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Tres Arroyos, SÁBADO 18.05.2024
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Una pregunta al atardecer

Cuando Justo me preguntó si no había nada después de que uno moría pensé que tenía una edad muy temprana para ocupar su mente en esos asuntos. Está en una etapa en la que comienza a descubrir que los malos de las películas existen en el mundo real, que las balas matan, que las guerras son crueles y que, como observa cada domingo a la noche cuando elige dormir menos para ver un programa sobre villas de emergencia en una señal de noticias, la pobreza asoma a la vuelta de la esquina.

«… Un oasis entre dos abismos…», me escuché decirle tratando de salir del paso para describir lo que es la vida y creo, por su mirada, que si lo comprendió, prefirió la inmortalidad de la juventud al filosofar mediocre de un padre sorprendido. Luego, como si nada, siguió contándome acerca de las teorías sobre el origen del hombre que tenía que estudiar para un examen escolar. Darwin, los creacionistas y otros tantos, que buscaron y buscan infructuosamente una respuesta a la principal pregunta.

Como no pienso en otra cosa que en historias, mi hijo mayor motivó que el argumento de la novela de Don DeLillo, (Nueva York, 1936) «Cero K» (2016), volviese a mi cabeza en la distancia breve, que se extiende desde su cuarto a la heladera de donde extraje agua para combatir el sofocón mental de una tarde noche que parecía indolente hasta que llegó su pregunta.

En la obra del norteamericano, el padre del protagonista llamado Jeffrey Lockhart, es un millonario cuya mujer tiene graves problemas de salud. Ross Lockhart, magnate neoyorquino y padre distante, es el inversor principal de un proyecto denominado Convergencia que se desarrolla en un complejo ubicado en un lugar remoto (aparentemente cerca de Kazajistán) en donde se pretende controlar la muerte por medio de la conservación de los cuerpos hasta que, en un futuro, la tecnología pueda revivirlos. Allí, Ross se despide de su esposa Artis con la esperanza de reencontrarse con ella en un futuro, porque él también decide someterse a ese experimento. Su hijo no comparte la resolución que tomaron sus padres, porque cree que la vida vale la pena ser aprovechada con intensidad y sin especular con el futuro ni intentar burlar la muerte de manera artificial. Padre e hijo, transitan durante una parte importante del libro por los intrincados y especulativos caminos del sentido de todo.

«… En Cero K, dos (Ross y Artis) de los personajes protagonistas se proponen someter a la muerte no escapando de ella, sino entregándose a ella: su plan es que los induzcan químicamente a expirar y los congelen en un complejo criogénico ultrasecreto para que, en algún momento, puedan resucitar gracias a una técnica todavía en proceso de perfeccionamiento relacionada con la regeneración celular y la nanotecnología. Llegará un día en que los humanos (al menos los ricos) tendrán la posibilidad de ser devueltos a la vida como seres nuevos y mejores en los que se hayan implantado los recuerdos que ellos elijan: música, fotografías familiares, escritos filosóficos, novelas rusas, las películas de Bergman, Kubrick, Kurosawa o Tarkovski», comenta Michiko Kakutani, crítico del The New York Times, cuyo artículo fue reproducido en  el suplemento El Cultural del diario El Mundo de España, en mayo de 2016.

Por cierto que es una novela perturbadora, no sólo por su tema: el carácter de la vida y la finitud que entraña la existencia. No conmociona por esa razón en exclusiva. El ambiente que se describe, el tipo de lenguaje distante, a veces inhumano, que utiliza su autor al describir el centro experimental y lo que ocurre allí dentro, más las escenas narradas que parecen nuclear realidad y ciencia ficción, potencian e inducen al lector a ahondar en los confines de sus pensamientos más remotos sobre la explicación del mundo. Y, por supuesto, dada la naturaleza de su trama y los efectos que ella produce, el lector criollo siente que el libro podría convertirse en el combustible propicio para el asado del fin de semana.

Menú al margen, la tecnología y la filosofía, el futurismo y la melancolía por un mundo que definitivamente abandonaremos sin ni siquiera elegir el momento adecuado para hacerlo y sin ser consultados acerca de nuestro deseo de emprender el camino a una nada que algunos describen como paraíso, convergen en esta historia, magistralmente escrita por uno de los mejores novelistas estadounidenses de nuestro tiempo.

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