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Tres Arroyos, DOMINGO 28.04.2024
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Marcelo González y el éxito de ser, perdurar y movilizar a una ciudad

En aquel recordado 28 de abril de 1996, el Turismo Nacional volvió a tener vida para los tresarroyenses. Ese domingo, frío y soleado de otoño, Marcelo González no sólo hizo realidad su sueño de llegar al automovilismo grande de la Argentina, sino que abrió las puertas de una travesía que recorrió durante 2 décadas y 21 temporadas. 
Desde el dulce sabor de las victorias, pasando por el gusto amargo de los reveses, hasta llegar a las lágrimas de aquel fatídico sábado 26 de noviembre de 2005, su trayectoria se escribió desde la pasión, compromiso, capacidad y transformación que generó en su ciudad, donde los domingos de TN ya no fueron los mismos, porque pasaron a ser una cita deseada e impostergable… 

En 2016 el Turismo Nacional promocionó su competencia en Tres Arroyos y González fue su cara visible

Los comienzos del “González piloto” se remontan al automovilismo zonal, pero el entusiasmo por esta actividad era algo que traía “en la sangre; no tengo cómo explicarlo porque siempre sentí algo especial. A los 8 años ya manejaba, lo volví loco a mí Viejo para que me enseñara, y eso que era otra época. También recuerdo cuando salía el TC del taller de Rosendo Pedro que estaba a la vuelta de mi casa; lo seguía en bicicleta hasta que en la avenida Rivadavia aceleraba y me dejaba atrás. Pero ese sonido alimentaba mi vida, era algo que disfrutaba como nada”, confesó con emoción en el inicio de esta charla que, a modo de “Gran Premio”, recorrió su extensa y exitosa trayectoria deportiva. 

