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Señora directora:
En los primeros días de marzo del corriente, ante las críticas, el secretario de Obras Públicas, Eduardo Groenenberg, salió a respaldar a quien está al frente de Servicios Urbanos (La Voz del Pueblo 11/3/2017).
Decía entre otras cosas «El barrido, que todavía tenemos algún déficit y que buscamos empezar a mejorar».
Lamentablemente la realidad se contrapone con los dichos del secretario de Obras Públicas, lejos de mejorar ha ido empeorando en los últimos meses. Le recomiendo que se dé una vueltita por las avenidas circundantes (Güemes-Caseros, Ameghino-Almafuerte, etc.) y también por algunas que forman parte del camino de cintura por caso la avenida Alem. Hubo una época que en forma periódica eran barridas manualmente. Más tarde, hace tres años, apareció una barredora no muy eficiente, que dejó de realizar su recorrido, y hace meses que las avenidas mencionadas no se barren por ningún medio, acumulando importante suciedad, que no se compadece con los servicios que la Municipalidad debe brindar prioritariamente a los vecinos, pues para eso paga el canon correspondiente.
Por otro lado, se trata de arterias de ingreso y egreso de la ciudad, por las que circulan visitantes y muchos medios de transporte de pasajeros, lo cual hace que la imagen que la ciudad trasunta no sea la mejor.
Un aspecto que tiempo atrás era destacado por propios y extraños. Si antes se podía brindar un buen servicio ¿Por qué no ahora? Y no se trata solo de las avenidas, también hay muchas calles en la misma situación y por añadidura hay muchas propiedades abandonadas y/o terrenos baldíos con basura acumulada sobre las veredas de lo cual nadie se da por enterado. ¿No hay un inspector de calles?
En la misma intervención del secretario de Obras Públicas, señalaba a modo de justificación el sinnúmero de responsabilidades que le competen a quien dirige Servicios Urbanos. Por lo arriba expuesto caben dos consideraciones: como dice el refrán «Quien mucho abarca poco aprieta «o «La organización y planificación de las tareas brillan por su ausencia».
Cartas como ésta no tendrían razón de escribirse -uno no se alegra por ello ni se solaza con la crítica- si se cumpliera con normalidad con la prestación de los servicios esenciales (barrido y limpieza, riego de calles, mantenimiento de los espacios públicos, cementerio, etc) que son la razón de ser de una administración municipal.
