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Las declaraciones del ministro de Economía, Luis Caputo, han desatado un terremoto en el ámbito laboral al cuestionar la lógica de los acuerdos paritarios. En este escenario de tensiones, con el sindicato de camioneros amenazando con paralizar el país, surge un caso representativo: el acuerdo salarial en el sector de la salud liderado por el gremio de Sanidad, el cual ya fue homologado.
«Las paritarias deben tener lógica», afirmó el ministro Caputo. Sin embargo, la homologación de estos acuerdos parece haber chocado con la cruda realidad económica de muchas empresas, especialmente en el delicado ámbito de la salud.
El pacto alcanzado por el gremio de Sanidad promete un aumento salarial significativo que busca compensar el efecto de la inflación de los últimos meses, pero ¿qué sucede cuando las empresas carecen de la capacidad para reajustar sus precios y sostener este incremento? Aquí es donde aparece la paradoja: ¿cómo pueden las empresas afrontar un aumento salarial del 45% si no tienen margen para trasladar este costo al consumidor?
El impacto se siente con fuerza en el sistema de salud privado, donde numerosas instituciones en el interior del país enfrentan un futuro sombrío. Al ser meras receptoras de precios fijados por las principales obras sociales como PAMI e IOMA, estas instituciones se encuentran atrapadas en un callejón sin salida, incapaces de negociar y ajustar los valores para compensar el aumento salarial.
El panorama es desolador: se vislumbran huelgas, paros y una escalada de conflictos debido a la imposibilidad de pago del incremento. Esto no solo afecta a los trabajadores, sino que también amenaza con desencadenar un efecto dominó que arrastrará a la economía de las instituciones de salud, enfrentándolas a multas millonarias por incumplimiento del acuerdo y, en el peor de los casos, al cierre definitivo.
En esta encrucijada, queda claro que las paritarias no pueden ser simples formalidades; deben estar respaldadas por una lógica económica sólida. Sin embargo, ¿será demasiado tarde para encontrar esa lógica perdida y evitar que el sistema de salud privado colapse irremediablemente? ¿Las principales obras sociales aumentarán los precios de las prestaciones y adelantarán su pago? Estas y otras preguntas se están haciendo los responsables de las principales instituciones de la salud. La incertidumbre persiste mientras nos preguntamos si se podrá rescatar a la salud antes de que sea demasiado tarde.