Oficialmente, González se subió por primera vez a un auto de carrera “como acompañante de Di Vito en el Fiat 600. Ese primer contacto me fascinó, me marcó definitivamente lo que yo quería ser” recordó, y fue por su sueño… En el ‘92 concretó su debut, en el ‘94 terminó tercero en el campeonato y en el ’95 fue subcampeón. En ese entonces, la peña “La Pantera Rosa” trabajaba ‘para algo más’; y Néstor Lofiego ya era su ‘mecánico’ inseparable y la gente, que comenzó a darle su apoyo, también fue por un horizonte más audaz. 
Buscando tener una representación local en el plano nacional y tratando de aprovechar el potencial del piloto, en el grupo liderado por Luis Mendiberri, Carlos Castelli y Daniel Aparicio, surgió la idea del TN. Entonces se ajustaron las acciones en la peña. Mendiberri contactó al afamado ingeniero Edgardo Fernández para organizar una prueba. “La verdad que se brindó con todo, nos consiguió un VW Gol para girar, e hicimos una muy buena prueba en el Gálvez. Edgardo nos dio el visto bueno”, afirmó González. Es que lo que observó Fernández fue un volumen de pilotaje potable para intentar suerte en el TN. 
Esperado debut 
El indiorricense construyó el VW Gol para el debut, el cual con la motorización de Esteban Pou, decorado con los colores blanco y amarillo y el N° 32, salió a pista por primera vez en Bahía Blanca. 
La actuación en la primera fecha sorprendió a propios y extraños. “Más allá del problema del motor que fue perdiendo rendimiento, terminamos sextos. En los entrenamientos quedé 5° entre 25 autos, mezclados con los mejores”. En la primera curva, González quedó tercero; desde el balcón de los boxes los tresarroyenses no podíamos creer lo que veíamos en pista; el asombro y la emoción eran el común denominador entre todos. “Largamos bien y nos metimos adelante, después fuimos perdiendo un poco de rendimiento pero redondeamos un gran debut”, destacó. 
En la ciudad se abrió un nuevo polo de atracción “tuerca”. La atención del Golcito corría por cuenta de un equipo muy entusiasta pero carente de experiencia en el plano nacional, aunque la constancia y dedicación del conjunto liderado por Lofiego fue dando resultados. “La atención fue siempre de primera; se hacía con ganas de tener buenos resultados y muy a conciencia”. 
Los primeros dos o tres años permitieron que González se asentara en la Clase 2; esto incluyó algunas ausencias por falta de presupuesto. Pero con la llegada de la firma Pedro Genta como sponsor, en 1998, apareció algo de aire puro y el piloto comenzó a moverme más “profesionalmente” abajo del auto. Así llegó el primer podio en General Roca, el 26 de abril de 1998 en la segunda fecha. “Recuerdo que fue bajo la lluvia, siempre me cayó bien esa situación climática”, destacó. Al año siguiente repitió podio en Roca; la consolidación era una realidad. Ya con Etchegaray como motorista, el objetivo a perseguir era la victoria… 
Mar del Plata fue un autódromo que siempre lo trató bien; o mejor dicho, siempre le permitió cosechar excelentes parciales y algunos podios. “Era nuestro circuito de pruebas, el auto caía bien y a mí me gustaba; pero esos ensayos no podíamos aprovecharlos en otros trazados. Ahí entendimos que debíamos cambiarnos al de Olavarría, un circuito ideal para andar bien en todos lados”, aseguró
…y llegó el primer triunfo 
El destino tenía grabado con letras de oro aquel domingo 24 de marzo de 2002. “Fue fantástico porque estábamos cerca de nuestra ciudad, con mucha gente de Tres Arroyos. Era un resultado que lo esperábamos con ansias; no se nos daba por distintas razones, éramos muy competitivos pero siempre faltaba algo. Por todo lo que se lo esperó y con la cantidad de gente que pudimos compartirlo fue hermoso”, recordó. Fue un fin de semana perfecto; en la final el tresarroyense largo en punta y nada lo detuvo, ni el Pace Car. Fue una demostración contundente y un éxtasis para los que pudimos vivirla en el autódromo. 
Apuntarle al título 
Con el triunfo ya concretado, González fue fortaleciendo su campaña. Los números en sus puertas siempre fueron de un dígito, la regularidad una constante y los podios se sumaron en varios autódromos como también las victorias. Pero el 2005 fue especial, con el triunfo en la 5° fecha disputada en el Cabalén saltó a la punta del campeonato (la que mantuvo hasta la última fecha) que justificó y fortaleció con los podios en Mar del Plata, Pigüé y Olavarría. 
“Ese fue mi gran año en la Clase 2, mantuvimos un gran nivel. Se probó mucho, hicimos todo como para llevarnos la corona. Hasta debimos levantar en alguna carrera para no cargar kilos, porque con ese lastre el rendimiento decaía notablemente”, confesó. A la anteúltima fecha de Viedma, el tresarroyense fue con chances de campeonar pero “no anduvimos como queríamos y mejorado el tema del lastre, quedamos muy bien perfilados para el Premio Coronación de Bahía Blanca con 25 puntos de ventaja sobre los 36 en juego. Era más difícil perderlo que ganarlo, tenía que pasar algo excepcional para perderlo”, y lamentablemente pasó… 

En 2005, el año que logró el subcampeonato de Clase 2, González ganó en Córdoba y trepó a la cima del campeonato

El equipo siempre se trabajó a full en el Gol. “A esta última carrera fuimos con un auto casi 0 Km. Le cambiamos todo, no dejamos nada librado al azar. Clasificamos séptimos pero cuidando todo, sin exigir nada. Nuestro objetivo sólo era llegar, con eso nos alcanzaba. De hecho, cuando largo en la serie y en la primera curva se me para el motor, no sé por qué, y voy al pasto, tardo en salir. Me habían sacado casi medio circuito y obligado tuve que acelerar al máximo hasta ubicarme 14° (puesto que lo depositaba en la final), giraba más rápido que la punta. Y cuando ya estaba en el puesto 12 y transitando la cuarta vuelta sucedió lo del perro”… 

