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Se va por la puerta grande

Oscar Gargaglione, conocido por todos como Pucho, siente mucho afecto por el diario. Le llegó el tiempo de la jubilación, luego de 40 años de actividad. Condujo el área de Armado desde 1986. Es cultor de la amistad, simple en el trato y valora que «hay buen compañerismo y mucha libertad»

«No te das cuenta las horas que trabajás, será porque uno lo hace con gusto»

Dos tercios de la vida de Oscar Gargaglione están asociados a LA VOZ DEL PUEBLO. Conocido como Pucho, desde 1986 condujo el área de Armado, donde se realizan los avisos publicitarios y se colocan en las páginas los artículos y fotografías obtenidos por el equipo periodístico. Accedió a la jubilación luego de 40 años de actividad laboral y de muchas experiencias en distintas etapas del diario. 
Es un artesano de la gráfica, prolijo y detallista. De bajo perfil, simple en el trato y con una valoración especial de la amistad y el compañerismo. «Esta vez vine de visita», dice sonriendo minutos antes de relatar algunas de sus vivencias desde su ingreso a los 20 años de edad.

En 1977 
Eduardo Jatib, un trabajador gráfico que integraba el personal de LA VOZ DEL PUEBLO y era conocido de su familia, fue el nexo que le permitió iniciarse en esta tarea. «Empecé en octubre de 1977, cuando el diario recién había cumplido 75 años, es decir hace 40 años», indica. 
En los inicios, utilizó «el sistema en caliente en plomo como gráfico en la Ludlow o Titulera, como se llamaba la máquina que hacía todos los títulos del diario a mano, letra por letra, y después se fundía en plomo. También hacíamos los avisos de las tipografías más destacadas».
Recuerda que «eramos muchos empleados gráficos, porque se trataba de un trabajo muy artesanal y llevaba gran cantidad de mano de obra». Entre las imágenes que surgen al rememorar aquellos tiempos, puntualiza que «teníamos media hora de descanso, se tomaba mate y se jugaba a las damas y al ajedrez». 
Uno de los grandes cambios fue la incorporación de la actual rotativa, que se empezó a utilizar el 1° de diciembre de 1978. En este contexto, menciona que «vino el sistema Offset y ahí trabajé en fotomecánica. Se hacía una película de las páginas y de las fotos aparte; luego se montaban en una mesa de vidrio». 
El paso siguiente fue la incorporación a la sección de Armado, donde «se armaba el diario pegando papeles sobre un astralón -plancha de plástico transparente-. Posteriormente empezamos a armar en computadoras hasta el día de hoy». En este sentido, comenta que «se ha simplificado todo el proceso, con mucha menos gente. En 1986 me nombraron jefe del área y me acabo de jubilar en este puesto». 

Diseño y color 
Oscar Gargaglione estuvo dos veces a cargo de la rediagramación del diario. «La primera vez, con un curso que hizo ADEPA en Buenos Aires, fuimos con Oscar Rossi. La segunda con Juan Berretta, quien si bien es periodista le gusta mucho también la gráfica; con él armamos mucho tiempo el Suplemento Campo y una publicación mensual, con el estilo de revista, que se llamaba Foco», indica.
El color fue incorporado en las ediciones de La Voz del Pueblo en abril de 2007. Debido a esta innovación, «fuimos con Flavio Wolfram, quien era maquinista, a aprender al diario El Territorio, de Posadas». 
Dentro de la evolución en la tecnología, le otorga importancia a la copiadora de planchas con sistema CTP (por su nombre en inglés, Computer to Plate), que La Voz del Pueblo puso en funcionamiento en febrero de 2015 para mejorar la impresión.
 
«Es increíble» 
En sus palabras, se detiene al hacer referencia a la relación entre el personal y destaca: «Quiero contar que hay buen compañerismo en todas las secciones, mucha libertad para trabajar. Es que el diario es un ambiente muy especial, todas estas cosas te hacen quererlo, no te das cuenta las horas que trabajás, será porque uno lo hace con gusto».
Considera que «es increíble que ya pasaron 40 años. Uno no lo puede creer y parece que empezó a trabajar hace mucho menos tiempo». Rememora, en el cierre de sus reflexiones, que «cuando recién entré y te decían que tenían otros empleados que estaban hace 20 años te parecía una eternidad».  
Feliz y agradecido 
Pucho se refiere en su relato a personas que integran la sección y a otros compañeros de LA VOZ DEL PUEBLO, actuales y de otros períodos. 
«Quiero saludar a los compañeros de la sección, Angel, Juan, Marcelo, Eduardo y Diego y a dos amigos diseñadores gráficos que ya no trabajan en la empresa, Celina y Alfredo. También a los maquinistas Daniel, Carlitos y Martín. Y a Alejandro, secretario de redacción, y Marcela», señala. 
También subraya que «no me quiero olvidar de un amigo y compañero, con quien empezamos juntos y que ya partió, el Colorado Pili. Otra gran persona que cuando me inicié en el diario me ayudó mucho fue Carlitos Di Doménico. Al fotógrafo, que fue mi gran amigo y gran persona, Raúl Alberto, y también a un técnico y buena persona, siempre alegre y de buena onda, Fredy Wolfram». 
Expresa su gratitud a su familia, «mi señora la Colo y mis hijas, Sofía y Camila, por el aguante de siempre llegar tarde a las fiestas o espectáculos». 
Con satisfacción, dice que «quiero agradecer al diario todo lo que me ha dado, varios amigos, la verdad que estoy muy feliz de haber tenido este trabajo. Si volvería a nacer lo haría otra vez». 
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