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Tres Arroyos, DOMINGO 28.04.2024
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Cinco minutos de Sol para que Nora vuelva a la vida

Por Daniela Angerami


El sábado pasado a poco de comenzar el Concurso de las 24 Horas de la Corvina Negra, Sol Chabagno, médica en tercer año de residencia en Anestesiología en el Hospital Evita, le salvó la vida a Nora Fernández después de practicarle Reanimación Cardio Pulmonar. 
Una seguidilla de casualidades se fueron dando y hoy Nora se recupera favorablemente en el Hospital Pirovano de Tres Arroyos, luego de sufrir un paro cardíaco. 
La Voz del Pueblo pudo dialogar telefónicamente con Sol y con Anibal, esposo de Nora, quienes relataron esta historia, que de no haber transcurrido en medio de ciertas casualidades, pudo haber tenido un lamentable y doloroso final.
Fruto del reencuentro 
Anibal Berot y Nora Fernández, son oriundos de Lanús. El contó a este diario que están en pareja desde hace unos ocho o nueve años. “Fuimos novios cuando yo tenía 23 y ella 18, la madre de ella nos separó y cada uno tomó su camino; ella tuvo seis hijos, yo cuatro hijas y nos encontramos después de 55 años. Y estamos más felices que nunca”, repasó rápidamente su conmovedora historia de amor. 
“Llegamos a Tres Arroyos el viernes a la noche, no quise seguir hasta Claromecó para no llegar al camping de noche”, dijo para describir cómo comenzaba a escribirse ésta otra historia que casi rozó la tragedia. 
El sábado por la mañana -ya en destino- llegaron al lugar de acampe. “Mi sobrino me dice ‘dejá la camioneta y vamos en la mía’, es una Ford Bronco, así vamos todos juntos”, contó Anibal reproduciendo el diálogo con su familiar. El objetivo era ir en un vehículo que no tuviera problemas en los tramos de mucha arena movida. 
Comienza el horror
“Cuando salimos llegamos a la playa, a la camioneta se le bloquearon los frenos delanteros y empezó a echar humo. Se calentaba mucho porque iba frenada; seguía andando por el motor potente, pero iba frenada”, comentó. 
Y agregó que al llegar a la playa, cuando se disponían a comer, vio que algo no estaba bien con su compañera.
“A Nora no la vi bien, estaba agitada y me dijo ‘me olvidé el paf’; eso fue lo peor, porque se puso más nerviosa. Pasaron quince minutos y le dije a mi sobrino ‘vamos al camping porque no da más’. Estaba muy agitada, salimos, hicimos quinientos metros, la camioneta se clavó totalmente y empezó a salir humo del motor por abajo”, sostuvo el hombre al recordar cómo comenzaba a sucederle una pesadilla estando despierto. 
“Desde una camioneta que venía de frente, una Amarok Blanca, vieron que había humo, se bajaron para ayudar y les pedí que nos llevaran al camping porque mi señora estaba con un ataque de asma. Enseguida la cargamos y salimos; en la parte de adelante de la camioneta iba una señora que miraba para atrás y la vio que estaba muy mal”, precisó para describir el momento en que la madre de la otra protagonista de la historia advertía que era necesario que la vea un médico y urgente. 
Llega Sol 
“Llamó a su hija y nos encontramos a los cuatro minutos en una rotonda donde subió Sol. Vi que le puso los dedos pulgares detrás de los oídos, apretó fuerte y me dijo que era para descontracturarla porque estaba muy nerviosa. A tres o cuatro cuadras del camping colapsó e hizo un paro cardíaco; entramos al camping en el aire, la bajaron, la tiraron en la arena, esta chica se subió y le hizo RCP”, detalló Aníbal el proceso con el cual comenzaban a recuperarle a Nora. 
Como si fuera poco lo que ocurría, contó que su compañera padece de Epoc, producto de la inhalación de humo del incendio de un colchón de goma espuma, hace unos 25 años.
Horas después un neumonólogo del hospital Pirovano le diría que “fue el aire de mar, el sábado estaba fresco y el aire húmedo le irritó el pulmón, y que si hubiera tenido el paf, salía a flote”. 
Cinco minutos 
Por su parte Sol, que también habló con La Voz del Pueblo, dijo que durante el tiempo que estuvieron en la playa permanecieron –sin saberlo- medianamente cerca de Nora, y que al subir con su novio en otro vehículo, y sus padres en la camioneta Amarok, se detuvieron a juntar piñas. 

