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Afirma que denunció la usurpación de su casa y no recibe respuestas

María Eugenia López es una vecina de nuestra ciudad que temporalmente vive en la casa de su padre, porque su propiedad, que ella misma y su pareja construyeran en un terreno del que afirma tener los papeles, está ocupada por personas que, según sus propios dichos, la habitan desde que un tercero que la alquilaba se las cediera y que ahora se niegan a abandonarla. 

 La nombrada estuvo en el diario, con su pequeña beba de 10 meses en brazos -tiene otros dos hijos varones de ocho y cinco años-, y le contó a LA VOZ DEL PUEBLO los pormenores de la historia que, de acuerdo a su propio relato, la tiene como principal perjudicada. 
Todo comenzó con el embarazo del tercer hijo de María Eugenia López. «Fue el de mi nena. Un embarazo con mucho riesgo, lo que me obligó a pasar mucho tiempo internada», comenzó a manera de introducción el relato de la historia que la llevaría a vivir a la casa de su papá, en Isabel la Católica 1850, que habita actualmente. 
Y que deberá abandonar pronto porque su padre «también tiene su familia y su vida». Pero continuó con los principios del problema: «Fui a dar a luz en diciembre, y en medio de todos los problemas tuve que ir a vivir con mi papá para no quedarme sola, por lo que decidí alquilarle mi propiedad a una persona. A mí me servía, porque yo necesitaba la plata».
Polémica sesión 
Esa persona, a la que identificó como Marcelo Carrera, «actualmente internado en Salud Mental del Hospital, vivía solo en la casa. El le cedió la vivienda (‘se la vendió de palabra’, según lo manifestado por López en la ampliación de denuncia que realizó el pasado 3 del corriente en la estación policial) a Daniel Figueroa, quien en los últimos tres o cuatro meses que estuvo allí no me pagó el alquiler. Entonces mi pareja y padre de mis hijos, Fernando Cristian Espinoza, se hizo presente en el lugar, le pidió que por favor retirara sus cosas o me empezara a pagar todos los meses atrasados, por lo cual Daniel Figueroa le dijo que le iba a pegar un tiro, que de otra manera no se iba a ir. Que la casa no se la iba a devolver». 
«Insultos y escraches» 
López manifestó que además «Figueroa me insultó y me increpó en la comisaría el viernes pasado (3 de noviembre, cuando fui a hacer la ampliación de la denuncia por usurpación (López había denunciado a Carrera y Figueroa hace aproximadamente un mes).
«El -por Figueroa- me escrachó en el Facebook, dijo que yo estaba en una casa usurpada, lo cual no es verdad, porque vivo en la casa de mi padre, en Isabel la Católica 1850; está muy mal informado», se defendió López para acusar: «Y el señor decide dejarme en la calle con mis tres hijos…» 
El reclamo 
La casa de Solís 1427 «es de mi propiedad. Tengo los papeles del terreno y hay numerosos testigos que vieron cuando yo levanté allí mi casa hace más de 12 años, junto a mi pareja, Fernando Cristian Espinoza», precisó María Eugenia López, sobre la situación legal de la propiedad en cuestión. 
«Yo me hice presente en mi hogar, el viernes 3 del corriente mes, fui con dos móviles de la policía, para que vieran que yo no iba a buscar problemas ni mucho menos; ni siquiera golpeé la puerta, lo hizo un oficial, salió la señora de Figueroa, Mara Ortiz, quien inventó que yo le había querido pegar, cosa a la que yo nunca fui allí porque además estaba en presencia de la policía. Le dije que, por favor, necesitaba mi casa porque me quedaba en la calle con mis tres hijos. 
«Ortiz me contestó que el hombre de enfrente se la había regalado. Crucé, salió el vecino de enfrente, Juan Molina, quien me levantó la voz, me dijo que no quería problemas con la policía. Yo le pregunté si efectivamente le había regalado mi casa a ellos y entonces me empezó a gritar, me dijo que yo se la había alquilado a una persona de mal vivir, a lo que yo le respondí que habíamos sido vecinos por más de 11 años y que no tenía nada que explicarle a él. Y él también me dijo que yo estaba viviendo en una casa usurpada, a lo que le aclaré que era la casa de mi padre. El señor me empezó a gritar y ella salió diciéndole después al marido, a Figueroa, que yo le había querido pegar».  
Otro cruce 
«Yo no soy esa clase gente», dijo Ortiz sobre el incidente. Ella (la esposa de Figueroa) tiene una nena chiquita y yo no soy de hacer ese tipo de cosas», afirmó, para recordar luego que «a los 10 minutos me lo crucé a Figueroa en la comisaría, cuando fui a hacer la denuncia, el viernes 3 de noviembre. El viernes pasó todo y él se me apareció en la puerta de la comisaría a increparme, cosa que a mí me pareció un disparate. La policía me decía: ‘Dejálo que se vaya’. Y me tuvo que acompañar un oficial al auto. Yo tenía miedo por mi hijita, porque podía resultar golpeada… Por ahí, en un manotazo, me la hacía golpear, o me la hacía caer… Y la policía dijo que ellos no podían hacer nada si el caso no pasaba a mayores». 
Al día de hoy 
 María Eugenia López le dijo finalmente al diario que «sobre la denuncia no hubo todavía actuaciones ni nada. Hace una semana que me tienen a las vueltas. Y el fiscal -me parece que era Lemble que estaba ese viernes a la mañana- le mandó a decir a la secretaria que me dijera que vaya a Bienestar Social de la Municipalidad. Volví a ir el lunes y me dijeron lo mismo. Y volví a la comisaría y me dijeron que no me pueden tomar más denuncias ni ampliaciones, porque lo que se había hecho ya estaba.
«Pero entonces que hago… ¿Esperar? No sé qué tengo que esperar porque ellos me dijeron que si se van me van a prender fuego la casa. ¿Y si pasara eso? Y las autoridades me dijeron: no sé, nosotros no tenemos respuestas para eso. Entonces si él me quema o me desarma a patadas la casa, yo solamente me quedo… con que ‘tenía’ una casa».  
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