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Ayer se llevó a cabo un acto inaugural que volvió a reunir a José Alberto Andersen y Blas Fernández, quienes fueron distinguidos como ciudadanos ilustres. Hubo una importante participación de Veteranos de Guerra y vecinos de Copetonas. Por la tarde, Jorge González presentó su libro “Los héroes de mi pueblo”
Por Alejandro Vis
La inauguración del monumento Héroes de Malvinas, ayer por la mañana en Copetonas, constituyó además un encuentro de integrantes de la última tripulación del crucero ARA General Belgrano, del avión Neptune 2-P-111 y del buque remolcador ARA Gurruchaga, junto a otros ex combatientes.
Luego del ataque inglés producido en la tarde del 2 de mayo de 1982, Blas Fernández se encontraba en una de las balsas con náufragos del crucero ARA General Belgrano. Los sobrevivientes fueron hallados el día siguiente por la tripulación del mencionado avión, que la integraba -entre otros- José Alberto Andersen. Amigos de la infancia de Copetonas, desconocían el lugar que ocupaba el otro en circunstancias absolutamente difíciles y duras.
El acto contó con la participación del intendente Pablo Garate; el delegado de la localidad, Sergio Baldini; otros delegados del distrito y de Oriente, partido de Coronel Dorrego; concejales; Veteranos de Guerra de la última tripulación del crucero ARA General Belgrano; del avión Neptune 2-P-111; de Monte Hermoso; del buque ARA Gurruchaga; personal civil y militar del Museo de Aviación Naval; representantes de la base naval Comandante Espora de la Fuerza Armada Argentina, de Puerto Belgrano.
Intervino Jorge González, quien ayer por la tarde en el Instituto Secundario Almafuerte presentó el libro “Los héroes de mi pueblo”.
Hubo una amplia y valiosa presencia de instituciones de Copetonas. Concurrieron numerosas delegaciones escolares, con sus abanderados.
Tras el izamiento de la bandera nacional, el monumento fue inaugurado por el intendente Pablo Garate, José Alberto Andersen, Blas Fernández y el delegado Sergio Baldini. El padre Antonio pronuncio una reflexión, bendijo el monumento y subrayó que “el Señor se ha querido manifestar en estos hermanos nuestros que hoy los tenemos con nosotros, que podamos ser instrumento de su amor, paz y grandeza”. Luego tuvo lugar la colocación de una ofrenda floral y se guardó un minuto de silencio por los caídos en Malvinas.
El primer orador fue Sergio Baldini. “Es un honor y orgullo poder recibir a nuestros Veteranos de Malvinas que han venido de diferentes lugares de la provincia y del país”, expresó.
Por su parte, Jorge González hizo un pedido con énfasis en relación a una balsa del crucero ARA General Belgrano, que donó Blas Fernández a Copetonas. “Tenemos un desafío los copetonenses. Esa balsa necesita un lugar cerrado para que esté todo el año a la vista”, afirmó, sobre lo cual agregó que dialogó con el delegado en relación a esta idea.
Dijo que “esta plazoleta nos llena de orgullo. La memoria es el arma de los argentinos para seguir peleando, no me suena bien cuando se dice ex combatientes porque ellos siguen combatiendo con su presencia. Es hora de que los argentinos demostremos hasta donde somos capaces de mantener ese recuerdo”.
Entre otras apreciaciones, pidió “mantener vivos a los caídos que desde algún lugar celestial nos interpelan y nos exigen no olvidar”.
Acompañamiento
José Alberto Andersen describió las características del monumento. Mostró gratitud con “el director del Museo de Aviación Naval, suboficial Vega, y todo su personal por haber tenido el enorme gesto de donarnos para el pueblo de Copetonas esa pala de hélice”, que el 3 de mayo de 1982 “nos estaba empujando hacia el lugar donde debíamos ir y que no lográbamos encontrar”.
Coincidió con la reflexión del padre Antonio, en el sentido de que “siempre estuve convencido que la mano de un ser superior estuvo ahí, no solo para los náufragos del crucero, sino para los tripulantes del Neptune”.
Manifestó su agradecimiento al intendente Pablo Garate. De similar manera, se dirigió a los últimos tripulantes del crucero Belgrano que “honran el pueblo con su presencia”. Especialmente a Álvaro González lonzieme, vicealmirante retirado sobreviviente del crucero, quien fue “gran compañero de promoción”.
Hizo referencia al “honor que nos ha concedido el almirante Néstor Costa. En el 82 era un teniente de fragata tripulante del buque Gurruchaga, por quien hoy tenemos la suerte y la bendición de Dios de contar con Blas en este pueblo”.
Mencionó a Juan Jose Callisto, “piloto de helicópteros de mi misma especialización aviación naval, náufrago del crucero”.
“Siempre estuve convencido que la mano de un ser superior estuvo ahí, no solo para los náufragos del crucero, sino para los tripulantes del Neptune”
José Alberto Andersen
Habló del entonces cabo primero Juan Carlos Soria, “tripulante del Neptune, vigía de popa, es quien lanzó las bengalas, las marcas sobre las balsas para establecer la posición y levantar el ánimo, la esperanza, de quienes se encontraban en una situación extremadamente difícil». Asimismo, valoró la participación de “mi querido Miguel Noel, ayudante mecánico en esa tripulación”.
Andersen hizo extensiva su gratitud a todo el pueblo de Copetonas y “a las instituciones. Mi querida Escuela 25 y mi querido Instituto Almafuerte. Al señor delegado por habernos escuchado en su momento cuando le trajimos la propuesta”. En el cierre, compartió su felicidad por la presencia de sus hijos, su nieta y otros familiares.