La desilusión fue tremenda, el impacto terrible. González no pudo largar la final. La gran cantidad de tresarroyenses se unió en el dolor hasta entrada la tardecita de ese sábado en los boxes de Aldea Romana… “El domingo fue sentarme a ver cómo (Heguy) me despojaba del título llegando segundo. Yo pensé o soñaba que el destino podía estar de mi lado, que si había una justicia divina me iba a premiar con el título; que algo podía pasar para que Heguy llegara al menos tercero; pero no. Terminó segundo y me ganó el campeonato por un punto”, completó aún con una dura carga de tristeza. 
La era del Corsa 
Siendo ya un piloto ganador, habiendo peleado un título, exhibiendo una gran regularidad que le permitió desde 1998 hasta el propio 2005 mantenerse entre los primeros 9 del campeonato con el VW Gol, el salto al Chevrolet Corsa en 2006 fue un borrón y cuenta nueva, o una inyección para renovar el desafío. Pero si algo no cambió, eso fue la competitividad; esa temporada y la siguiente terminó quinto en el campeonato, mientras que en 2008, la última en la Clase 2, fue tercero. 
“Ese auto nació con una pequeña falencia en su parte trasera; no obstante en Viedma mostró su potencial y ganamos. Pero en San Rafael y debido a ese problema, me pegué duro contra el paredón en la clasificación; el equipo pasó toda la noche arreglándolo porque parecía que no podíamos correr. Y gracias a ese trabajo, Néstor y los muchachos encontraron el problema. Recuerdo haber estado hasta las 3 del domingo en boxes, volví a las 7 y ahí Lofiego me dijo: ‘Andá, subite y ganá’. Yo me reí porque pensé que me estaba cargando, pero cuando movimos noté que era otro auto, tenía un andar impresionante y ganamos con autoridad. Ese Corsa fue muy competitivo”, confesó. 
Uno de los principios y virtudes de González fue tener su equipo propio, y estar en cada detalle para presentar el mejor auto posible, algo que Lofiego compartía desde su génesis. “Néstor era mi mano derecha; por suerte siempre tuve gente de primera a mi lado trabajando, pero Néstor fue el otro brazo de todo lo que hicimos en el TN; él hasta tenía más ganar de ganar que yo. Tuvimos un muy buen equipo, trabajando siempre a conciencia; la virtud fue que siempre me rodee de buena gente”, remarcó González. 

Triunfo y despedida de la Clase 2. El 16 de noviembre de 2008 Marcelo González corrió su última carrera en la clase menor y pasó a la Clase 3

El salto a la Clase 3 
Después de 13 temporadas en la Clase 2, de sentir que se había cumplido un ciclo, de escuchar las inquietudes de algunos sponsors y hasta de la misma APAT, González decidió dar el salto a la clase mayor. “Fue un gran desafió, me atraía mucho el cambio”, recordó. Pero en ese 2009 lo proyectado no salió según lo previsto. “Tuve que salir a alquilar un auto, elegí el que parecía mejor equipo y me equivoqué terriblemente con Belloso y el Astra que me dieron; me cambié de urgencia a un Clío que le alquilé a los Daguano y ya no era competitivo. Y de apuro también salí de ese equipo porque no había innovaciones ni trabajo. Ahí amanece lo del Citroën Xsara, un auto con el cual no tuvimos suerte; volvimos al equipo propio, clasificábamos entre los 5 pero algo se rompía; en otras no arrancaba, me quedaba parado en las largadas…” y terminó así: en la largada de la serie en San Jorge, partiendo primero se quedó parado (se trabó el cable del freno) y fue impactado de atrás con violencia. Entre esa rotura y la pérdida de la homologación del Xsara, se decidió armar un Peugeot 307 y arrancar el año 2012 defendiendo la bandera del “León Francés”. 
Manteniendo la línea que nada le fue fácil al tresarroyense, y debido a que Lofiego por cuestiones personales (debió operarse de la columna) no pudo seguir, el 307 fue atendido en Bahía Blanca por el equipo de Arana y no fue una buena etapa por falta de desarrollo y resultados. En 2013 se contactó con Pepe Martos y con su atención todo cambió. “Le modificó la suspensión y comenzamos a ser hasta más competitivos que sus Focus. Fue una etapa bárbara”, destacó. 
Le ganó al equipo oficial 
Con su 307, el tresarroyense abrió el campeonato 2013 con una victoria en la primera fecha del año, disputada en La Plata, ganándole a los 308 oficiales de Chapur y Bosio. “Fue espectacular esa victoria, muy particular” y brillante tras superar al cordobés en el ingreso a la chicana del Mouras y faltando pocas vueltas para la bandera a cuadros. 
Pero hubo muchas más alegrías con ese 307. “Recuerdo una carrera en San Luis donde largué 36° y terminé 2°. Fueron buenos tiempos, con varios podios. En 2013 terminamos 8° en el campeonato y en 2014 fuimos 13”, valoró.
Pero otra vez la homologación; esta vez la perdió el Peugeot 307 y así se abrió el último capítulo, el del Citroën C4 que “no terminó como hubiese querido. La categoría se modernizó y así yo me quedé sin un auto que andaba muy bien. Le compramos el casco a Piaggentini, uno de los C4 oficiales que había corrido Matías Rossi; le pasamos todo lo del 307 y tuvimos malos resultados hasta que Martos me hizo pararlo para revisarlo íntegramente. Cuando estuvo listo fuimos a probar a La Plata, a esta altura con un motor que Rivas también había mejorado; marcamos mejores parciales que los Focus que venían ganando en el año. Así, viajamos con muchas ilusiones al cierre del 2016 en Viedma y también pensando en la temporada siguiente. Pero en la primera vuelta rápida de la clasificación, habiendo bajado los dos primeros parciales, se rajó el block del motor… Me tuve que volver a Tres Arroyos ese mismo sábado” 10 de diciembre, recordó con un dejo de tristeza porque, en definitiva, ese terminó siendo su adiós del TN, porque ante la falta de un presupuesto acorde, ya no pudo volver a la categoría… 
Atrás quedaban dos inolvidables décadas, donde un serio proyecto movilizó a los tresarroyenses por la pasión, alegría, compromiso y fidelidad con un deportista que sentimos propio y que nos representó con calidad, éxito y compromiso. Bien al estilo Marcelo González…    

