El escrito indica que «el 31 de octubre de 1517 el monje agustino y profesor de Teología, Martín Lutero, clava las 95 tesis contra el valor de las indulgencias en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, en Alemania, con el propósito de presentarse a un debate público. Esto, lamentablemente, no llegó a ocurrir, quizás porque Martín Lutero fue un adelantado a su época. Su objetivo principal era que se abriese el espacio para confrontar el valor de las indulgencias con las verdades reveladas en las sagradas escrituras, la Biblia. Si bien hubo otros antes que él que propulsaron cambios en la iglesia de aquel entonces, éste fue el inicio de un movimiento público que comenzó a crecer y que continuaron muchas otras personas más». 

Destaca que «el gran aporte que realizó Martín Lutero fue el de intentar acercar a los miembros de la iglesia a la Palabra de Dios revelada en la Biblia, y de esta manera hacer que la fe en Jesucristo como Señor y Salvador se transforme en el fundamento y centro de la vida espiritual de la gente de su época. Esta quimera comenzó hace 500 años, en la vieja Alemania, y ha llegado a todos los confines del mundo, en donde más de 70 millones de personas son miembros de la Iglesia Luterana, más de 80 millones son miembros de las iglesias reformadas y en donde muchos otros han compartido esta importante cosmovisión cristiana». 

Con respecto al alcance que tiene la tarea de las iglesias surgidas de la Reforma en Tres Arroyos, en el texto se indica que «se han hecho presentes y lo siguen haciendo, con una vida espiritual orientada por las confesiones de fe nacidas de Lutero y otros reformadores que han realizado grandes aportes a la iglesia tales como Ulrico Zwinglio y Juan Calvino».

La palabra 

En el transcurso de la conferencia de prensa, Martín Olesen puso de manifiesto que «500 años después las iglesias que nacimos de la Reforma nos volvemos a preguntar si nuestra iglesia vive de acuerdo a la fe que nos enseñó Jesucristo. También es una evaluación interna, un momento de vernos a nosotros mismos». 

Como un testimonio central al que recurrir en esta mirada introspectiva, dijo que «tenemos los evangelios de los cuales Lutero se nutrió para ver si hay que cambiar algo. No ser miedosos a los cambios cuando son regidos por la palabra de Dios. El gran valor de la reforma de Martín Lutero para la iglesia cristiana y para la Iglesia Católica es acercar la palabra de Dios -que no estaba en los idiomas del pueblo de aquel entonces- a la propia gente. Es momento de volver a mirarnos en la palabra de Dios y ver quizás si hay alguno nuevo para hacer». 

Hay una situación histórica que se registró el 31 de octubre de 1517, a partir de las acciones de Martín Lutero. Pero a su vez formó parte de un proceso más amplio, que es interesante abarcar en toda su magnitud. 

Sobre este aspecto, Annedore Held indicó que «es pertinente aclarar que si bien la fecha está vinculada con Martín Lutero, lo que estamos celebrando no es solamente luterano, sino es todo el movimiento que fue público y se desencadenó a partir de eso. Tenía sus antecesores como Pedro Valdo, Juan Huss y otros reformadores en Suiza, en Holanda, en Francia. Al mismo tiempo Ulrico Zwinglio, Juan Calvino, que defendían las mismas cosas pero por ahí no tuvieron esa bendición ni ese don de poder hacerlas públicas como hizo Martín Lutero, pero ayudaron para que todos los demás puedan ser escuchados también». 

Por ello, manifestó que «la Reforma Protestante vincula a los luteranos, los reformados, los valdenses, los congregacionales y así lo sentimos también, aún si la relacionamos con una fecha muy luterana».