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Tres Arroyos, DOMINGO 28.04.2024
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«La escuela siempre tuvo diversidad, pero no contempló las diferencias»

Silvana Corso es directora de una escuela en Fuerte Apache, magister y fue nominada al premio Global Teacher Prize en Australia. 

Es una mamá que aprendió primero con su hija todo lo referente a la discapacidad para involucrarse para siempre en la tarea de trasmitir conocimientos, capacitar, formar a los docentes y a la sociedad, a la que considera hay que informar. Llegó a Tres Arroyos invitada por el área de Discapacidad de la Secretaría de Prevención y Salud y dejó una huella imborrable en el enorme auditorio que escuchó sus vivencias personales y profesionales el viernes en El Fanal, en la jornada de aulas inclusivas. 
Para Silvana el encuentro con los docentes en nuestra ciudad es la oportunidad de llegar a transmitir su experiencia de vida que «me atraviesa y atraviesa mis prácticas», empieza a contar momentos antes de iniciar la capacitación a su cargo.

En el aula 
Silvana está altamente capacitada para contar situaciones en el aula de las que puede dar cuenta, porque dirige una escuela que trabaja en este camino de la inclusión atendiendo a la diversidad, «con un claro marco teórico que es lo que sustenta una práctica, pero con fuertes estrategias para el aula», las que compartió con los más de 300 profesionales de educación y salud que asistieron a su charla. 
A todos ellos los puso en situación a través de una primera conferencia de movilización «para ponernos en el lugar del otro y con el corazón abierto poder recibir el taller», explica.  

Catalina sufrió asfixia con el cordón al momento de nacer y quedó con una parálisis cerebral severa que condiciona su vida y la limita hasta los nueve años 

La que tiene fuerza 
Catalina, que significa «la que tiene fuerza», inspiró el libro que lleva este nombre y especialmente toda la vida profesional en pos de la inclusión de su mamá, Silvana Corso.  
«Me involucro en temas de discapacidad porque soy mamá de Catalina -fallecida-, que es quien me abrió las puertas a un mundo desconocido al momento de parir, ella sufrió asfixia con el cordón al momento de nacer y quedó con una parálisis cerebral severa que condiciona su vida y la limita hasta los nueve años», cuenta Silvana su historia personal. 
Este hecho central en su vida primero la llevó a involucrarse con diferentes áreas de la salud, «trabajando mucho la relación de la medicina y la humanización del vínculo con el paciente. Me trato de colar en eventos específicos, como los de cuidados paliativos, tratando de posicionar al médico para ponerse en el lugar del paciente». 
Reconoce que esta posición podría pensarse como la pérdida de objetividad respecto al paciente, sin embargo ella está convencida de que «no hay que perder de vista que el otro es una persona que siente y sufre».
Luego su formación como profesora y más tarde como directora de escuela hicieron que sumara toda esa experiencia para «aprender como aprendía Catalina». 
Silvana cuenta que «empecé a estudiar primero para ella, luego falleció y seguí profundizando, fue entonces que le propuse a un equipo de docentes incorporar alumnos con discapacidad a la escuela y hoy tenemos uno en todas las aulas y más superando los números que condiciona la normativa. Llevamos más de diez años haciendo este trabajo». 
El método 
Explica que el método que desarrolla y sobre el que capacita a los formadores es el diseño universal, que sostiene que «la diversidad dentro de la escuela es la norma y lo fue siempre. Es la escuela la que nunca estuvo preparada, porque nunca contempló la diferencia en discapacidad y tampoco en cualquier alumno que no alcanzara el mínimo que se establece a través de un currículum, de un diseño que se piensa de un lado del escritorio y que no tiene que ver con la realidad que atraviesan nuestras escuelas». 
El enfoque del diseño dice que «si lo diverso es la norma, yo no puedo tener un niño con modelo de planificación, ésa es la propuesta, diversificar la planificación», fundamenta al describir la manera en que impulsa su trabajo en inclusión. 
En referencia a los escollos que encuentra en su tarea docente, dice que «si pude avanzar en el proyecto fue porque tuve históricamente supervisores que creyeron, hasta cuando hubo momentos muy difíciles. Los obstáculos fueron por los recursos materiales, de falta de información, del sistema, pero entendimos que la mayor barrera adentro de una escuela es la cabeza de uno». 
La profesora resalta que su trabajo está orientado a la formación docente. «Pensé en el rol del directivo capacitando a sus docentes, no mandarlos a ellos a formarse sino encontrando un espacio de formación continuo donde el director se convierta en capacitador y a su vez sea quien estimule y empodere para que sean ellos con sus propias potencialidades los que se conviertan en capacitadores entre pares», afirma. 
Subraya que lo fundamental en el trabajo de inclusión áulica es formar un buen equipo y declara que «hoy las escuelas no se pueden pensar en soledad, también deben vincularse con equipos con salud y con todas las instituciones con las que se pueda colaborar. Un directivo que trabaja en soledad ya no dirige la escuela». 