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El único ganador en el Gálvez
Marcelo González se graduó el 14 de julio de ese mismo 2002 como el único tresarroyense en ganar en el templo del automovilismo argentino: el Autódromo Oscar Gálvez de Buenos Aires. “Yo digo que es lindo ganar en cualquier lado, pero hacerlo en el Gálvez es increíble, es lo máximo, tiene un gustito particular. Subirte al podio de Buenos Aires es diferente, la historia se escribe en el Gálvez; los grandes ganaron ahí. La F1 tiene su historia en ese lugar, es donde más se ve una victoria”, confesó. 

Marcelo González fue elegido deportista del año por el Círculo de Periodistas Deportivos en 2005


Las 84 horas de Buenos Aires 
En un hecho inédito y que marca el lugar que se iba abriendo en el automovilismo nacional, en febrero de 2000 González disputó las 84 horas de Buenos Aires al comando de uno de los Peugeot 306 del equipo oficial. Compartió butaca con Cacá Bueno, Emiliano Spataro y Juan Cruz Pisandelli. Tras un gran trabajo entre los mejores pilotos del país, la formación terminó séptima. 
La victoria fue para el Audi A3 Diesel de Bessone, Soppelsa, Mustafá y Monguzzi. 
Suerte de perros 
Como a pocos, a Marcelo González un perro marcó su historia deportiva al privarlo de un título argentino. “Lo venía viendo desde un par de vueltas antes; cruzaba la pista constantemente, no lo agarró otro antes, de casualidad. Cuando lo impacto, en la subida a la curva “los Chanchos” que se transitaba en cuarta a fondo, al verlo en la pista freno un poco; el perro fue hacia la derecha, me tiré a la izquierda, aceleré a fondo para pasar y se pegó la vuelta para atrás… No hubo manera de esquivarlo, fue como que buscó chocar el auto. Ahí se empezó a escribir la historia”, recordó con dolor. 
 Un podio especial 
En 2003, y a bordo de un Mitsubishi Lancer, González alcanzó en San Jorge un brillante tercer puesto detrás de dos estrellas del TC como Ernesto “Tito” Bessone (a la postre campeón con una cupé Ford) y Marcos Di Palma (Astra). “Quería medirme y ver si podía correr en la Clase 3”, era la duda que despejó con esa gran alegría. 

En 2017 González volver al ruedo nacional en el Turismo Pista y ganó en Concepción del Uruguay

El TP le abrió sus puertas 
En 2017, una nueva categoría le permitió a González volver al ruedo nacional. “Ganamos en Concepción del Uruguay, hicimos algunos podios; fue una linda experiencia, me sentí cómodo, la disfruté porque la Clase 3 que yo hacía era como la Clase 2 del TN; tenía buen nivel de pilotos, gran difusión de Carburando y una buena dirigencia. Fueron dos años interesantes hasta que volvimos a complicarnos con el presupuesto”. 

