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Ayer, el reconocido odontólogo Dardo Bianchi falleció en la localidad de Durango, España, a la edad de 72 años, después de batallar durante casi un mes contra el coronavirus. Reconocido como gran profesional, Bianchi fue, sobre todo, “un caballero”, tal como lo definían los suyos.
Hijo de Dardo Bianchi y Olga Correa, Dardo fue el mayor de tres hermanos: luego de él nacieron Olga y Marita.
Estudió odontología, como su padre, en la ciudad de Rosario y una vez recibido decidió regresar a la ciudad. Aquí contrajo matrimonio con Virginia Malaccorto y tuvieron tres hijas: Lucrecia, abogada, Gloria, también odontóloga -incluso trabajaban juntos en España- y María, que estudia Administración de Empresas.
Estudió odontología, como su padre, en la ciudad de Rosario y una vez recibido decidió regresar a la ciudad. Aquí contrajo matrimonio con Virginia Malaccorto y tuvieron tres hijas: Lucrecia, abogada, Gloria, también odontóloga -incluso trabajaban juntos en España- y María, que estudia Administración de Empresas.
La familia vivió un tiempo en Tres Arroyos pero en 1989 decidieron emigrar al Viejo Continente, primero a Eibar y después a Durango, en el país vasco –cerca de Bilbao- donde se estableció.
En esa ciudad Bianchi instaló una clínica odontológica con la cual le fue muy bien y en donde compartió horas de trabajo con su hija.
Y si bien sus últimos 30 años transcurrieron en España, su amor por la ciudad y los suyos hacían que cada verano regrese a su ciudad y a Claromecó. En cada vuelta, Dardo disfrutaba de sus amigos y despuntaba su pasión: el golf, deporte que practicó hasta sus últimos días.
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