiento, con un velero de pequeñas dimensiones pero que se ajustaba para los fines de la travesía. 

Ese asistente, su esposa Marisa y otros integrantes desde Bariloche en lancha, completaron el equipo de personas que lo acompañaron cada jornada para cumplir con el plan de nadar entre tres y cinco horas diarias en un solo turno, hasta terminar. 

Un breve resumen de la travesía de Pagniez

“Dormíamos en el velero, descansábamos en una bahía. Fueron 20 días de vivir en el velero y en el lago, fue espectacular”, dijo Gastón que utilizó sus vacaciones para concretar su objetivo. 
 Nado y logística 
“Mi intención era salir todos los días a las 7 de la mañana, es el horario -para mí- más cómodo porque tenés menos contraste con la temperatura exterior. Entonces no te da tanto frio tirarte al agua y después te queda todo el día para descansar y hacer otras actividades como pescar y pasear”, contó el tresarroyense que de ese modo también aliviaba la carga para el equipo de personas que lo seguía, y lo alimentaba en los diferentes trayectos de la prueba.

Noelia Petti lo cruzó el 9 de marzo del 2014. En la foto se la ve hidratando a Gastón Pagniez, durante la preparación de la prueba (La Nación)

Igualmente, más allá de la planificación, hubo días en los que la actividad comenzaba un poco más tarde. Ocurría que en ocasiones -por el traslado hasta el punto de inicio- Gastón empezaba a nadar a partir de las 10:30 u 11. “Ya no es tan lindo porque pega mucho el sol. Pero lo disfruté todo igual, tuve la suerte que nos tocaran unos días impresionantes, la mitad de los días nadé con el agua planchada y recién en los dos últimos nos tocó tormenta y viento fuerte”.

 “Las tres o cinco horas las nadaba en un solo turno, pero hacíamos otras actividades para que no se aburran los acompañantes”, apuntó Gastón. Su equipo –principalmente su esposa- se encargó permanentemente de acompañarlo, marcarle el rumbo y sobre todo de alimentarlo. 

“Cada media hora teníamos pautado que mi señora me dé una solución de maltodextrosa, pero intercalaba con bananas y un día que se me hizo largo -y muy tarde- empecé a comer pizza porque no aguantaba”, confió. Los alimentos se los acaraba siempre su compañera por medio de una soga. 
La experiencia de Gastón en el nado sobre aguas abiertas como en el cruce del Río de la Plata en 2014, le dan un aplomo especial para poder organizar su hoja de ruta diaria. 
Fue así que resolvió no nadar muy cerca de la lengua del agua. “Trataba de ir lejos de la costa, en general, para evitar la resaca. Cuando hay viento y pega la ola contra las piedras se hace una doble ola y te saca de ritmo; trataba de trazar líneas rectas entre un punto y otro y seguirlas”, dijo al describir sur forma de ingresar al agua para lograr el objetivo y disfrutar de la experiencia al mismo tiempo. 

Mapa del recorrido que Gastón Pagniez trazó para recorrer el Lago Nahuel Huapi

 Asombro a la vista 

“Tenía muchas ganas de hacerlo continuado al lago, había hecho muchos tramos pero por separado, pero la idea era dar toda la vuelta y todos los brazos. Y salió, es hermoso. Ves para cualquier lado y tenés cordilleras y los rayos del sol que se meten en ese lago azul hasta el infinito; es una sensación de paz y alegría únicas. Y en ningún otro lugar lo veo”, sostuvo.
A lo largo de la prueba pudo ver hasta los “lugares más recónditos, con su fauna y por ejemplo aves que no había visto. Una noche -a la una- nos despertaron garzas brujas caminando por el velero”.
 La experiencia, en toda su extensión, le permitió disfrutar además de horas de vida al aire libre y siestas a la sombra contemplando los lugares más alejados de la civilización. 

 Otros desafíos 

A nivel individual Gastón está abierto a las nuevas experiencias que le resulten tentadoras; pero en relación al trabajo grupal ayer tenía previsto participar de la “Travesía Río de la Plata”, en la que doce nadadores tenían recorrerían cuarenta kilómetros en conmemoración del “40° aniversario de la gesta de Malvinas”. 
Sobre una nueva meta personal dijo que “algo va a salir. Esto de estar quieto no anda. Soy bioquímico, estoy ocho horas por día encerrado en un subsuelo, entreno todas las mañanas a las 7 en la pileta para encarar el día con paz en la mente”, expresó el tresarroyense que el 5 de diciembre de 2021 unió a nado las playas de Claromecó y Reta, durante seis horas de prueba. 

Un aspecto no menos importante tiene que ver con la práctica de la natación en su caso. “Nadé toda mi vida pero no como deporte. Empecé en serio después de los 30 años. Soy bastante maleta, no tengo buena técnica pero lo suplanto con la cabeza lo que no tengo de físico y técnico”, explicó el bioquímico que recomendó practicar la natación a partir de cualquier edad. 

Sobre el cierre comentó que tanto en Villa la Angostura como en Bariloche y hasta en Nahuel Huapi ya se están fomentando grupos de nadadores y de personas que arman la logística para este tipo de experiencias, una actividad que además resulta en una salida laboral para los locales. 

 En el Río de la Plata 

El desafío del que ayer participó Gastón, comenzaba dos millas antes del territorio uruguayo, en aguas internacionales, y alrededor de las cuatro de la madrugada.
Junto a un grupo de nadadores tenían previsto desplazarse desde ese punto hacia Punta Lara, Ensenada, para concluir la prueba aproximadamente a las 19. 

 La travesía se realizó un mes antes del 2 de abril cuando se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. 

Los organizadores previeron un horario en el que se podía aprovechar el máximo de luz natural, con la salida del sol desde las 6.44 y su puesta a partir de las 19.49. 
Según se anunció la experiencia incluía la participación de dos equipos de una persona que realizaban el cruce completo nadando cada uno los cuarenta kilómetros; y un equipo de cuatro y dos más de tres personas -cada uno- que se relevarían cada una hora de nado.     
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