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La gente lo hizo sentir campeón

Marcelo González tuvo una relación muy importante con la gente; siempre recibió su apoyo. Haber “reinventado” una categoría en la ciudad, la seriedad de un proyecto y una campaña exitosa con 9 triunfos, innumerable cantidad de podios y un “casi campeonato”, fueron vínculos inseparables con sus hinchas. “Yo soy un agradecido con mi ciudad porque siempre conté con su apoyo. Inclusive, hoy en día me cruzo en la calle con personas que me dicen cuándo voy a volver, que tengo que volver. Ese apoyo incondicional es increíble; siempre me hicieron sentir ese respaldo”, valoró. 
Su campaña generó que muchos tresarroyenses viajarán por el país a verlo en las carreras. “Sí, es cierto. Pero también sentí que gente de Tres Arroyos, que vivía donde íbamos a competir, se acercaba al autódromo y con orgullo me decían que éramos de la misma ciudad. En ese sentido fue una linda sorpresa la que me regaló el automovilismo; me pasó muchas veces ver a alguien que no conocía y te confesaba que nos seguía desde muchos años”. 

En Río Cuarto, donde logró su séptimo triunfo en la Clase 2, González recibió de un veteranos de Malvina un cuadro en homenaje por el 25° aniversario del conflicto bélico

A la hora de pedirle algunos nombres de las personas que estuvieron siempre a su lado, ya sea en el equipo, como sponsor o colaborador, y más valora, respondió: “¿Y qué hago con los nombres que me olvido? Sí aseguro que esta disciplina me permitió conocer grandes personas, las que me ayudaron a transitar todos estos años y me permitieron crecer como piloto y como ser humano. Quizás no tuve tantos buenos resultados deportivos como podría haber tenido, pero sí tuve mejores resultados con la gente que me he rodeado, que ha sido excelente y siempre me ayudó”, valoró. 

Aquel triste domingo 27 de noviembre de 2005, cuando su equipo llegó a Tres Arroyos, “derrotado” por la pérdida del título, una gran caravana aguardó su colectivo; lo escoltó hasta el taller cruzando la ciudad en medio de un reconocimiento increíble. Ese día, su pueblo lo consagró campeón; su gente le devolvió el título que el destino le había quitado. “Me acuerdo de ese día como si fuera hoy; me impactó de una manera especial… Cuando veníamos viajando le confesé a Néstor que no iba a correr más; estaba desbastado. Pero entrar a la ciudad, atrás de los Bomberos, y encontrar en todas las cuadras gente fuera de su casa aplaudiendo nuestro resultado, fue hermoso, imborrable. Ahí vi el apoyo que mi ciudad me daba con sinceridad. Cuando llegamos al taller, toda la cuadra estaba llena de personas; realmente me sentí campeón”, se sinceró. 
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Algo muy personal

El 17 de febrero de 2013 Marcelo González logró su única victoria en la Clase 3, fue en La Plata sobre un Peugeot 307

.- Marcelo Oscar González nació el 3 de Septiembre de 1969. 
.- Hijo de Oscar Santiago González e Irma Susana Subranni; tiene una hermana, Fernanda. 
.- Convive con Eugenia desde hace 5 años. 
.- En el ambiente del automovilismo lo apodaban “Speedy”. 
.- En 2005 el CPD lo eligió como el mejor deportista de la ciudad. 
.- Su auto preferido es Mercedes Benz, aunque nunca tuvo uno… 
.- El auto de competencia que más lo sedujo fue la Ferrari que manejó Michael Schumacher, y en el plano nacional el Peugeot 405 con el que Juan María Traverso ‘arrolló’ en el TC 2000. 
.- El Peugeot 307 de la Clase 3, por velocidad y desarrollo, fue el preferido entre los que manejó. 
.- Su ídolo deportivo fue Juan Manuel Fangio. 
.- Antes de la pandemia, González estaba trabajando para incursionar en el TC Mouras por una iniciativa de Rivas, que tenía un auto disponible con una parte del presupuesto asegurado. “Siempre tuve ganas de hacer algo de 6 cilindros y esta era una gran oportunidad; veremos qué sucede cuando se normalice todo. La idea sigue en pie”, confesó. 
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