La política educativa no se debe quedar sólo en el discurso de la inclusión o en un mero maquillaje de las resoluciones, sino atender cuestiones que son de fondo 

Las barreras 
«Hay muchos frentes, falta mucho porque el sistema no se modifica, las resoluciones avanzan pero entran en contradicción con resoluciones vigentes que quedaron obsoletas pero siguen. Por eso la normativa pone al director y supervisores en una situación donde se juega la legalidad, la ley y las resoluciones en contradicción, se juega un sumario», advierte. 
En su análisis, apunta a barreras que impiden la total y real inclusión educativa, «la ley, el recurso económico, el sistema y una sociedad que no está informada, por eso el mejor lugar para transformar la sociedad es la escuela. Hoy los docentes quieren saber, ya no se quedan con el discurso de ‘No estoy preparado’ o esperando que los chicos se queden en Especial y si pueden en las casas». 
En este sentido, señala que así lo demuestra la convocatoria que se registró para la jornada que encabeza en Tres Arroyos. La información es clave. Argumenta que «la sociedad no sabe cómo manejarse en discapacidad. No se trata de una sociedad que no es solidaria, sino que no está informada, por eso nos sentimos tan solos en este camino». 
Parte de la tarea de trasformación es «formarla e informarla y el mejor lugar para eso es la escuela, pero una escuela que visibiliza al otro, que el otro sea parte del cotidiano, que el nene con parálisis cerebral esté en el aula con el que no la tiene, por lo que no le va a llamar la atención en la calle ver a un nene con discapacidad porque lo va a naturalizar». 
Reinvención 
La especialista observa que las vivencias en el aula «plantean un desafío y una sorpresa diaria. Es un aula que invita a reinventarse todos los días, mantiene en alerta al docente y es lo más maravilloso porque no entramos en la rutina, sino que estamos en permanente revisión de las prácticas. El mejor docente es el que revisa constantemente lo que hace, por eso es un desafío, como lo es poner el cuerpo.» 
La capacitadora no duda en señalar que el sistema debe cambiar y fundamenta su concepción en que «si hablamos de inclusión no estoy pensando en que desaparezca Especial, sino en Especial en la escuela común aportando todos los recursos y su especificidad, y probablemente padres y niños decidan también el recorrido en Especial, pero lo importante sería que lo decidan ellos, no que sea el único lugar que los recibe». 
Finalmente, expresa aquello por lo que lucha y en lo que cree. «Lo que tiene que cambiar es una política educativa que no se quede solo en el discurso de la inclusión o en un mero maquillaje de las resoluciones, sino en cuestiones que van de fondo, acompañadas de inversión y de formación que siempre debería garantizarse», concluye. 

Un mérito enorme

Haber sido finalista del premio internacional Global Teacher Prize, de la Fundación Varkey, constituyó un mérito enorme de Silvina Corso. Es que participaron 20.000 maestros de 37 países, vinculados a propuestas que brindan calidad educativa a la población desplazada o vulnerable.
Además de su preparación como profesora de Historia, es magister en inclusión educativa y trastornos de aprendizaje de la Universidad Central de Chile y especialista en gestión escolar y trastornos del lenguaje. 
Cursó además la maestría de integración de personas con discapacidad en la Universidad de Salamanca. La convicción ocupa un lugar muy importante en sus acciones. «Creemos en lo que hacemos, de lo contrario no sería posible», sostiene. 
La escuela que dirige en Fuerte Apache tiene las mismas limitaciones presupuestarias que otras escuelas argentinas. Logró darle una perspectiva diferente y reconocida internacionalmente por la manera en que allí se concibe la educación y al estudiante. 
Trabaja en forma coordinada y cuenta con la colaboración de hospitales, organizaciones y fundaciones de la zona. Catalina fue su inspiración. Una realidad muy dura, inesperada, plena de desafíos. A ella la movilizó de tal modo que generó un camino nuevo y muy valioso. 
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