Un servicio fundamental

Los integrantes de Bomberos Voluntarios concretaron ayer diversas actividades por los 62 años de vida del cuartel, oportunidad en la cual se recordó a los efectivos y miembros de la comisión directiva fallecidos.

Los actos se iniciaron en la Plaza Pellegrini, donde se procedió a colocar una ofrenda floral en el Monumento al Bombero Voluntario. Continuaron posteriormente en el cementerio municipal y allí se dejaron flores en el osario, en homenaje a quienes ya no están y dejaron su legado a partir de la participación en la entidad.

La gran familia de los bomberos compartió como cierre de la jornada una cena, donde disfrutaron de la camaradería y el diálogo entre pares, con la participación de la comisión directiva, miembros del cuerpo activo, de la reserva y allegados a la institución, así como invitados especiales. Con las medallas, se brindó un reconocimiento habitual y muy valorado.

El equipo de efectivos es dirigido por Nazareno Pereyra y ha tenido en el último año nuevamente mucho trabajo, con un aporte relevante en el control del fuego y en la posibilidad de evitar que siniestros tengan consecuencias más graves.

El origen

La creación del cuartel fue consecuencia de un incendio. Otto Haedo vio una enorme columna de humo que provenía de la carpintería de Farisano y Tomaselli; junto a sus hermanos, llegó al hogar del hecho, y se presentaron como bomberos ante efectivos de la policía. Nació, en este contexto, la idea y se planteó la necesidad de formar un cuerpo de bomberos.

El 12 de enero de 2016, en la celebración del 61 aniversario del cuartel, se descubrió una placa en homenaje al comandante mayor Otto Haedo, quien falleció el 1° de agosto de 2015.

Un pionero que dejó un camino y un legado muy valioso. Todo lo que hizo hoy seguramente volverá a estar presente en la memoria de los efectivos del cuerpo activo, incluso de los más chicos que quizás no lo conocieron o al menos no lo vieron en actividad, pero recibieron muchas referencias positivas sobre su persona.