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Tres Arroyos, SÁBADO 27.04.2024
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Las tías, las señoritas Beldarrain

Manuela, Martina y Sofía Beldarrain montaron tres salones de clase en su casa de la calle Sarmiento 582. Varias generaciones de tresarroyenses, alumnos y familiares, se educaron con ellas. La dulce, la severa, los dictados y las tablas, los que iban a reforzar conocimientos, los que no conocían nada. La historia que las pinta


Por Valentina Pereyra


La familia Beldarrain habitó la casa construida por Luis Chino en Sarmiento 582. La puerta de hierro verde da paso a un zaguán que termina en tres escalones de mármol. 
Frente a ellos, dos hojas de madera vestidas con vidrios biselados en los que se dibuja un moño, cintas y otros adornos típicos de la época. A la altura del 582, el portón, antes de tres hojas, ahora remodelado. Ese garaje donde daban clase Martina y Manuela Beldarrain termina en una puerta que conduce hacia el pasillo convertido en jardín de invierno. Allí hubo una parra, el lugar predilecto de las señoritas para mandar a sus alumnos a estudiar las tablas. A un lado de esta galería, la escalera que conduce al altillo en el que Sofía atendía la educación de los chicos que cursaban tercero y cuarto grado.
Era un tiempo en el que importaba que los chicos se educaran. 

Las dos hojas de madera vestidas con vidrios biselados aún se conservan en lo que fue la casa de “las tías” Beldarrain (Marianela Hut)

Era un tiempo para adquirir las herramientas necesarias para el trabajo o para el estudio. En la escuela o en la casa de las señoritas Beldarrain, lo importante era conocer, saber y estudiar. 
Cuando era chica mi padre mencionaba a Manuela porque había sido su directora en la Escuela N°29. Recuerdo que hablaba de la buena educación asociada a las “hermanas Beldarrain”. La referencia a su severidad nunca fue en tono crítico, todo lo contrario. La capacidad para educar, trasmitir, contener e incluir, las definía. 
Recuperar relatos pasados siempre es un aprendizaje. 
Las entrevistas realizadas a Alicia Hoffmann y a Juan Pedro Suárez motivaron a familiares y ex alumnos de las señoritas Beldarrain a recuperar las experiencias propias, las que enriquecieron sus vidas y dieron sentido a la palabra educación. 
En Tres Arroyos, varias generaciones asistieron a la casa de las maestras Beldarrain para tomar clases privadas. Algunos alumnos que concurrían a la escuela primaria hacían con ellas las clases de apoyo a contra turno, pero la mayoría de los que fueron en las décadas del ´50 y ´60 cursaron en el domicilio de “las señoritas” y luego rendían exámenes libres que validaban sus conocimientos. 
Este es un homenaje de la generación que se educó y aprendió con las hermanas Beldarrain. 
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