Un deber
Blas Fernández observó que “muchas emociones están pasando por nuestro cuerpo desde ayer (por el jueves) en la Base Naval Puerto Belgrano, a las 16 horas, cuando se cumplieron 42 años desde que fuimos atacados por el submarino Conqueror y quedaron 323 héroes, los verdaderos héroes de nuestra querida República Argentina”.
Dijo que “representa el tránsito a la gloria de quienes quedaron tripulándolo para siempre. Copetonas y Malvinas, el crucero Belgrano y el avión Neptune nos han hermanado para siempre. Por eso hoy, como en el centenario de Copetonas, nuestro querido pueblo nos ha reunido a Cuqui (José Alberto Andersen) y a mí. Recordar y dar testimonio es nuestro deber”.
Puntualizó que “en el glorioso crucero ARA General Belgrano quedaron 323 héroes oficiales, suboficiales, cabos, marineros, conscriptos, entre ellos 2 civiles, los 2 cantineros que se encontraban a bordo, los hermanos santiagueños Avila”. Al respecto, contó que “el comandante cuando llegamos a Ushuaia les propuso que desembarcaran y se negaron a dejar el buque, eran dos tripulantes más, a ellos nuestro recuerdo”.
En el cierre de su mensaje, exclamó que “algún día en nuestra memoria, los 1093 tripulantes estaremos haciendo la guardia de honor con todos ellos a más de 4000 metros de profundidad”.
Memoria activa
El intendente Pablo Garate destacó que “el 2 de abril, cuando tuvimos el acto central en Tres Arroyos, reflexionábamos sobre el futuro, los chicos y jóvenes, los que de alguna manera tienen que mantener la memoria activa de nuestro reclamo por siempre de Malvinas”.
En su análisis, valoró que “todo lo que han estudiado de Malvinas está acá, son vecinos de ustedes, gente que es la memoria en carne y hueso”.
Consideró que “no solo el 2 de abril tenemos que hablar de Malvinas, es una reivindicación de nuestro país que tiene que ser construida y reclamada todo el tiempo, también vivida. Y se vive en la experiencia de quienes son nuestros héroes”.
Se mostró de acuerdo con la solicitud de Jorge González de generar un lugar cubierto, para dejar la balsa del crucero en exhibición permanente.
El encuentro finalizó con la Marcha de las Malvinas, poco después del mediodía, con un sol agradable que ayudó mucho a olvidarse del frío.
La tarea clave del buque Gurruchaga
Su función era de remolcador. Tuvo una intervención muy valiosa en el rescate de sobrevivientes del crucero ARA General Belgrano
Durante el acto realizado en Copetonas, la Escuela 25 y el Instituto Secundario Almafuerte recibieron presentes de manos de José Alberto Andersen y Blas Fernández.
Los reconocimientos tuvieron continuidad, con un obsequio muy importante de Blas Fernández. “Como verán, tengo un pedazo de madera. Es madera teca de la India, perteneció a la cubierta principal del glorioso crucero ARA General Belgrano. Acá se encuentran grabadas a fuego las pisadas de todos los tripulantes que alguna vez pasaron por nuestro glorioso crucero, más aún por la última tripulación”, afirmó.
Hizo entrega de estas maderas de la cubierta principal al almirante Néstor Costa, del buque Gurruchaga; a Juan Carlos Soria y Miguel Noel, tripulantes del avión Neptune 2-P-111; y a José Alberto Andersen.
El rescate
Costa, “en nombre de la tripulación” del Aviso ARA Gurruchaga, dijo que “lo que pude observar en el medio de una guerra es algo que nos debería caracterizar en el futuro, siempre en la comunidad en donde vivimos. Que fue la solidaridad, la camaradería y el espíritu de cuerpo, la dedicación absoluta de todos los tripulantes para tratar de alguna forma de confortar a nuestros camaradas que estaban en el agua”.
Puso de manifiesto que “sin el heroísmo de la tripulación del Neptune, no hubiéramos podido rescatar 19 balsas durante más de 24 horas, muy intensas. Estábamos en un buque pequeño que estaba asignado a otras tareas, vinculadas al combustible y munición”.
En su descripción de este procedimiento, sostuvo que “muchos náufragos del crucero General Belgrano, en particular el personal de sanidad, ni bien pudo recuperarse se abocó a ayudar a curar a los 24 o 25 hombres quemados que teníamos a bordo”. Los sobrevivientes del crucero “estaban congelados, empetrolados. Dieron todo el Neptune y el Belgrano”.
En tanto, José Alberto Andersen dijo que “en la placa que está detrás de la pala, en el monumento, están resumidas sin detalles las 24 horas que transcurrieron desde que el crucero fue atacado hasta que el primer buque llegó a la primera balsa y comenzó a rescatarla”.
Le otorgó relevancia a que “770 hombres con vida regresaron al continente. Costa tripulaba un remolcador de capacidad de 50 tripulantes y rescató 365 sobrevivientes. Me contaba que se quedó sin ropa, entregó toda su ropa como lo hizo el resto de la tripulación, los rescatados la única manera que tenían de recuperar fuerzas era con el abrigo y con la entrega de calor”.
Por tal motivo, explicó que “tripulantes del Aviso ARA Gurruchaga se acostaron desnudos rodeando a otro tripulante del crucero, para darles el calor inicial que necesitaban para sobrevivir. Esa era la situación”.
