Cinchada cultural

Lo llamativo del encuentro fue la digitada ausencia de la directora de Cultura, Virginia Goicoechea. Fuentes cercanas al área afirmaron a LA VOZ DEL PUEBLO que el propio Sánchez se comunicó con la directora y le solicitó que no se presentara en el encuentro. Y tampoco su hermana que trabaja en el área administrativa. 

De hecho Goicochea permaneció en el Centro Cultural -donde se llevaba a cabo la reunión- pero en una oficina adjunta. El intendente ratificó ante los asistentes la importancia de sus trabajos y la necesidad de contar con ellos para el crecimiento de la ciudad. 

En su presentación dijo que «este sistema de Asistencias Técnicas fue creado hace años y tenemos frutos que son evidentes, hay que sostenerlo desde la política también», y además les sugirió «seguir en esta línea».

Sánchez invitó a los profesores presentes a reflexionar sobre el proyecto del que son parte -y sobre todo- quién los sostiene. «Estamos en campaña, hay que mirar bien lo que se vota, a quién se vota, qué proyecto tiene para sostenernos como comunidad, ésa es la importancia de la política. No es más importante que el trabajo que cada uno hace, pero sí las decisiones que se tomen en la política nos afectan a todos». 

En ese encuentro el jefe comunal contó que tanto la coordinadora de las asistencias, Noemí Rivas, como la directora de Cultura, Virginia Goicoechea, le van informando del trabajo realizado. 

«Estoy más o menos enterado de cómo van», dijo. Y agregó: «Estamos dispuestos a ir cambiando las cosas que ustedes nos propongan: si ustedes nos dicen si en vez de dar una clase de 45 minutos, es mejor de una hora -o cualquier tema similar- todo viene bien porque todo hay que mejorar, quiero que me aporten cosas». 

En ese contexto el titular del Poder Ejecutivo tresarroyense abrió un espacio para el intercambio, la consulta y también la crítica. Muchos se animaron y le explicaron que una de las cuestiones más preocupantes tenía que ver con el maltrato que la directora de Cultura ejercía sobre ellos.

El gesto político fue valorado por quienes se animaron a hablar y hay quienes sostienen que hasta son contenidos. También plantearon que tenían que vender bonos y rifas a solicitud de la funcionaria, dieron a conocer cómo los afecta la falta de organización respecto a los espacios compartidos en el Centro Cultural, la carencia de material y el incumplimiento de lo pautado, entre otras cuestiones.

Otros, en cambio, no se animaron a decir lo que les pasaba, pero no hubo quien defendiese la gestión de Goicoechea, y tampoco quien levantase la voz para desdecir a sus compañeros. Quienes fueron consultados por este diario miran con mala cara -o directamente desconfianza- la organización de rifas desde esa misma cartera. Una hecha recientemente se ofrece para «diferentes fines», según advirtieron los informantes. 

Desde la compra de elementos de sonido y hasta agua embotellada han sido mencionados por la funcionaria como las necesidades a cubrir, cuando por ejemplo el líquido es adquirido con el resto de los suministros desde la administración central. 

El manejo de fondos generados en el ámbito del Centro Cultural también le generó ya una fuerte reprimenda interna a Goicoechea, como ocurrió por ejemplo con la recaudación en un determinado evento. El producto de lo recaudado finalmente no se destinó para la compra de zapatillas e indumentaria para las alumnas de la escuela de danzas. 

En esta misma línea se observó que dejaron de circular los bonos de color rosa de colaboración a un valor de 30 pesos, que llevaban un talón donde dejar asentado quien aporta de forma voluntaria. Esos bonos ahora serían impresos, y sin talón de control. «El Ejecutivo se enteró de esa anomalía», fue advertida y sigue en sus funciones. 

Las consecuencias de la reunión entre el intendente y los asistentes técnicos tuvo consecuencias. Enterada Goicoechea de algunos comentarios tomó determinaciones que perjudicaron a algunos de ellos que perdieron horas cátedra que tenían asignadas, además de incrementar el maltrato y sus enojos. 

En consonancia con estos hechos, hubo quienes al ser consultados por este diario, prefirieron permanecer en silencio. Entre quienes hablaron con La Voz del Pueblo -una veintena de personas entre talleristas y hasta funcionarios- todos lo hicieron en off, por obvias razones vinculadas al temor de comprometer su fuente laboral. 

Por eso manifestaron tener una relación «limitada» en la que «ni siquiera se le plantean quejas» a la responsable de las políticas culturales y educativas del distrito. No faltó quien haya planteado el haber sufrido una «desilusión» al no poder llevar adelante nuevas inquietudes o proyectos toda vez que si no provienen de la propia iniciativa de la funcionaria del gobierno municipal, ésta tiende a «boicotearlos» o directamente no son acompañados por la funcionaria. 

Finalmente, Sánchez se despidió de aquel encuentro hecho dos semanas antes de las legislativas del 22 de octubre, pero no sin antes escuchar el pedido general por la estabilidad laboral de la que tanto el gremio municipal, como los concejales, han hablado en reiteradas oportunidades.