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Bernardo Houssay: Una biblioteca singular

De chiquita Ana Linda Fuente conoció cómo actúa socialmente una biblioteca. A los cinco años y con permiso de sus padres se hizo socia de la institución que preside, con alternancias, desde hace varios períodos. 

Afirma que “por amor a los libros” tiene desde siempre una relación de cercanía con la Bernardo Houssay. 
 “Es el lugar donde iba a la tarde a hacer los deberes de la escuela, a leer y jugar”, recordó mientras citó que Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, es el libro que más veces leyó a partir de descubrirlo en las repisas. 
Pero el paso de los años le demostró que la biblioteca a la cual está ligada en la función administrativa desde 2001, sigue presente en la vida de sus vecinos tanto como ella lo descubrió en su niñez. 
“Cumple una función social muy importante no sólo porque la gente va y saca su libro, sino porque ahí encuentra un lugar para poder comunicarse y dialogar”, dijo al diferenciarla de un lugar frío y callado. 
Pero también entiende que “los chicos de la primaria y el secundario encuentran un lugar donde pueden ir a hacer sus actividades”. En ese sentido resaltó la función dela bibliotecaria Paula Avila; “es espectacular, los ayuda, les tiene paciencia, les busca información. Es más que una biblioteca es un lugar donde uno hace lo que le gusta”, afirmó. 
Medio siglo 
 El 8 de agosto de este año la biblioteca cumplió 50 años, y por la cuarentena no hubo festejos. Por el contrario, sus puertas se cerraron por varios meses y luego abrieron bajo un estricto protocolo que aún continúa aplicándose.
 Pueden ingresar de a dos personas mayores, deben higienizarse la manos con alcohol sanitizante, posteriormente deben colocarse guantes descartables y sólo pueden mirar los libros. 
 Una vez elegidos se los puede retirar para leerlos en su casa pero una vez devueltos, los ejemplares deben permanecer guardados en una caja y sanitizados por una semana. 
Los chicos no tienen permitido el ingreso. El protocolo fue acordado, en conjunto, por las diferentes bibliotecas del distrito. 
Nacimiento 
Fuente contó que la institución nació en el año 1970 como una filial de la biblioteca Sarmiento de Tres Arroyos. Años después dejó de funcionar con esa modalidad, pasó a ser municipal y posteriormente fue reconocida por la CONABIP. 
Esto le permitió comenzar a recibir ayuda sin ser aún una biblioteca popular, categoría con la fue reconocida tiempos después, en 2005. 
Cambia todo 
Los cambios para la institución, una vez que pasó a la órbita de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares, fueron grandes. “Cambió todo, primero el municipio tuvo que donar todo lo que había en la biblioteca a la comisión, empezás a tener subsidios grandes de Nación, tenés internet, un montón de cosas más, estás en contacto con las otras bibliotecas, es todo distinto”, describió. 
Obras y recursos 
 En 2019 se inauguró la ampliación de la biblioteca pero el proyecto quedó a medio terminar. Falta la pintura, comprar y colocar estanterías, “hay mucho por hacer”, apuntó Fuente. 
La biblioteca popular de Claromecó se sostiene con una cuota social, que en su gran mayoría se paga. También con aportes de la CONABIP por medio de un subsidio anual, otro para la Feria del Libro y además mensualmente el organismo envía fondos para cubrir gastos de distintos servicios, como el de internet. 
Desde la Dirección de Bibliotecas de la Provincia recibe aportes para contribuir en el pago del sueldo y cargas sociales de la bibliotecaria. El municipio también realiza un aporte mensual y cubre –con una asistencia técnica- el trabajo de una empleada municipal. 
Socios 
En la actualidad la entidad tiene 480 usuarios mensuales –socios- de los cuales 320 son activos, y el resto temporarios. Cuenta además con once mil volúmenes.
Confió además que en líneas generales a los lectores claromequenses les gusta mucho las novelas románticas y policiales, y que el universo de socios corresponde a gente adulta.
La casa propia 
 El camino hacia la casa propia de la biblioteca fue largo, 44 años. Comenzó a funcionar donde hoy está el Banco Provincia en calle 28 entre 9 y 11; después se mudó en la planta alta de la delegación, posteriormente hacia donde funcionó la Unidad Sanitaria en avenida Costanera, hasta que finalmente se mudó a su edificio propio el 1 de junio de 2014. 
Ese año la comisión estuvo presidida por Ana Linda Fuente; pero ella misma reconoce que a lo largo de muchos años se han alternado –entre otros- los nombres de Luis Iturricastillo, Gladis Naranjo y Carlos Di Croce. 
Uno de los últimos presidentes fue Arnaldo ‘Arnie’ Noejovich, quien falleció en 2018, su mandato fue finalizado por ella misma. 
En la historia de la biblioteca asoma en sus comienzos la presidencia honoraria del ex intendente –comisionado- Oriente Blas Calabrese, el 16 de enero de 1972. 
 Otros nombres que contribuyeron a transitar los primeros y grandes pasos para cimentar el presente, fueron los de dos mujeres. María De Iriarte, quien presidió la primera comisión directiva, mientras que la primera bibliotecaria fue Cándida Espagnuolo de Abraham.  
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