Ya en Claromecó, tomándose una foto en el letrero de hormigón. Media hora antes a que todo suceda

Fue entonces que vieron que una camioneta echaba mucho humo y se acercaron queriendo auxiliarlos con un matafuego.
En ese instante Anibal les pidió ayuda. “Justo este fin de semana estaba en Claromecó, porque la verdad vivo en Buenos Aires, y voy cada tanto. Me subí a la camioneta y vi que le costaba mucho respirar, no le entraba nada de aire. Cuando llegamos no respiraba, no tenía pulso y estaba en paro; ahí mismo pedí que llamen a la ambulancia mientras llegábamos. Comencé a hacer maniobras de reanimación, estuve cinco minutos aproximadamente. Y al constatar nuevamente ya tenía pulso y había salido del paro, me quedé tratando de hacer lo posible hasta que llegó la ambulancia enseguida; fui con ella, le pusimos oxigeno que era lo que necesitaba, y en el hospital se le colocó una vía. Siguió con oxígeno y medicación para revertir el cuadro, al poco tiempo estaba consciente y respondía, luego la derivaron a Tres Arroyos”, mencionó Sol en un pormenorizado repaso de los hechos. 
“Salva vidas” 
La joven tresarroyense que se vistió de héroe contó después a este diario que se recibió en 2018. “Nos forman en reanimación, son situaciones que en quirófano pasan, acá el lugar era diferente a lo que uno está acostumbrado; cuando pasa en el quirófano estás en otro ambiente con acceso a lo necesario, oxigeno, drogas. Acá estaba en el camping, sin nada”, confió. 
Además aprovechó la experiencia para afirmar que “es muy importante saber RCP, cualquier persona lo puede hacer, es necesario que se den cursos de primeros auxilios y reanimación en colegios, en lugares administrativos, de trabajo, puede pasar en cualquier lado y en cualquier momento. Que haya personas que puedan hacerlo, salva vidas”, reflexionó. 
“Esto allá no existe” 
Nora ya se encuentra estable en una sala común del Hospital Pirovano de Tres Arroyos, Anibal la está esperando con su motorhome estacionado frente al centro público de salud para llevarla a su casa de Lanús. “Fueron todas casualidades, una detrás de otra; si la camioneta no se bloqueaba Nora colapsaba igual y yo no sé hacer RCP, se me moría arriba de la camioneta. Fue una seguidilla de casualidades a favor”, expresa ahora con cierto alivio después de la desesperación por la que pasaron. 
“Esto allá no existe, Lanús es una selva; si hay un tipo que se está muriendo en la avenida, le pasan, lo esquivan. Nadie se quiere comprometer con nada, la gente de acá es increíble. Saber hacer RCP lo tendrían que enseñar en todos lados, clubes, colegios. Es importantísimo, si no pasan los chicos en la camioneta y paran para ayudar, seguimos para el camping y se me muere arriba de la camioneta”, dijo al repasar una y otra vez por su mente esa posibilidad que pudo haberse dado. 
Las casualidades, el conocimiento y solidaridad le salvaron la vida a Nora. Tal vez este relato sirva para tomar conciencia y desde el organismo que corresponda, se tomen las medidas necesarias para dictar más cantidad de cursos y charlas sobre primeros auxilios orientados a distintas edades, en todos los ámbitos de nuestra comunidad.
 
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